«Yo soy xalapeño y alguien que no es de aquí, con cuidado porque pensaba que como xalapeño me iba a ofender, me dijo:
–Mira, aquí en Xalapa dicen que es la Atenas Veracruzana y que es muy cultural, mentira, es un foquito muy pequeñito de gente la que aprovecha todo esto. La cultura no tiene difusión, no tiene impacto, no tiene profundidad, en realidad, en el grueso de la población. En Xalapa, la gente tiene el mismo gusto y el mismo interés y la misma intención en sus apreciaciones culturales y artísticas que el resto del país, que cualquier otra ciudad donde no hay una orquesta sinfónica de la calidad de la que tenemos, es una excelente orquesta pero el grueso de la población de Xalapa no lo sabe, no lo aprecia, no le interesa y, por supuesto, no lo paga.
Todos tenemos algo que aportar y algo que decir respecto a esta situación porque, además, la situación social y económica en el estado de Veracruz está para llorar. Xalapa está realmente muy castigada y, en honor a la verdad y creo que es importante decirlo, la gente tiene miedo de salir a la calle».
Con estas reflexiones inició Gilberto Anell esta última parte de la conversación en la que nos platica de su trabajo en la educación musical y de su necesidad de emigrar porque nadie es trompeta en su tierra.

Contigo aprendí…

Cada vez he tomado más ese camino de componer, hacer arreglos, tocar diferentes instrumentos, cantar, grabar, producir y, por supuesto, si alguna vez tengo la oportunidad de tocar en una orquesta sinfónica alguna obra que me guste, lo disfrutaré muchísimo pero ahorita mi labor va más enfocada a esto y también, de alguna manera, hacia la educación.

Gilberto Anell tocando jarana
Gilberto Anell tocando jarana

No me gusta tanto trabajar en instituciones educativas, a menos que me den cierta libertad pero con los alumnos que tengo buscamos estrategias, buscamos opciones de trabajo muy constructivas, más creativas y eso ha dado buenos resultados.
Yo tengo una forma de enseñar solfeo, digo, tampoco es mía, no es que haya inventado yo el hilo negro, seguramente en muchos lugares trabajan así pero en México no conozco mucha gente que lo haga así. Lo que hago es que, el solfeo, en lugar de que entre el primero por los ojos, con mis estudiantes entra primero por el oído, primero lo escuchamos, primero cantamos, primero lo sentimos con el cuerpo y después ellos mismos lo van analizando y van viendo cómo se escribe y cómo se lee. La cuestión de la lectura es más lenta pero una vez que leen y escriben lo hacen de una forma muy natural porque ya, al estar leyendo una partitura, tan solo con verla llegan a saber cómo suena entonces es mucho más fácil de interpretar como lo hace un buen lector a primera vista e, incluso, es más fácil escribir.
Con el instrumento trabajo mucho este asunto de que ellos se sientan cómodos y que aprendan de una forma amable, no buscamos tanto la perfección sino meternos en un proceso en el que se disfruta lo que estamos haciendo. En un principio puede parecer, para algunas personas, que lo que estamos haciendo está un poco descuidado pero, en realidad, se corrige muy rápido. Cuando la gente está haciendo algo de manera relajada y lo disfruta y está observando, sin poner un juicio crítico tan duro en lo que está haciendo, realmente son impresionantes los resultados.

… que no sufrí / el día en que te conocí

Justo acabo de dar una clase ahorita a una amiga muy querida, Agnes, ella es francesa, toca trompeta, hace un par de meses regresó a tomar clases conmigo porque tenía muchos problemas y lo primero que hicimos en la primera clase fue el hecho de inhalar y exhalar de forma relajada, disfrutándolo, para recordar esa sensación de placer que tenemos al respirar, que es lo que queremos sentir cuando estamos tocando.

Grupo La Boheme (Foto: Aldo Spirale)
Grupo La Boheme (Foto: Aldo Spirale)

Cuando estábamos avanzando en cosas más musicales y un poquito más específicas, ella estaba muy empeñada en que sonara bien, se comenzaba a tensar de nuevo entonces le comentaba mira, recuerda lo primero que hicimos que fue sentir tu cuerpo, sentir el placer de inhalar, de exhalar, si lo metes dentro de la cuestión musical, del sonido, de la melodía, simplemente tu cuerpo no va a permitir que suene mal.
Al principio, tal vez, en lo que tu cuerpo va aprendiendo cómo se hace, en lo que se ajustan las cosas, puede sonar un poco accidentado pero si suena desafinado, si suena duro, si suena extraño, si hay notas falsas, el cuerpo, si está relajado, no lo permite, ni tu oído musical, has escuchado muchísima música toda tu vida. Tu mente tampoco lo va a permitir, solamente tienes que relajarte y dejar que tu cuerpo aprenda cómo hacerlo de forma natural.
Y efectivamente, las cosas se van corrigiendo, ese tipo de enfoque es el que yo tengo con los estudiantes que tengo, esa es la manera en que me gusta ver esta cuestión de la educación, y también me gusta adaptarme a las necesidades de cada persona.

Gilberto Anell en un ensamble de JazzUV
Gilberto Anell en un ensamble de JazzUV

Me gusta la educación pero me gusta con este enfoque porque creo que uno de los problemas que tenemos, muchas veces, los músicos profesionales, que llegan a repercutir en nuestra salud, vienen de una cuestión de muy drástica, muy dura en la enseñanza, por supuesto que no hay mala fe, los maestros nos enseñan como ellos aprendieron y quieren enseñarnos bien. Yo tuve maestros muy buenos que siempre buscaban formas de ser creativos, de no ser tan duros pero, finalmente, había una exigencia.
En el ambiente profesional, entre músicos somos muy duros, muy, muy duros y si uno no está bien parado y se deja llevar por la opinión de los demás, le puede afectar bastante. Además está la competencia, cada vez hay más músicos y músicos muy buenos. Cuando yo empecé a tocar con la Filarmónica de Querétaro, que yo era un chamaco, no había tantos trompetistas jóvenes que tocaran bien, hoy en día hay muchos, tan solo en Xalapa, hay varios trompetistas jóvenes que son excelentes, increíbles, el maestro Remigio es increíble, es un músico, para mí, admirable. Este muchacho Aarón, toca trompeta y corno y los dos los toca a un nivel excelente, está muy joven, y hay muchos más entonces, con toda la competencia y la exigencia profesional, si no nos sabemos equilibrar, si no sabemos abordarlo de una forma sana, aunque lleguemos a tocar muy bien puede ser muy nocivo en nuestra vida personal.

Gilberto Anell con el grupo de Ricardo Acuña
Gilberto Anell con el grupo de Ricardo Acuña

Como yo tuve la experiencia del pánico escénico y todo lo demás, trato de darle otro enfoque a la enseñanza y ha dado buenos resultados, la gente está contenta, los alumnos siguen llegando. Creo que se sienten bien y sienten que les ayuda en su desempeño cuando están en el escenario.
Me gusta la pedagogía, mis padres eran pedagogos, mi madre fundó dos escuelas aquí, en colonias marginadas, y eso ayudó esas colonias a generar infraestructura, obra, servicios, seguridad (su tiempo, por lo menos, la hubo). Mi papá también fue muy buen maestro, muy entregado a su labor, y en la casa siempre había libros de pedagogía y me llamaban la atención por eso, sin haber estudiado formalmente pedagogía, he colaborado un par de veces en cuestiones de desarrollo curricular, me ha llamado mucho la atención esta cuestión del sistema de enseñanza por competencias que está como muy de moda, aunque no siempre es muy bien entendido ni muy bien aplicado.
Lo último que hice en este sentido fue ayudar a un programa que se llamó Valorarte que consistió en llevar educación artística a chavos de colonias marginadas aquí en la ciudad de Xalapa, a ellos les ayudé un poquito con la cuestión curricular y con la cuestión organizacional, además di algunas clases a los chavos, un concierto, y otras cosas.

Nadie es trompeta en su tierra

Gilberto Anell
Gilberto Anell

Xalapa es maravilloso porque puedes tocar lo que quieras, puedes tocar flamenco, si quieres, puedes tocar rock, puedes tocar, por supuesto, cumbias, puedes tocar jazz, puedes tocar casi lo que tú quieras, creo que no hay alguien que sea especialista en música hindú aquí, pero han venido personas que manejan este lenguaje y encuentran aquí músicos con los que pueden tocar o hacer fusión o colaboraciones entonces casi puedes tocar aquí lo que quieras y hay muchos músicos buenos, puedes hacer muy buenos proyectos pero no hay mucho trabajo, sobre todo para los artistas independientes, ese tipo de proyectos son muy bellos pero cuando tú te dedicas a esto ya profesionalmente, cuando tienes una familia pues tienes que madurar, llega un momento en que ya no puedes tocar por las chelas [risas] o simplemente por el placer de conocer músicos diferentes y crear proyectos diferentes y originales, que eso creo que es una necesidad de toda la vida pero llega un momento en que tienes trabajar de esto, entonces yo he tenido que emigrar. He estado mucho tiempo en Oaxaca y ahora me voy a Chiapas, ya me contrataron y ya me voy para allá. Fuera de Xalapa me va muy bien, dicen por ahí que nadie es profeta en su tierra así que he tenido que emigrar.

Le luthier

Gilberto Anell
Gilberto Anell

En esencia, eso es a lo que más me he dedicado y, actualmente, cuando estoy aquí ayudo a mi pareja, ella es lutier, estudió la carrera en Londres, en Merton College, es una excelente profesional, se dedica a reparar instrumentos de aliento madera y metal, desde hace más de dos años estoy trabajando con ella, me está enseñando. Cuando estoy trabajando con ella en algunos proyectos grandes, yo me encargo del área de los metales, es una actividad realmente muy hermosa, muy creativa y, a veces, un reto. Lo disfruto pero siempre me llama tocar, cantar, hacer música de alguna manera, es a lo que más me dedico.
En esencia, de rápido, esta ha sido mi vida como músico.

PRIMERA PARTE: La trompeta, neta del planeta
SEGUNDA PARTE: Desencuentros de dos mundos

VER TAMBIÉN: El Aguanieve barroco de Gilberto Anell



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