Este viernes, la Confederación Nacional de Organizaciones Populares, que pertenece al PRI, celebrará su 73 aniversario.

La CNOP, que encabezan las senadoras Cristina Díaz Salazar, en el ámbito nacional, y Érika Ayala Ríos, en Veracruz, mantiene el liderazgo entre los sectores y organizaciones priistas, porque es el semillero de candidatos a cargos de elección popular.

De hecho, es el único sector del tricolor que tiene vigencia y fuerza propia; los otros dos, el agrario (que descansa en la Confederación Nacional Campesina) y el obrero (que tiene como principal agrupación a la Confederación de Trabajadores de México) no sólo han sido rebasados, sino que ya resultan inoperantes e ineficientes en cuanto a su capacidad de organización.

Hace mucho que la CNC y la CTM quedaron reducidas a su mínima expresión, hasta convertirse en cascajo político. Esas organizaciones tienen cada vez menos influencia y peso y ello se refleja en el hecho de que las candidaturas a cargos de elección popular por el PRI, ya no se reparten en la misma proporción que hace dos o tres décadas.

Por ejemplo, en la distribución de las candidaturas por la vía de la representación proporcional, en la elección federal de 2015, únicamente aparecieron dos cetemistas en los primeros diez lugares por la primera circunscripción, Rafael Yerena Zambrano y Javier Santillán Oceguera; ni uno por la segunda; por la tercera circunscripción sólo figuró el veracruzano Oswaldo Cházaro Montalvo, de la Confederación Nacional de Organizaciones Ganaderas; por la cuarta, Ercilia Córdoba Morán, de Antorcha Campesina; y por la quinta, nadie. En esa lista de 50 candidatos plurinominales sólo hubo dos cenecistas; y lo mismo ocurre con la CTM. Las llamadas organizaciones populares, en contraparte, dominan en las posiciones priistas.

La CNOP fue fundada el 28 de febrero de 1943 por 320 delegados numerarios y 80 fraternales, bajo la dirección de Ernesto Gallardo y Juan Gil Preciado; Antonio I. Villalobos era dirigente del tricolor, entonces llamado Partido de la Revolución Mexicana. Manuel Ávila Camacho ocupaba la Presidencia de la República.

La creación del sector popular, que se lleva a efecto tres años después de la desaparición del militar, obedece a la necesidad de que las clases medias de las áreas urbanas estuvieran representadas en el PRI; de esa forma, profesionistas independientes, profesores, servidores públicos, transportistas, pequeños industriales y comerciantes se agruparon en la CNOP, donde tuvieron espacio prácticamente todas las expresiones políticas y sociales que no cabían en los sectores obrero y campesino.

Hoy, la CNOP es el único sector funcional en un partido que a pesar de mantenerse como la primera fuerza política, cada vez pierde más terreno en nuestro país, por un desgaste que podría considerarse más o menos natural.

Este domingo, a propósito del 73 aniversario de la creación del sector popular del PRI, la CNOP de Veracruz llevará a efecto su evento correspondiente, en el auditorio del edificio ubicado en Mártires 28 de Agosto, en la capital del estado.

Los cenopistas veracruzanos  tienen mucho que celebrar: su organización está posicionada y cuenta con una incuestionable presencia, derivada del trabajo social, que se traduce en importantes espacios políticos: los dos senadores del PRI, José Francisco Yunes y Érika Ayala Ríos surgieron de dicho sector, al igual que el gobernador del estado y el candidato a sucederlo, la mayoría de los diputados locales y federales del partido, así como un número considerable de los ediles en los 212 ayuntamientos de la entidad.

Priistas contra expriistas

En redes sociales ha surgido una avalancha de mensajes que buscan recordar a los receptores el pasado priista del candidato de la alianza PAN-PRD al gobierno veracruzano, Miguel Ángel Yunes Linares, quien ocupó la dirigencia estatal del PRI, partido al que por años estuvo vinculado.

Sin embargo, Yunes Linares no es el único ex priista en participar en un proceso electoral contra el Revolucionario Institucional; Armando Méndez de la Luz, candidato del Movimiento Ciudadano, fue alcalde de la capital del estado y también fue un destacado miembro del PRI.

En otras entidades ocurre un fenómeno similar: la alianza PAN-PRD recurre a figuras políticas que estuvieron vinculadas al PRI. Por la noche de este miércoles, por ejemplo, en Oaxaca fue ungido José Antonio Estefan  Garfias como candidato de la alianza PAN-PRD a la gubernatura del estado; busca relevar a Gabino Cué Monteagudo.

Estefan Garfias renunció hace un año, en enero de 2015, a su militancia priista.

Lo mismo ocurre con José Rosas Aispuro, en Durango; con Carlos Joaquín González, en Quintana Roo; y con Pedro de León Mojarro, en Zacatecas, quien ha brincado del PRI al PRD en dos ocasiones; la más reciente, el año pasado.

Eso sin contar con líderes de partidos de oposición que también surgieron del Revolucionario Institucional; en esa lista aparecen nombres como el de Andrés Manuel López Obrador, fundador de Morena y ex dirigente nacional perredista; Porfirio Muñoz Ledo, también ex dirigente del Sol Azteca; Dante Delgado Rannauro, del Movimiento Ciudadano; y hasta el líder moral del PRD y ex candidato presidencial, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, entre otros.

La realidad es que  el argumento del trapecio político carece de contundencia como arma de ataque y desprestigio. @luisromero85