Si alguien es responsable de echar a perder el día del Presidente es precisamente a Andrés Manuel López Obrador. Todavía durante el sexenio de Vicente Fox, el panista mantuvo el protocolo de la ceremonia oficial, en la que se permitía al mandatario tomar la más alta tribuna del país para hacer un recuento de logro y acciones.
Hasta que llegó el 2006. El atribulado desenlace de la elección presidencial en la que Felipe Calderón logró el triunfo por un ajustado y muy cuestionado margen, cambió el equilibrio de poderes para siempre. El Congreso no sería más un espacio de culto presidencial sino un recinto áspero y poco amigable para los presidentes en turno.¿
Así, el Presidente de la República ya no acude a la sede del Congreso para hacer entrega del Informe de Gobierno desde hace ocho años; el antecedente se remonta al 2006, tiempo en el que diputados federales impidieron a Vicente Fox cumplir con el acto protocolario, quien se tuvo que conformar con entregar, en una especie de improvisada oficialía de partes, el documento que pretendía presentar al país.
Los resultados de la elección del 2006 han sido casi tan cuestionados como los de 1988 en aquélla caída del sistema que no fue tal. Pese a su descontento con la candidatura de Felipe Calderón, el Presidente Fox tuvo que arroparlo y enfrentar una seria crisis política en el último tramo de su administración, como consecuencia de un largo proceso de impugnación que llevó a miles de perredistas a las calles.
Al mes siguiente de la elección de julio, hace ya una década, la fracción parlamentaria del PRD y grupos de izquierda afines, mantuvieron prácticamente tomadas las instalaciones de San Lázaro. Llegado el primero de septiembre, durante su sexto y último informe de gobierno, Fox sólo pudo entrar hasta un pequeño vestíbulo donde fue atendido por una comisión de legisladores. Por primera vez, ese día el informe no se transmitió por televisión.
Por meses, los perredistas tomaron la avenida Reforma de la ciudad de México. La tensión en el Congreso no cesó durante el primer año del presidente Felipe Calderón, hasta que llegó el primer informe de gobierno. En medio de la crisis política, de manera desafiante, el panista asistió al Congreso a desairar a los legisladores de izquierda que desconocieron su investidura. Ningún otro presidente volvería a pisar San Lázaro para presentar su informe.
Para el segundo año de la administración calderonista, los diputados federales accedieron a que el informe fuera presentado de manera escrita por manos el titular de Gobernación. Fue entonces que se acordó que para los subsecuentes, este sería el protocolo para la entrega del documento que contiene la versión institucional del estado general de la administración pública del país.
Si bien la modificación del protocolo de entrega del informe de gobierno no excluye al presidente del acto en el Congreso, sino que deja a su elección la posibilidad de que acuda él o alguno de los integrantes del gabinete, lo cierto es que ha sido el Secretario de Gobernación el encargado de entregar el documento, casi de la misma manera que lo hizo Fox.
El encargado de la política interior de gobierno, hace entrega del informe al presidente del Congreso de la Unión, esto en el marco de una sesión que abre el periodo legislativo ordinario. Además de los diputados federales, en el acto también están presentes senadores y senadoras, quienes tienen a su cargo la revisión y análisis de los puntos que aborda el Informe presidencial.
Pero no es como uno se imagina. Para quienes la circunstancia nos han llevado a estar presentes en la ceremonia, se trata de un acto muy breve, de unos cuantos minutos, en el salón de Protocolo que está a la entrada del salón de plenos.
De no ser porque el protocolo actual prevé que el presidente de la mesa directiva de la Cámara Baja informe sobre la entrega puntual del documento, y posterior a ello, el secretario de Gobernación ofrezca un mensaje en representación del presidente, estaríamos hablando de la entrega de un voluminoso libro en la oficialía de partes.
Por la noche de este jueves, el Presidente de la República rendirá su Informe de Gobierno en cadena nacional de televisión, radio y plataformas digitales. Además, este año, la modalidad del Informe cambió y en vez de un mensaje lineal, habrá interacción con jóvenes que podrán exponer sus preguntas al Ejecutivo Federal.
La del estribo…
En una entrevista ampliamente difundida a raíz de su muerte, Juan Gabriel contestó así al ser cuestionado sobre sus preferencias sexuales: “lo que se ve no se pregunta”. Ante la insistencia de mostrar fotos cerca del Presidente –aunque estén fuera de foco y de muy mala calidad-, para sugerir empatía, la tribuna responde: “lo que se ve no se pregunta”.