Ni hablar, esto está decidido: mi primo carnal, que es como mi hermano, decidimos seguir haciendo lo que todos hacemos días antes del destape, o sea futurismo. Pero lo hicimos al más puro estilo clásico, como Dios manda.
Un día nos fuimos a enchufar a la mesa de los licenciados tricolores que siempre celebran su desayuno de trabajo en la Parrokians, y al siguiente a la de los diputados sumisos que acuerdan cuánto van a cobrar por levantar el dedo, en alguna cantina ribereña a la Cámara, y al tercero nos metemos, de plano, a la sedes del Revolucionario (Ins.) y al del Panucho, pajareando aquí y allá, oliendo para estornudar. Futurismo sí, pero como Dios manda.
Es que, ¿saben?, la semana anterior nos lanzamos a una acción un tanto cuanto descabellada: intentando correr el velo del arcano. El consanguíneo llevóme a una sesión espiritista, pagada a la mita y mita, para ver si el espíritu del Más Allá nos revelaba nombre, apelativo y alias del espíritu del Más Acá, o sea el que va a llegar al Palacio que está frente a la Plaza ¿Lerdo o Regina?, para irle mostrando nuestra adhesión acá bajita la mano, señor licenciado. Claro estamos hablando del 18, porque el 16 y 17 ya están ocupados.
-Confórmate con que el espíritu nos revele las siglas –me dijo el pariente primo- mientras éramos arrastrados, casi, por un Volks prestado.
Y ahí estábamos: barrio descarapelado, con calles todavía empedradas. Ahí se divisa la Casa Grande del Gober , ese que dice que no tiene propiedades en el extranjero y tiene las manos limpias, y K; gente noble y sencilla que vive a un lado de la terminal de los buses SUX, y del periódico Formato; ahí merito por donde asolaba Marcial Montano con su .45 escuadra, en sus buenos tiempos de sicario del Mano Negra. Pues por ahí está doña Jojofita, médium de reputación. Mi zurda en la derecha del pariente primo, y mi derecha en la zurda de la ensalmadora, seis manos sudorosas por aquello de los nervios.
Medianoche. De súbito… las doce en punto y sereno en el campanario de la iglesia La Piedad, ahí casi a dos cuadras. La médium al son de las campanadas, que inicia el conjuro, la invocación a las fuerzas del éter.
-¡Espíritu de la madre Matiana, perdona que te ‘moléstemos’! Aquí los señores estos, siervos tuyos, te piden que comparezcas y te fundes en mi alma pa’ que respondas a una pregunta, tú que todo lo sabes, cambio…
La última campanada vibró en un aire electrizado de trasgos y ánimas lloronas. La médium, una vez más:
-¡Manifiéstate, madre Matiana! El que tengo a mi diestra es el licenciado del PRI, tú sabes. Que cuál es el bueno para inquilino del Palacio de Eqz., ahora para el 18, te pregunta humildemente. Que si va a ser Érika, o algún niño fiel o de apellido Yunes, o de nuevo nos la vamos a ver color de hormiga, y no es albur…
De repente… ¡Sopas!, que se engarrota la médium, que se le entiesan las manos y se le chispa un discreto suspirillo. Y entonces, esa voz de ultratumba, grave voz de varón, saliendo por boca de doña Jojoba, la de leve aliento a cacardí añejo:
-Ah, de los vivos! ¿Por qué así turbáis mi descanso? Yo soy el ánima sola del purgatorio…
-Y ahí tartamudeó el pariente. -¿No sabéis por ventura cuál es el bueno para 2018…?
-¡Tente, mortal! Has de saber que soy Pedro de Gante, el primero de hábito y sayal que vino a Nueva España. Soy el creador y fundador de las primeras escuelas que se erigieron en la Nueva España, donde aprendieron los naturales a amar a Dios en tierra ajena, aparte de un poco de lectura y un mucho de religión.
-Méritos suficientes para que estuviera usted en el cielo –dije.
-En el cielo estoy, pero ahí está mi purgatorio. Desde allá arriba, como Carmelo, me asomo a verlos torear a esa cáfila de bandidos que son los dueños de las escuelas particulares, escuelas que son -quién iba a decirlo- descendientes directas de aquellas beneméritas que yo fundé en el XVI a puros golpes de humanismo y amor al prójimo. Y ese es mi purgatorio. Carajo, digo: ¿pues qué rayos pasa con la educación en la Nueva España? ¿Por qué dejaron pasar esa reforma educativa los señor diputados? ¿Acaso no se dieron cuenta quién la propuso? Sí, aquel que no supo qué libros a leído. Y por eso la CNTE protesta. Ahora esas cuotas que cobran. Pero, ¿qué no hay nadie que controle eso?. Eso y más es mi purgatorio…
Vuelta en sí, doña Jojo se preparaba un pegue y botana.
-Han de dispensar, pero acá arribita del panteón viejo está un convento.
Para evitar la cual, tres días más tarde tuvimos una nueva sesión pero esta vez muy lejos de la Casa Embrujada del Gober y de K., en luna lonchería convenientemente disfrazada de burdelito, allá atrás de la Usbis. “Por cosas de interferencia no fallaremos esta vez” ,dijo el primo, “Aquí, por fuerza comparecerá el ánima en pena de algún licenciado”.
-¡Madre Matiana! -esta vez un médium varón. Bueno, medium varón, con esos meneítos- ¡Comparece, madre…!
¡Mélox! ¿Conque no iba a haber interferencia? Llegada del éter, la cavernosa voz monjil: “Hombres necios que acusáis a la mujer, sin razón…”
-¿Conque no iba a haber interferencia, eh?…
Total, que ya dejamos en paz a los médiums. Ahora andamos con una ouija, al punto de la medianoche y con los flujos de nuestras manos sobre el mágico instrumento. Lentamente, tras horas de paciencia, advertimos que la ouija señala una letra de su abecedario. Tres noches de friega, y ya hemos captado las siguientes letras: “E…l…b…u…e…n…o…e…s…e…l…q…m…a…n…d..a…e…n…u…n…a…” (Se le bajarían las pilas, o a nosotros, porque anoche ya no quiso jalar. Nomás la reparamos y les contamos el resto, ¡chin!…
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