“Yunes Linares debe comenzar el trabajo de transición y ponerse a gobernar” Miguel Angel Osorio Chong
Lo conocimos en el mes de marzo del 2004, en el helipuerto de El Lencero. Yo estaba con el contador y politólogo Gonzalo Morgado Huesca esperando la llegada de Fidel Herrera Beltrán, candidato del PRI al Gobierno del Estado, quien iniciaría campaña en busca del voto popular y estaba reclutando a las personas de su confianza.
Mira, Manuel, me dijo Gonzalo, ese que está ahí en la banqueta se llama Javier Duarte y es uno de los de más confianza de El Tío, ya me dijo que te quiere conocer; si aceptas, lo llamo y de una vez te lo presento. Yo acepté y le comenté a Morgado: no, vamos para allá y ahí me lo presentas. ¡Javier, Javier! Le gritó Gonzalo, Javier volteó hacia nosotros y fuimos al encuentro.
Mira, Javier, él es Manuel Rosete, el periodista: “Señor cuanto gusto conocerlo, yo lo leo todos los días, me gusta su columna, mucho gusto”, y me estiró la mano.
Tras el saludo me comentó: “vamos a estar en contacto, ya me vine del DF, de la oficina del Senador, voy a chambear en la campaña”
-¿Y cómo es que comenzaste a leer la columna que publico?
-Bueno, es que yo era el encargado de la síntesis periodística del Senador y entonces por obligación tenía que leer y recortar su columna.
Era un joven de unos 36 años, gordito, bonachón, dicharachero, con un timbre de voz delgado parecido al de los castrati, muy dado a hacer chistes de todo.
Se fue al PRI, o más bien lo puso ahí en la Secretaría de Finanzas del CDE y Javier comenzó a manejar dinero. Supe que Fidel le pagaba unos cuatro mil pesos mensuales como recortero y que en ocasiones ni eso le daba; lo supe por El Negro Cruz, quien nos platicó que él los rescataba de vez en cuando (a la cuarteta de jóvenes que tenía Fidel en el Senado) y les mataba el hambre invitándolos a comer, que incluso llegó a comprarles ropita para que anduvieran más presentables: la pura miseria respiraban esos cuatro fantásticos. Es en la Secretaría de Finanzas del CDE del PRI donde tiene su primer contacto con el dinero, con cantidades que pasan por sus manos y que jamás imaginó que existían.
Javier y sus compañeros de infortunio, hasta antes de venir con Fidel a gobernar Veracruz, estaban en la vil chiña; Salvador Manzur Díaz, Javier Duarte de Ochoa, Alberto Silva Ramos y Jorge Carvallo Delfín eran los chamacos a los que Fidel manejaba para lo que se le ocurriera al Senador, recortar los periódicos (como Javier), llevar oficios, hacer mandados de toda índole, cargarle el portafolios al jefe; en fin, una chamba muy pedestre que los mantenía en la miseria.
No volví a ver a Duarte hasta que Fidel Herrera forma su gabinete y lo coloca como Subsecretario de Finanzas, con Rafael Murillo Pérez ‘La Flecha’ como titular, quien era más bien un títere de Fidel; en efecto, todas las cosas del manejo de los dineros las hacia a través de su joven de confianza, sí, de Javier Duarte, por eso Murillo renunció a los tres años al cargo y se fue a su casa, no tenía necesidad de andar decorando la Sefiplan con su presencia en ese edificio si el bueno era otro, es más, hacía el ridículo en ese lugar.
Es entonces cuando entra al relevo Javier Duarte de Ochoa, aunque para esto Fidel había hecho una alianza o complicidad con un empleado de Sefiplan de mucha eficacia, con Carlos Aguirre, a quien lo había designado El Tío como Tesorero y con él directamente arreglaba todo en términos de necesidades de lana. Carlos Aguirre se sacó la lotería, el mismísimo Gobernador le dejó manos libres para meterlas al cajón; al poco tiempo se divorció, se puso de novio con una bella jovencita, empezó a adquirir propiedades y venga la abundancia, Carlitos, que se crió en un molino de nixtamal que su esforzada madre atendía, ahora era un nuevo rico.
Y como Fidel vio que Javier Duarte era un joven disciplinado, esforzado, que aunque no entendía mucho del manejo de las finanzas públicas hacía todo lo que le ordenaba, decidió hacerlo Gobernador del Estado, heredarle el cargo para seguir gobernando a través de su más leal o fiel empleado.
Pero Duarte tenía que cumplir con el requisito de haber sido electo en las urnas cuando menos una vez, como lo establecen los estatutos del partido (PRI) y que lo lanza Fidel como candidato a la diputación federal por el distrito de Córdoba, misión en la cual el genio Fidel puso todo su empeño y capital, aunque era dinero de todos los veracruzanos o del estado y no de su bolsa, y lo hizo ganar ante un Carlos Hermosillo –sí, el futbolista de Cerro Azul– , que mandó el PAN, y quien solo fue a conocer las cafeterías y restaurantes de La Ciudad de los 30 Caballeros, centaveado para que dejara pasar a Javier con toda libertad.
No recuerdo cuántos meses estuvo en el Congreso Federal Javier, pero no fueron más de seis, tuvo que dejar la curul para venir como candidato del PRI al Gobierno del Estado tal como lo planeó Fidel, y ahí se enfrentó por vez primera a Miguel Ángel Yunes Linares, quien con todo el apoyo federal de Felipe Calderón que, en aquel tiempo, era el Presidente de México, le ganó la elección a Fidel.
Apenas asumió el cargo Javier Duarte y comenzó el desastre.
Improvisó un gabinete de amigos, familiares, cuates y socios, que ni idea tenían sobre lo que representaba gobernar. Y cada uno de esos socios colocó en las áreas administrativas a otro cuate que lo ayudara en la tarea, no de administrar los recursos públicos, no, a la de sustraer la lana del erario y desviarla a cuentas personales.
Para asegurar su futuro, Javier Duarte compró impunidad, aportó dos mil 500 millones de pesos a la campaña de Enrique Peña Nieto, y aunque no ganó en Veracruz el del copetito, se fue al tercer lugar, Duarte había cumplido con Peña, le había financiado la campaña, es por eso que el presidente priista lo comenzó a presentar como “el rostro de la nueva clase política del PRI y de México”… A los cuernos de la luna.
Que qué cosas hizo mal Duarte en su gobierno que ni a Fidel le parecieron, no sabemos, a lo mejor la soberbia lo llevó a enfrentarse hasta con el presidente Peña, no le perdonan que toda su familia (los Duarte) y la de su esposa (los Macías) acumularon inmensas fortunas al amparo del poder, puede ser.
El asunto es que de aquel humilde recortero de periódicos al servicio del entonces Senador Fidel Herrera Beltrán, hoy tenemos a todo un magnate, miembro de la más importante banda delincuencial del país, del Cartel de Los Pinos, sorteando solo el destino, peleando con las veinte uñas para que nunca llegue Miguel Ángel Yunes Linares, quien ganó limpiamente la pasada elección, a tomar posesión porque hasta ahí habrá llegado este multimillonario paisano quien se burla de la miseria de sus paisanos afirmando que él solo tiene una modesta casita que le heredó su señor padre.
Que la PGR nos aclare todo este margallate.
Ya hay orden de aprehensión en contra del multimencionado Javier Duarte de Ochoa por los delitos de delincuencia organizada y hacer negocios con dinero de procedencia inexplicable, pero resulta que el señor ya se fugó, salió por piernas, se fue.
Pero si las autoridades federales lo tratan de proteger argumentando que no lo encuentran, que no dan con su paradero. El primero de diciembre el gobernador electo Miguel Angel Yunes Linares, entre los anuncios espectaculares que hará hay que incluir el refugio donde se encuentra el ladrón y los nombres de los funcionarios federales que lo han estado protegiendo, de eso no cabe duda.
Reflexión
La periodista Irma Chesti Viveros, es a partir de hoy la Coordinadora General de Comunicación Social del Gobierno del Estado (la cuarta titular), quien se encargará de bajar la cortina sexenal en el área de comunicación social. Flavino Ríos Alvarado, Gobernador de Veracruz, en un acto de justicia la designó reconociendo así los méritos de esta joven comunicadora que lamentablemente solo estará al frente de esa dependencia 40 días. Alberto Silva Ramos, se reincorpora al Congreso Federal a seguir ocupando su curul y a esperar a ver que dice la PGR en torno a su caso. Escríbanos a mrossete@nullyahoo.com.mx formatosiete@nullgmail.com www.formato7.com/columnistas