Como sucede a menudo con la gente a la que le tenemos afecto y admiración, me entero a destiempo que mi amigo el doctor Adalberto Tejeda Martínez recibió de manos de la rectora Sara Ladrón de Guevara el Premio al Decano 2016 en el área Académica Técnica por ser “un académico exitoso y un promotor incansable de la docencia y la investigación”, y yo añadiría, porque me ha constado por años, un exitoso difusor de la ciencia.
Allá a fines de los años 70 y principios de los 80 del siglo pasado, Adalberto era un inquieto estudiante de meteorología, que se preparaba concienzudamente en el área de su estudio pero que además devoraba libros sobre los temas más diversos, conocimientos que reafirmaba y expandía en grandes y graves conversaciones con viejos sabios, cuya amistad le gustaba cultivar, como el profesor José Luis Melgarejo Vivanco o don Manuel Zorrilla Rivera, que a sus 80 o 90 años tenían la paciencia y el gusto de donarle sus experiencias a ese muchacho ávido y atento.
Ya desde que era estudiante, Adalberto empezó a desarrollar el arte de la escritura y a hacer entendibles a las masas los vericuetos más oscuros de las ciencias exactas. Sus artículos en el semanario Punto y Aparte, muchos de los cuales fueron después recogidos en interesantes libros del autor, se volvieron un hito para la difusión de la ciencia en Veracruz.
Nuestro personaje culminó brillantemente sus estudios de licenciatura, y partió hacia Alemania, en donde hizo una maestría sobre asuntos de energía solar, pero su espíritu necesitado de conocimientos no se detuvo ahí y termino exitosamente el doctorado en geografía por la UNAM.
La carrera profesional de Tejeda Martínez se ha desarrollado siempre en la Universidad Veracruzana, en donde es toda una institución y en la que ha sido catedrático, investigador, coordinador de la Unidad de Estudios de Posgrado, Director del Área de Investigaciones, así como miembro y presidente de la Junta de Gobierno. En este último puesto le tocó elegir a la primera mujer Rectora, la doctora Sara Ladrón de Guevara, de la que actualmente es asesor especial.
Adalberto no lo platica, porque la sencillez es una de sus pasiones, pero desdeñó varias veces el puesto de Secretario Académico de la UV y algunas otras posiciones de importancia, porque él se asume como un divulgador de la ciencia, como un catedrático y como un investigador (de muy altos vuelos, diría yo).
Hay que añadir al impresionante currículum del doctor Tejeda Martínez, que ha encabezado el importante equipo de especialistas que, con el patrocinio del gobierno británico, ha realizado estudios sobre los efectos presentes y futuros del cambio climático en Veracruz. Gracias a eso, gracias a él, nuestro estado tiene el diagnóstico más preciso sobre este fenómeno, y a partir de suinvestigación se podrán tomar decisiones cruciales para mitigar sus efectos, en la medida de lo posible.
Ah, nuestro estudioso es miembro del Sistema Nacional de Investigadores y se mantiene en el para muchos inaccesible nivel 2. Encima, es considerado “académico con perfil deseable del Programa para el Desarrollo Profesional Docente desde 2005”.
Para los que saben; hay que decir que colabora también en diversos proyectos de climatología urbana y bioclimatología humana.
Le dejo la palabra porque es sabia siempre: [Al desarrollar mi carrera] “Entendí que la docencia no puede ir sola, se tiene que hacer investigación al mismo tiempo y no sólo eso, sino que se debe trabajar con los estudiantes en los proyectos de investigación. Paulatinamente los fui incorporando. Eso creo que es lo que he hecho: hacer investigación junto con mis estudiantes. Casi todos los trabajos los he publicado en colaboración con algunos de ellos”.
En verdad que esta semblanza es una pálida sombra del gran hombre en que se convirtió aquel muchacho como yo, que conocí cuando empezaba a hacer sus pininos en una carrera que ha sido exitosa y tremendamente productiva para la UV y para Veracruz.
Felicidades, Adalberto.
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