Hoy el estado de Veracruz está atrapado entre una corriente política irresponsable y corrupta que no termina de irse, y otra autoritaria y demagoga que hace todo por llegar antes de su tiempo. Es un capítulo más de esta tragicomedia jarocha que nos ha puesto al borde del abismo en seguridad y finanzas públicas.
Veracruz se parece cada vez más a la película del infierno –los Benny, los Cochilocos y los José Reyes abundan cual pokemones de norte a sur en la afligida patria chica -, y cada vez menos a la provincia trabajadora y pacífica en la que vivíamos hace escasas dos décadas.
El desorden financiero y la corrupción denunciada por todo y por todos, ha ocultado el dolor inimaginable de cientos de familias que han sido enlutadas por la ausencia de un familiar a causa de la violencia. Lo que está emergiendo de las colinas de Santa Fe no es más que el Veracruz profundo, violento e impune, el de la delincuencia organizada, que amenaza con alcanzarnos a todos, ante la mirada indiferente de la autoridad en todos sus niveles.
En estos trágicos días lo mismo muere un abogado de Coatzacoalcos como consecuencia de su secuestro, un albañil recibir un disparo en el corazón, allá en Papantla, o suscitarse un episodio de terror inimaginable en Alto Lucero donde las personas son sacadas de sus hogares para ser asesinadas. Todos a plena luz del día. El estado de descomposición es tal, que no logramos imaginarlo.
Pero muchos todavía creen que los problemas tienen su origen en la corrupción de la clase política y la depredación de las finanzas públicas.
Si el problema es el dinero y la corrupción, entonces estamos fritos. Apenas la semana pasada, la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados –la que propone el dictamen de Proyecto de Presupuesto, pues- anunció, por tercer año consecutivo, un recorte al gasto público entre 200 y 300 mil millones de pesos, lo que pondrá en jaque a muchos de los programas estratégicos del gobierno federal, así como a las empobrecidas finanzas de los gobiernos estatales. No habrá rescates ni económicos ni políticos.
Por eso no extraña la declaración que hizo el senador Pepe Yunes –vale decir que preside la Comisión de Hacienda de la Cámara de Senadores- en entrevista con el portal AlCalorPolítico, en la que asegura que será muy difícil que la Federación disponga de recurso especiales para apoyar a Veracruz.
Algo debe saber, si consideramos que el Paquete Económico 2017 llegará al Congreso este jueves 8 de septiembre para su análisis. En él se incluye el mencionado recorte, lo que hace suponer a nuestro representante en el Senado que la prioridad del Presidente Peña es detener la tendencia en la caída del déficit nacional… y no andar rescatando estados empobrecidos por la corrupción (esto último es mío).
Por eso es que las conferencias de prensa del gobernador electo suenan cada vez más a un embuste. En estos tres meses de larga espera, se ha equivocado reiteradamente en al menos tres temas fundamentales.
Involucró a la Universidad Veracruzana en la realización de los foros para la elaboración del Plan Veracruzano de Desarrollo a sabiendas de que muchas de las propuestas no se van a poder cumplir o atender. Decir a los veracruzanos que ya sabe lo que tiene qué hacer pero que no tiene los medios para lograrlo no es más que demagogia. A un enfermo de cáncer de poco le sirve que el médico le diga que la quimioterapia le puede salvar la vida, si no tiene modo de costearla.
Ha dicho que los diputados federales harán un frente común –a lo que se han sumado hasta los tricolores que buscan la salvación generacional y la penitencia política-, para buscar recursos adicionales para Veracruz en el Presupuesto 2017. Si las cosas están como dicen en el Congreso, de que chillen en el gobierno federal, mejor que chillen en la aldea.
Y tercero, se niega a abandonar su discurso y estrategia de campaña. Los veracruzanos ya saben lo mal que estamos, quien es el responsable y los días difíciles que están por venir. Lo que no han escuchado es lo que el gobernador electo propone para resolver algunas de estas cosas –que no sea meter al bote a Duarte-, tal vez porque aún no lo sabe.
Escuchar lugares comunes como que Ciudad Mendoza parece Bagdad (válgame Dios, que alguien le explique), que pedirá a Peña Nieto que se haga cargo de Veracruz en la seguridad y en lo financiero –quien dicho sea de paso no tiene ni debe tener injerencia que haga volver a un presidencialismo autoritario-, o que el abominable número de desaparecidos en el estado merece la calificación de delito de lesa humanidad (por Dios, que le vuelvan a explicar), no habla más que de su necesidad de mantenerse en los medios utilizando una perversa e intencionada ignorancia.
La del estribo…
Si son todos los que dicen, bastaría con levantar la barda del The Woodlands Creekside Park unos dos metritos más para que se declare como reclusorio y así nos evitamos de problemas.