En el actual periodo de sesiones del Congreso federal podría renacer el Instituto Mexicano del Café, luego de 27 años de desaparecido. Durante este periodo de casi tres décadas, la producción de café ha encontrado serias dificultades incluso para su sobrevivencia en vastas regiones del país, entre ellas, las de Veracruz.

Ante la ausencia de políticas públicas que permitieran su mejora, de apoyos para su producción y comercialización y para la defensa de un cultivo que es impulsado sobre todo en comunidades rurales (principalmente indígenas), la producción del grano ha caído ominosamente, tanto en cantidad como en calidad.

El presidente de la Comisión Especial del Café de la Cámara de Diputados, Julián Nazar Morales, adelanta que la iniciativa para su creación será presentada en el actual periodo ordinario de sesiones con el fin de darle rango constitucional y garantizar que dicha rama productiva cuente con el apoyo federal.

Para ello, tanto productores como autoridades, legisladores y comercializadores afinan el nuevo modelo en los foros regionales que culminarán esta semana, y se espera que el nuevo Inmecafé pueda atender la renovación, asistencia técnica, sanidad y comercialización, pues los productores requieren mayores herramientas y certidumbre comercial.

Hasta hace unas décadas los estados productores, en orden de importancia  por volumen, eran Veracruz, Chiapas, Puebla, Oaxaca, Guerrero, Hidalgo, Nayarit, San Luis Potosí, Jalisco, Tabasco, Colima y Querétaro. De hecho, en Veracruz, Chiapas y Puebla se generaba el 71 por ciento de la producción nacional.

Creado en 1958 y desaparecido en 1989, el Inmecafé fue muy importante para la caficultura nacional, aunque su predominio en el tema de la comercialización generó diversas distorsiones y conflictos. De hecho, Xalapa se convirtió, a raíz del terremoto de 1985 que arrasó a la Ciudad de México, en la sede nacional de este instituto, y su desaparición dejó en la orfandad no solo a miles de productores sino también a directivos, técnicos, extensionistas e investigadores que trabajaban con uno de los principales productos agrícolas de exportación.

En el caso de Veracruz, la situación de la producción de café está conociendo su peor crisis. El primer cultivo en forma del aromático, según registros, ocurrió en la Hacienda La Guadalupe, en Córdoba, a fines del siglo XVIII. En la entidad, encontró el clima propicio en la zona de Córdoba y Huatusco, la Sierra de  Zongolica, una amplia región con centro en Xalapa, con una importante expansión a Coatepec, Xico y Teocelo, además de la Sierra Centro de Veracruz, en torno a Atzalan, con extensión a Tlapacoyan , aunque con una producción de menor calidad por su altitud respecto al nivel del mar.

Desaparecido prácticamente del municipio de Xalapa, la mayor producción se mantuvo en la región de Coatepec y en la zona centro del estado. Hoy, sin embargo, la expansión de las empresas inmobiliarias, los bajos incentivos para su producción y la proliferación de plagas, como la roya, han puesto en crisis la caficultura en la región de Coatepec que, primero sustituidos por cañaverales y ahora por unidades habitacionales urbanas, ha visto desaparecer cientos de hectáreas de fincas cafetaleras en que se producía uno de los mejores cafés mexicanos.

EL RECREO

Parece que, en el tema de la paridad de género, a los partidos políticos en Veracruz no les valdrá la simulación a partir de los comicios municipales de 2017, pues no podrán cumplir con su cuota de 50 % de mujeres candidatas otorgándoles distritos o municipios en que ni esperanza tienen de ganar. Para la Consejera Electoral Eva Barrientos Zepeda se logrará favorecer a las mujeres.

La producción de café en México cayó 70 por ciento

En los últimos años, la producción de café en México ha registrado una caída descomunal del 70 por ciento. Enrique Peña Nieto dijo en su IV Informe de Gobierno que con la creación del nuevo instituto se busca sentar las bases para que en los próximos 10 años la caficultura mejore sustantivamente.

La meta es renovar cada año 60 mil hectáreas de cafetales y producir 200 millones de plantas certificadas, establecer viveros comunitarios certificados, facilitar paquetes tecnológicos a la medida de cada productor y dar asistencia técnica especializada a los productores de Chiapas, Colima, Guerrero, Hidalgo Jalisco, Nayarit, Oaxaca, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Veracruz, Tabasco y Estado de México.

En los foros buscan definir la operatividad del nuevo instituto y una plataforma para, según Nazar Morales, “conocer en el momento el número de productores, la superficie, el volumen productivo, es decir, tener un análisis estadístico al instante”. Según señaló, la exigencia es que se termine con la opacidad en la entrega de recursos, que estos sean aplicados y que la investigación sea continua.

No solo piensan crear el ente sino que tienen claro cuánto se requerirá para mantenerlo. Por el momento se busca un consenso en la Cámara de Diputados, ya que la Asociación Mexicana de la Cadena Productiva del Café (Amecafé) y el sistema producto para el grano piensan en un presupuesto de 3 mil 155 millones de pesos, una media entre la propuesta de la Sagarpa (3 mmdp) y la Asociación Nacional de Organizaciones Agropecuarias y Cafetaleras, Anaprocafé (5 mmdp).

Para tener una idea de la crisis en la producción de café, conviene repasar un reporte dado por la periodista Matilde Pérez, del periódico La Jornada, quien en marzo pasado informó que más de 200 mil caficultores abandonaron sus tierras y pasaron de la pobreza a la extrema pobreza, abatidos por la roya del café y el nulo respaldo de la Sagarpa para retomar su actividad.

En la misma nota se señala que agrupaciones de caficultores estimaron que la cosecha del ciclo 2015-2016 sería de apenas 2.3 millones de sacos, “debacle sin precedente en la historia de la caficultura nacional, que deja pérdidas superiores a 6 mil 900 millones de pesos”.

Según Javier Galván, de la Anaprocafé, de 900 millones de dólares que hasta hace dos años se obtuvieron por exportaciones, este año sólo se lograrán 300 millones de dólares, “pues la producción en Chiapas y Oaxaca cayó 60 por ciento, en Guerrero está perdida y en algunas regiones de Veracruz y Puebla la producción no llega ni a 15 por ciento”.

En Veracruz, pese a los llamados hechos por los productores de café a su gobierno para que les apoyara a través de la Sedarpa, no hubo una sola inversión en su auxilio, desde que se empezaron a resentir los primeros efectos de la roya del café, una plaga que, a nivel nacional, ha provocado una caída del 50 por ciento en la producción pero que en Veracruz es superior al 80 por ciento.

Y al paso que vamos, si no hay inversión federal directa, a través de la operación del nuevo Inmecafé, difícilmente el gobierno estatal tendrá recursos para respaldar un ramo productivo que hizo famoso al estado y que incluso cinceló la denominación de origen Café Veracruz. Javier Duarte dejará las arcas no solo vacías sino con una deuda casi inmanejable.

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