Las malas noticias para Veracruz no sólo se ubican en el contexto de la inseguridad (520 secuestros durante 5 años), de la corrupción gubernamental (a la que, en parte, se atribuye la enorme deuda pública), de la impunidad (como, por ejemplo, el caso de los llamados Porkys de Boca del Río) y del bajo nivel de desarrollo económico; la crisis de la industria petrolera golpea con fuerza a las regiones de la entidad que dependen de dicho sector y el impacto se percibe todo el estado.

Hace unas semanas, en este espacio me refería al desempleo derivado de la crisis en el sector energético y a los masivos despidos en Petróleos Mexicanos y en las empresas vinculadas a la producción y exploración.

Campeche, Tabasco y Veracruz son muy afectados por la crisis petrolera en términos de comportamiento de los índices de empleo.

Sólo en la entidad veracruzana, el Instituto Mexicano del Seguro Social reportó una caída de 2.3 por ciento en el empleo formal, equivalente a más de 17 mil puestos de trabajo; por supuesto, no toda la pérdida es atribuible al sector petrolero; sin embargo, los despidos en Pemex y empresas como Halliburton, Schlumberger, Vordcab y Weatherford, en las zonas de Poza Rica, Coatzacoalcos y Minatitlán, han contribuido al repunte de esos números.

Lo que se preveía como una amenaza, la pérdida de empleos por la prolongada crisis del sector energético, terminó por convertirse en una pesadilla para las regiones que, como Poza Rica, dependen casi en su totalidad de las compañías petroleras.

Por otro lado, se equivocan quienes ven como un asunto lejano, distante, casi ajeno, el tema de los bajos precios internacionales del hidrocarburo; probablemente, el mayor impacto se resienta en los municipios asentados en zonas petroleras, pero los daños colaterales alcanzan a todo el territorio estatal.

Este lunes, por ejemplo, un medio de circulación nacional da a conocer datos preocupantes sobre el tema: se habla de una caída en la Recaudación Federal Participable; es decir, en los ingresos de los estados petroleros, que tiene su origen en el desplome de los precios del hidrocarburo.

Sólo durante 2015, el precio de la mezcla mexicana bajó en más del 48 por ciento. Este desplome en los ingresos participables tiene su origen en la caída del precio del crudo, que durante dicho año pasó de 85.5 dólares a 43.3.

Bajan las participaciones federales

Esa compleja situación ha generado una nueva caída en las participaciones federales, lo que pone en aprietos a las finanzas de las entidades que, como Veracruz, dependen de los ingresos que envía la federación, ante una muy baja recaudación propia.

Es una situación que no sólo afectará a las regiones petroleras; lo peor es que el problema tomó a Veracruz con los dedos en la puerta: una deuda pública que registra niveles alarmantes y una evidente dependencia de la Recaudación Federal Participable, que en un 13 por ciento se relaciona con los ingresos petroleros.

Así las cosas, el tema de los bajos precios del crudo provocó, durante el mes de febrero, una reducción de 7.7 por ciento en las participaciones a los estados.

De esa forma, la crisis petrolera y su impacto en Veracruz están por entrar en su peor momento; especialistas en el tema energético prevén que los bajos precios internacionales del petróleo se prolonguen y que la producción nacional de crudo registre una disminución, como consecuencia del recorte en las inversiones destinadas a exploración y producción.

La perspectiva a futuro no podría ser peor, porque para 2017 el problema podría ubicarse en el punto más alto, afectando no sólo a los ingresos de la federación, sino también a los de los estados y municipios.

En gran medida, esos factores provocaron que recientemente, la calificadora Moody´s redujera la calificación crediticia de México y particularmente la de Pemex; por ello, analistas financieros estiman que los estados correrán con la misma suerte, en virtud de que cerca de 90 por ciento de los recursos que llegan a las entidades del país provienen de la federación.

La entidad en la prensa nacional

Platicaba recientemente con periodistas de medios informativos de la Ciudad de México; llama la atención que las referencias que tienen de Veracruz no se relacionan tanto con la sucesión en el gobierno estatal, sino más bien con temas delincuenciales, con el secuestro, con los asesinatos y con la implicación de los cuerpos policiacos en hechos delictivos, como los casos de Tierra Blanca y Papantla.

En la agenda de los medios nacionales, el caso de los Porkys de Boca del Río y la muy cuestionada actuación de la Fiscalía General de Justicia, que luego de 15 meses de la denuncia por la presunta violación de la joven Daphne no da pie con bola,  venden más que las propuestas de los candidatos en materia de combate al delito.

Resulta evidente que cuando la prensa nacional voltea a Veracruz observa a un lugar inseguro, en que prevalece la impunidad, la corrupción y el saqueo de los recursos públicos, y donde el gobierno hace mucho fue rebasado por la delincuencia; es una pena. @luisromero85