A mediados del año pasado, entre julio y agosto, la casa encuestadora Parametría presentó una fotografía instantánea de los niveles de aceptación y conocimiento que tienen aquellos que podrían competir por la Presidencia en el 2018.
Al cuestionar a los encuestados sobre si conocía a algunos de los incluidos en esa lista, Andrés Manuel López Obrador (por obvias razones, pues ha realizado ya dos campañas por ese cargo) se colocó en la punta, con un 96 por ciento. Tras él, a mucha distancia, aparecen Miguel Ángel Mancera (68%) y Marcelo Ebrard (67%).
En la cuarta posición se ubicaba el priista Miguel Ángel Osorio (60%) y tras él Margarita Zavala (51%) y Eruviel Ávila (47%).
Las cifras en el renglón de conocimiento no deben sorprendernos. Se trata de personajes que han encabezado gobiernos con la mayor exposición mediática, como la ciudad de México y el estado de México.
Las cosas cambian, sin embargo, cuando se cuestiona a los encuestados sobre su opinión de cada personaje.
En esa medición, el año pasado aparecía en primer lugar Jaime Rodríguez Calderón, alias «El Bronco» actual gobernador de Nuevo León con un total de 36%, en lo que se llama «opinión efectiva» que consiste en obtener la diferencia de opinión positiva menos opinión negativa.
Miguel Mancera ocupó la segunda posición (26%) y Margarita Zavala la tercera (25%) empatada con Eruviel Ávila.
Lo sorprendente de esta nueva medición es que Andrés Manuel López Obrador se cayó hasta la posición número 11, con apenas 15 por ciento.
Una figura que fue incluida en este sondeo, pero que ocupó posiciones muy discretas, fue el hoy secretario de Hacienda, José Antonio Meade, quien estuvo penúltimo en conocimiento, con el 12% y en la posición 15 en la opinión de los encuestados, con apenas el 5 por ciento.
La encuesta fue realizada hace más de un año, en vivienda, con representatividad nacional. Fueron aplicadas mil 600 encuestas, con un nivel de confianza estadística del 95 %, un margen de error de más-menos 2.4 % y una tasa de rechazo del 48 %.
Hoy José Antonio Meade es, nuevamente, el responsable de la política económica del país, y un fuerte aspirante a la candidatura priista a la Presidencia en el 2018. Es alguien cercano al Presidente Enrique Peña Nieto y tiene, además, el respaldo del hoy «asesor sin cartera» del Gobierno de México, Luis Videgaray.
Es común que los analistas pongan por encima de cualquier aspirante priista al actual secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio pues está ubicado muy arriba de cualquier otro en los niveles de conocimiento y de opinión. Sin embargo tiene un problema: No es el candidato del Presidente.
En el tema de la lógica electoral, no es determinante que un candidato aparezca muy abajo o muy arriba en las encuestas. Ejemplos hay muchos, pero baste mencionar al actual Gobernador de Veracruz, Javier Duarte, quien nunca estuvo arriba de su más fuerte contrincante, Miguel Ángel Yunes Linares… y sin embargo lo venció.
José Antonio Meade tiene una baja valoración porque muy pocos lo ven como el candidato priista a la Presidencia, pero una vez que esa apuesta se confirmara, seguramente sus números subirían en forma automática.
José Antonio Meade tiene factores que le favorecen ampliamente sobre sus eventuales contrincantes: Tiene una trayectoria intachable, sin un solo escándalo; ha trabajado en la administración federal tanto con Presidentes panistas como priistas. Es reconocido, a nivel académico, como una de las mentes más brillantes de su generación, a la par del propio Luis Videgaray, y mantiene excelentes relaciones con el sector empresarial, con la Iglesia y con las organizaciones que velan por la atención a grupos vulnerables.
No hay que perderlo de vista.
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