Un día después de que el gobernador Javier Duarte sostuviera una reunión con los presidentes municipales del Revolucionario Institucional y los partidos aliados, con quienes comió el pasado lunes, el ejecutivo estatal convocó a quienes integrarán la muy escasa representación priista en la próxima legislatura local.

Casa Veracruz fue la sede de dicho encuentro, al que asistieron los próximos legisladores, al igual que el presidente de la Junta de Coordinación Política en el Congreso del estado, Juan Nicolás Callejas Arroyo, y algunos funcionarios del área de gobernación, el secretario Flavino Ríos Alvarado y el subsecretario Genaro García de la Merced.

Ante los futuros diputados, Duarte de Ochoa –explica el breve comunicado oficial– analizó los retos que enfrenta la entidad. Sin embargo, no es difícil imaginar la verdadera intención de la convocatoria, tomando en cuenta el mensaje dirigido por el gobernador a los alcaldes veracruzanos en funciones, un día antes.

Evidentemente, Javier Duarte intenta dejar un bloque unido (contra Yunes Linares) no sólo de presidentes municipales, sino también de diputados priistas que respondan a sus intereses, una vez que concluya su periodo el próximo 30 de noviembre.

El problema para la causa del actual gobernador es que la suma de los legisladores de PRI, Verde y Panal sólo llega a 15, entre los electos por mayoría relativa y los que llegarán por representación proporcional.

Esa cifra no alcanza ni siquiera para cubrir una tercera parte del Congreso local, en tanto que la suma de los diputados de PAN, PRD y Morena se ubica en 35 (22 de la alianza PAN-PRD y 13 de Morena), más de dos terceras partes, 70 por ciento; eso sin contar con que muy probablemente algunos diputados de la bancada tricolor podrían dar la espalda al Revolucionario Institucional a la hora de las votaciones; en pocas palabras, podrían sucumbir a los encantos del poder. Finalmente, Duarte ya no estará en Palacio y lo más probable es que su peso al interior de lo que queda del priismo termine por diluirse.

¿Mantener la influencia?

Por otra parte, no se vislumbra un escenario en el que el gobernador saliente mantenga la influencia que todavía tiene al interior del PRI y, por supuesto, de la estructura de gobierno; en pocas palabras, hay una diferencia abismal entre la capacidad política de Javier Duarte y la del ex gobernador Fidel Herrera, quien hizo sentir su mano incluso después de concluir su periodo. Por supuesto, es predecible que la presencia de ambos, y particularmente la del primero, quede reducida a su mínima expresión después de la llegada del próximo gobierno.

¿Hegemonía de Duarte al interior del PRI?; no la logró construir en cinco años, ¿qué nos haría pensar en que será diferente en los últimos cinco meses de su administración?; en realidad, en el tricolor se escucharán mucho más nombres como los del senador José Francisco Yunes Zorrilla; del ex candidato Héctor Yunes Landa; de la senadora Érika Ayala Ríos; y la de algunos liderazgos regionales.

Leyes rebasadas

A propósito de la llegada de los próximos diputados locales veracruzanos, este cambio en el Congreso local debe ser una buena oportunidad para que el legislativo trabaje en la revisión y modificación de las leyes que han sido rebasadas por la realidad de la entidad.

Ese, y no sólo el tema de la fiscalización y las revisiones a las cuentas públicas, es uno de los retos del próximo congreso local, dado que muchas leyes que actualmente nos rigen están ya desfasadas y rebasadas por la realidad veracruzana.

Ejemplos hay muchos: todavía está vigente la Ley Contra el Lucro Inmoderado de 1968, que impone 5 años de prisión y multas de risa, entre 50 y 5 mil pesos, a quien almacene artículos de consumo necesario, incluyendo medicinas, combustibles, llantas o refacciones durante más de 3 meses, a precios mayores a los oficiales.

También está la Ley Contra el Ruido en el Estado de Veracruz de 1942, que todavía se refiere al uso de sinfonolas y toca-discos.

En 1963, hace más de 50 años, fue aprobada la Ley de Campaña para la Erradicación de la Garrapata en la Ganadería del estado, que establece multas de 50 pesos para quienes contribuyan a la dispersión de los artrópodos.

En Veracruz tenemos 149 leyes vigentes; algunas de ellas, por su antigüedad, ya resultan de urgente modificación para adaptarlas a la nueva realidad social; la Ley del Inquilinato para el Estado de Veracruz, de 1937, por ejemplo, habla de contratos de arrendamiento de duración indefinida y prohíbe las fianzas y los depósitos, una práctica que en la actualidad ya es común.

La Ley Relativa a la Prostitución y de Profilaxis Social, de 1943, señala que no podrán ejercer la prostitución “las inconscientes, por deficiencia intelectual, a juicio de las autoridades sanitarias”. Por cierto, ese documento establece sanciones de hasta 99 pesos con 99 centavos y, tratándose de obreros o jornaleros, de uno a siete días de utilidad.

Bien harían los diputados electos en realizar una revisión minuciosa de las leyes veracruzanas, a fin de modificarlas para adaptarlas a los nuevos tiempos de la entidad, o, en su caso, derogar las que ya estén desfasadas. @luisromero85