Este lunes 1 de agosto, al instalar el Comité Rector para el Plan Veracruzano de Desarrollo 2016-2018, el gobernador electo Miguel Ángel Yunes Linares apareció custodiado por una destacada académica, Sara Ladrón de Guevara, actual rectora de la Universidad Veracruzana (UV), pero también por dos personajes que son íconos del poder religioso y financiero, los cuales están emparentados entre sí: el arzobispo emérito de Xalapa, monseñor Sergio Obeso Rivera, y el empresario Antonio Chedraui Obeso –tío y sobrino, respectivamente–, quien a nombre de la iniciativa privada advirtió que la vida institucional de una entidad no puede ni debe estar sujeta a la voluntad personal, caprichos, estados de ánimo o intereses de quienes gobiernan, e hizo un llamado al nuevo gobernante a que se deje trabajar a los empresarios y que el terreno sea parejo para todos.
¿Por qué un multimillonario como Chedraui Obeso pide piso parejo para todos? Porque esta familia de empresarios fue desplazada en los últimos dos sexenios –el de Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte de Ochoa– de los negocios que tradicionalmente se fraguan desde las esferas de poder, no obstante que en ambas administraciones priistas se favoreció políticamente a uno de sus parientes más cercanos: a su sobrino David Velasco Chedraui, quien primero fue promovido a la presidencia municipal de Xalapa (2007-2010), donde otorgó permisos de cambio de uso de suelo y construcción para varios fraccionamientos residenciales y los nuevos “Super CH”, y luego, en 2013, fue impulsado a la diputación local, cargo que abandonó hace un par de semanas porque supuestamente habría sido amenazado por un alto funcionario estatal que le reprochó no haber apoyado el fallido nombramiento del nuevo fiscal anticorrupción.
La familia Chedraui Obeso siempre ha sido favorecida por la cúpula gobernante. En el cuatrienio del gobernador sustituto Dante Delgado Rannauro (1988-1992) fue cuando expandieron sus plazas comerciales por todo el Golfo de México. Inclusive Alfredo “El Buco” Chedraui, hermano y socio de Antonio, fue involucrado en la directiva del equipo de futbol “Tiburones Rojos” que Dante retornó al máximo circuito del balompié mexicano.
Pero estos “exitosos” empresarios no fueron inmunes a la crisis financiera de 1994-1995; sin embargo, por sus nexos con la cúpula priista de poder, la cartera vencida de algunas de sus empresas familiares fueron a parar a la panza del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), considerado como “el fraude o el robo del siglo”.
Y es que a finales de 1994, en la transición de los gobiernos del presidente Carlos Salinas de Gortari y de Ernesto Zedillo, se dispararon las tasas de interés bancarias que provocaron el sobreendeudamiento de las empresas y familias ante las instituciones de crédito.
Ante el colapso del sistema bancario y el pánico por la amenaza de fuga de capitales, el gobierno federal priista, apoyado por el PAN en el Congreso de la Unión, aplicó el Fobaproa para absorber las deudas ante los bancos, capitalizar el sistema financiero y garantizar el dinero de los ahorradores. Los pasivos del Fobaproa ascendieron en ese entonces a 552 mil millones de pesos por concepto de cartera vencida que canjeó por pagarés ante el Banco de México. Dicho monto equivalía al 40% del PIB de 1997, a las dos terceras partes del Presupuesto de Egresos para 1998 y al doble de la deuda pública interna. Para 2009, el monto se estimaba en precios actuales a 2 billones 577 mil millones de pesos, que será pagado por los contribuyentes durante 30 años.
Por eso, tanto a los académicos de la UV que han simpatizado con la izquierda, como a los militantes del PRD que acudieron a la presentación del Comité Rector para el Plan Veracruzano de Desarrollo 2016-2018, debió sorprenderles que ahora Chedraui Obeso le pidiera a Yunes Linares que se deje trabajar a los empresarios y que el terreno sea parejo para todos, cuando, por ejemplo, a diferencia de otras tiendas y almacenes como Wallmart, Superama, Sams, Home Depot y Cotsco, que ofrecen estacionamiento gratis a sus clientes, las plazas comerciales de esta familia han promovido amparos contra la reciente ley aprobada por el Congreso local, obligando hasta la fecha a los consumidores a seguir pagando por el aparcamiento de sus vehículos.
Ya se verá, también, si el gobernador electo le toma la palabra a Chedraui Obeso y decide aplicar la ley parejo para todos, ya que otro miembro destacado de esta familia, Fernando Benítez Obeso, actual secretario de Salud, ha sido implicado en el desvío de fondos federales y la quema clandestina de medicamentos caducos, motivo por el cual la Asamblea Veracruzana de Iniciativas y Defensa Ambiental (LAVIDA) demandó fincarle responsabilidades penales por permitir los abusos de sus subalternos.
Sin embargo se duda que Yunes Linares vaya a proceder contra Benítez Obeso tal como ha amagado con hacerlo contra el gobernador Duarte y otros de sus colaboradores. Y es que el secretario de Salud también cuenta con la bendición de su tío Sergio Obeso, el arzobispo emérito de Xalapa, quien en la polémica elección presidencial de julio de 1988 jugó un papel estratégico como presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, pues en aquella sucesión la Iglesia católica validó el fraude electoral que llevó a la Presidencia de la República al priista Salinas de Gortari, el mismo que recomendó en 1992 a Miguel Yunes con el gobernador Patricio Chirinos para que desde la Secretaría de Gobierno reprimiera el avance del neocardenismo en Veracruz y lo contrarrestara alentando el crecimiento del PAN, partido de “oposición” que aprobó primero el atraco electoral y luego el Fobaproa.