Por Rafael Pérez Cárdenas
Entre canción y canción, a paso lento, Facundo Cabral contaba una anécdota de su infancia. “En mi pueblo, había una muchacha a la que le decían “pasto seco”, porque se prendía a la menor provocación. Con ella, muchos habíamos aprendido las artes del amor. En realidad, el pueblo le debía más favores a pasto seco que al cura…”
Veracruz hoy se ha convertido en pasto seco. La controvertida reforma al artículo cuarto de la Constitución local -que defiende la vida desde el momento de la concepción hasta la muerte natural-, vino a enconar aún más a una sociedad agraviada y dividida. El diferendo social se vino a sumar al complicado escenario político, lo que ha vuelto al estado y a su sociedad en un verdadero polvorín.
Nadie parece estar conforme con nada. Y nadie parece estar dispuesto a apaciguar las aguas, por el contrario. Haciendo un mal cálculo, hay grupos y sectores que desde la oscuridad intentan romper el orden de las cosas para beneficiarse del caos, cuando en realidad, esto sólo traerá conflicto y violencia.
En semanas, partidos y candidatos se enfrascaron en una guerra que nada tenía de electoral; de inmediato, la iglesia decidió retomar la ruta de la presión para impulsar una reforma –a todas luces innecesaria, lesiva e inconstitucional- que ya ni siquiera se discute en otros países. El tema de la criminalización del aborto ya ha sido superado en prácticamente todo el mundo.
Paréntesis. Y en esta guerra de visiones y opiniones, resulta sorprendente los costos políticos y sociales que ha tenido que pagar el PRI. Por un lado, el gobierno federal –también priista- decidió caminar a favor de la libertad de las mujeres a decidir sobre su cuerpo, lo que provocó, en la víspera del proceso electoral, un duro enfrentamiento con la jerarquía católica, la cual reconoció semanas más tarde, que impulsó un voto anti PRI.
En cambio, en Veracruz se decidió acompañar a la Iglesia en la iniciativa anti aborto, lo que despertó la furia de los activistas. Al final, unos y otros terminaron votando en contra del PRI, por lo que evidentemente, si se trataba de una estrategia electoral, esta falló irremediablemente a favor de un panismo omiso e hipócrita que se excluyó del tema.
Fue curioso que la grey católica veracruzana exigiera al candidato del PRI que definiera su postura respecto de esta reforma, mientras que fue evidente su intención de no comprometer al hoy gobernador electo.
Pero volviendo al pasto seco, las condiciones sociales en Veracruz son muy riesgosas. No hay dinero y por tanto no hay inversión ni empleo; la violencia crece y nadie parece estar a salvo; los hospitales se encuentran sin medicinas; el sistema educativo –desde educación básica hasta educación superior- se encuentra en crisis no sólo por la falta de recursos sino por la resistencia a la reforma educativa; y por si hicieran falta verduras al caldo, hemos padecido aumentos recientes a la energía eléctrica y a la gasolina. ¿Puede ser peor? Los oaxaqueños podrían decir que sí.
Y ante todo esto, no hay una respuesta lógica y consistente de la clase política y gobernante. Hay una irresponsabilidad compartida respecto de las decisiones que se deben tomar en esta crisis que vive Veracruz. Por un lado, se han olvidado de gobernar para enfocarse en la sobrevivencia lejos de la cárcel; por el otro, desde el 5 de junio no ha habido una idea, propuesta o programa lógico, posible y sensato, que no sea la amenaza permanente de resarcir los agravios personales.
Los veracruzanos siguen esperando que reaccionen unos y otros, lo cual no sucederá. De uno y otro bando, de uno y otro sector social, político o económico, hay muchos que están dispuestos a lanzar el primer cerillo a este pasto seco. Entonces, que nadie se diga víctima.
La del estribo…
Que sirvan doble. 1) Más allá del debate social sobre los alcances de la ley antiaborto, ayer se pudo observar la política perversa y contradictoria que nos espera. PAN y PRD ganan las elecciones, pero PAN y PRI votan una iniciativa contraria a lo que ha sido una bandera del PRD en la ciudad de México. Bienvenido pues, el circo del absurdo. 2) Del filósofo Chespirito: el gobernador electo es investigado por la PGR por enriquecimiento ilícito; el gobernador en funciones es investigado por la PGR por enriquecimiento ilícito. ¡¿Oh, y ahora quien podrá ayudarnos?!