La condena a las agresiones sufridas por un grupo de panistas que era encabezado por el gobernador electo de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares; por el presidente del Comité Ejecutivo Nacional del blanquiazul, Ricardo Anaya Cortés; y por el coordinador de la Comisión Electoral de ese partido, Santiago Creel Miranda, ha sido prácticamente unánime.
La turbamulta de los 400 Pueblos, grupo estrechamente vinculado al gobierno estatal, agredió con saña a los panistas que habían acudido este miércoles a la Legislatura del Estado para hacer un exhorto a los diputados locales a fin de que no fuera aprobado el nombramiento del Fiscal Anticorrupción y no se blindara, de esa forma, la salida del gobernador en funciones.
Las fotografías que han circulado profusamente en los medios informativos, en diarios y páginas de internet, así como en redes sociales, resultan muy elocuentes e ilustran perfectamente la dimensión del ataque: una horda descontrolada, sin freno, que presa de la ira lanza puñetazos, piedras, palos, botellas, adoquines y todo tipo de objetos contra el grupo panista.
Las miradas, la suspicacia y la sospecha cayeron de inmediato sobre el gobierno del estado, dado que el grupo que encabeza César del Ángel Fuentes ha sido catalogado como una organización afín al ejecutivo veracruzano, quien se apresuró a deslindarse del ataque a través de su cuenta de Twitter: “La manifestación del Movimiento de los 400 Pueblos que se encuentra en la @LegisVer en nada tiene que ver conmigo o con el @GobiernoVer”.
Los panistas no le creyeron; por la noche, unas horas después de la agresión, el Partido Acción Nacional pidió la renuncia del gobernador Javier Duarte de Ochoa; el dirigente nacional, Ricardo Anaya, asumió como propio el llamado de Yunes Linares en el sentido de que el presidente Enrique Peña Nieto debería intervenir en Veracruz, al igual que el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.
Ante un noticiario de la televisión nacional, este jueves por la mañana, el dirigente nacional del albiazul envió un mensaje al gobernador Duarte: “si cree que con este tipo de acciones nos va a intimidar, está absolutamente equivocado. Estamos más resueltos que nunca a seguir luchando en contra de la corrupción”.
Fue un enfrentamiento, afirma Segob
Unas horas después de la declaración de Anaya Cortés, el secretario de Gobierno en Veracruz, Flavino Ríos Alvarado, negó cualquier injerencia “con los hechos suscitados en el exterior de la sede del Congreso local, donde se enfrentaron el gobernador electo Miguel Ángel Yunes Linares con integrantes de los 400 Pueblos y su líder César del Ángel Fuentes”.
En un comunicado difundido desde la propia Secretaría, Ríos Alvarado aseguró que personal de ayudantía de Anaya y de Yunes recomendó “no salir por la puerta donde se llevaba a cabo la manifestación y hacerlo por el estacionamiento; sin embargo, decidieron confrontar a los manifestantes y salir por el acceso principal del recinto legislativo”.
Esa versión colocaría a Yunes Linares en el papel de provocador; el problema de dicha explicación es que en ningún video, de los muchos que han circulado en internet, se observa un acto de provocación, sino una ventajosa agresión; por otro lado, el secretario de Gobierno tampoco puede hablar de que las partes “se enfrentaron”, debido a que no fue un enfrentamiento, sino una ofensiva violenta.
Duarte lo ordenó: Yunes
Entrevistado por los medios nacionales, Miguel Ángel Yunes calificó la agresión como un brutal acto vandálico que fue ordenado –dijo– por Javier Duarte, cuyo gobierno “no sólo es corrupto, sino también bárbaro”.
Por ello, el gobernador electo pidió que el ejecutivo federal intervenga; que el presidente mande a alguien “que tenga uso pleno de sus facultades mentales”.
Sostuvo que los 400 Pueblos es un grupo que el gobierno del estado ha manejado desde la época de Fidel Herrera y que “en el gobierno de Duarte, la cercanía con este movimiento es total, a grado de que el hijo de César del Ángel es actualmente diputado local”.
Pues bien, el tema que dio origen al problema y a las agresiones fue la oposición del gobernador electo al nombramiento de un fiscal anticorrupción que actúe para proteger la salida del actual ejecutivo; este jueves, los legisladores locales dieron marcha atrás a dicha propuesta y Francisco Portilla se quedó con las ganas de llegar al cargo, lo que motivó la felicitación de Miguel Ángel Yunes a los diputados priistas, “porque fueron objeto de presiones y amenazas y a pesar de eso con toda dignidad se opusieron”.
Con ese tema, el de los nombramientos en la Fiscalía Anticorrupción y en el IVAI, resuelto, quedará pendiente ahora el asunto derivado de las agresiones de este miércoles, que no deben quedar impunes.
En el PAN, por lo pronto, aseguran que seguirán ejerciendo presión al gobierno federal para que Javier Duarte sea removido del cargo, y evitar, de paso, que continúe destruyendo lo que queda del gobierno estatal. Las probabilidades, al parecer, están en contra del actual ejecutivo veracruzano.
El de atrás paga
Por cierto, el gobernador en funciones envió a la Legislatura local dos iniciativas: una, para basificar a todos los burócratas y servidores públicos, lo que dejaría a la próxima administraciójn una nómina obesa; y la otra, para que el próximo gobierno estatal esté obligado a pagar todas las deudas con proveedores y contratistas. ¿El de atrás paga!. @luisromero85