Somos 5 millones 671 mil ciudadanos los que podremos votar este domingo 5 de junio en Veracruz, para elegir al nuevo Gobernador, a los 30 diputados locales uninominales y a los 20 plurinominales que conformarán la Legislatura número 64 (o LIV, porque les gusta ponerla en números romanos, tal vez para que la gente se siga confundiendo entre números ordinales y partitivos, y en lugar de decirle “sexagésima cuarta” como debe ser, le llaman la “sesentaicuatroava”).
Las previsiones optimistas auguran que se presentará el 60 por ciento de los votantes, es decir, 3 millones 402,600 ciudadanos,que repartirán su voto entre siete candidatos, dos que van en alianza: Héctor Yunes Landa -con el PRI, PVEM, Panal, Partido Cardenista y Ave- y Miguel Ángel Yunes Linares -con el PAN y el PRD-, más Cuitláhuac García Jiménez por Morena, Alejandro Pipo Vázquez Cuevas por el PES, Alba Leonila Méndez por el Partido del Trabajo, Armando Méndez de la Luz por Movimiento Ciudadano y Juan Bueno Torio como el único candidato independiente.
Otros aducen que la votación histórica en estos casos es de 40 por ciento, así que el OPLE (Organismo Público Local Electoral) de Veracruz tendría que lidiar solamente con 2 millones 268,400 sufragios.
Es una diferencia de 1 millón 134,200 votos entre ambos escenarios, que inclinarían la balanza hacia uno u otro aspirante.
Bueno, ese domingo 5 a las 9 de la mañana, si otra cosa no ocurre, deberán estar abiertas las 10,400 casillas, que recibirán cada una en promedio 545.29 votantes (no me imagino como podría votar el .29 de un ciudadano, pero eso son cosas que hay que dejar en el arcano de la estadística).
Cada sufragante a Gobernador recibirá una boleta en la que aparecerán 12 posibilidades de votación, y para que no resulte tan sencilla la cosa, el nombre y la cara de Héctor Yunes aparecerá cinco veces; los de Miguel Ángel Yunes, dos veces, y una vez los restantes.
Y en el caso de las boletas a diputaciones locales, serán diferentes en cada distrito, y podrán aparecer desde cinco hasta 12 candidatos, según haya estado peleada la plaza.
En cada una de las casillas habrá funcionarios para llevar el control de la votación. Son ciudadanos que fueron insaculados de entre la lista nominal de electores de la entidad y debidamente capacitados por el Organismo Electoral. Serán 120 mil las personas que participen activamente en este proceso, y a ellas hay que sumar los representantes que tendrán los partidos en las casillas, con lo que habrá cerca de 200 mil personas inmiscuidas en el desarrollo y la vigilancia de la votación, a los que se deben agregar los 800 empleados del OPLE que también participarán en la organización y los conteos.
Habría que añadir, como parte sustantiva del proceso, a los observadores electorales independientes, a los funcionarios del Instituto Nacional Electoral que estarán al pendiente de la elección, a los miembros de la Fiscalía Especializada para la Atención de los Delitos Electorales y a los integrantes de las fuerzas de seguridad que cuidarán el orden durante la celebración de los comicios y resguardarán los envíos de la documentación electoral desde las casillas hasta las cabeceras distritales y a la sede central del Organismo en Xalapa.
Todo ese aparato, todas esas personas, todos esos funcionarios tratarán de que el voto que usted emita sea válido y sirva.
Que así sea.
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