En unos días, los partidos políticos deberán emitir sus respectivas convocatorias para la selección de candidatos a gobernador y diputados locales en Veracruz. Se espera que dentro de dos o tres semanas, el Partido Revolucionario Institucional defina a su abanderado al Poder Ejecutivo de la entidad. De igual manera, estamos a días de que se defina el tema de la alianza entre los partidos Acción Nacional y de la Revolución Democrática.

A unas horas de concluir 2015, sólo el PAN tiene definido a su candidato; será Miguel Ángel Yunes Linares, único aspirante del blanquiazul que se mantiene vivo en el proceso interno y por quien la dirigencia nacional ha mostrado una evidente simpatía.

Podríamos decir, sin exagerar, que Yunes Linares tiene la candidatura en la bolsa; por si fuera poco, prácticamente controla la estructura directiva y los demás grupos internos han terminado por aceptarlo como abanderado al gobierno estatal, sobre todo luego de que Juan Bueno renunciara a su militancia. No se espera, por cierto, una desbandada panista en este proceso, aunque sí algunas deserciones de militantes y cuadros destacados.

El amigo Jorge Palacios aclara, por cierto,  que el diputado Hugo Fernández no ha anunciado su salida del blanquiazul, como tampoco lo ha hecho, todavía,  el alcalde de Córdoba, Tomás Ríos Bernal.

Lo cierto es que al interior del partido que encabeza en Veracruz José de Jesús Mancha, no hay, en estos momentos, quien haga sombra a Miguel Ángel Yunes, que camina tranquilo rumbo a la candidatura.

El tema de la suma de PAN y PRD aún no se concreta, pero todo indica que en cuestión de días quedará resuelto; esos dos partidos irán juntos, en una alianza completa, por la gubernatura de Veracruz y por la mayoría en la Legislatura del Estado. Al blanquiazul le corresponderán 16 de las 30 candidaturas a las curules del Congreso local, mientras que el Sol Azteca se quedará con 14.

La encerrona de Casa Veracruz

En el Revolucionario Institucional lo único claro es que no hay nada definido. El tema del abanderado priista será resuelto en dos o tres semanas, cuando mucho; sin embargo, desde hace un mes, en los corrillos políticos con insistencia ha circulado la especie de que el candidato a suceder a Javier Duarte será el senador Héctor Yunes Landa. José Francisco Yunes esperaría dos años más, para buscar la candidatura en 2018.

En el PRI, parece que desde el viernes 27 de noviembre, cuando se llevó a efecto la comida de la unidad en el rancho San Julián, que fue encabezada por Manlio Fabio Beltrones, las cosas quedaron más o menos claras. De acuerdo con esas versiones, los grupos internos del tricolor, incluyendo al que se mantiene actualmente en el gobierno estatal, ya pactaron y establecieron acuerdos.

Por otro lado, durante las últimas dos semanas surgieron otras señales en el sentido de que no existe todavía pacto o acuerdo alguno entre las partes involucradas; uno de los alfiles del gobernador, el dirigente estatal del partido, Alberto Silva Ramos, por ejemplo, mantiene su activismo y quienes simpatizan con la idea de la continuidad sostienen que el también diputado federal por el distrito de Tuxpan ya está en la recta final y que podría ser designado candidato.

Por su parte, el secretario de Infraestructura y Obras Públicas, Tomás Ruiz González, ya habría comentado, a su círculo más cercano, que se encuentra listo y con el bate al hombro.

Sin embargo, la llamada “Comida de la Unidad” (así les dicen ahora a todas las comidas priistas) celebrada este martes 29 en Casa Veracruz, terminó por fortalecer la versión que apunta a Héctor Yunes como candidato del PRI a suceder a Javier Duarte.

Cuatro aspirantes, actores de reparto

De los  siete aspirantes que se reunieron con el gobernador en funciones, al menos cuatro –Jorge Carvallo Delfín, Erick Lagos Hernández, Adolfo Mota Hernández y Flavino Ríos Alvarado– eran simples espectadores, actores de reparto en una obra cuyos protagonistas son, en orden de probabilidades, Héctor Yunes Landa, Tomás Ruiz González y Alberto Silva Ramos; este último, a propósito, dijo que la ausencia del senador Pepe Yunes en ese encuentro de aspirantes con el ejecutivo se debe a que al de Perote no le interesa la gubernatura por dos años, lo que de inmediato fue desmentido por Yunes Zorrilla, quien reviró al apuntar que el dirigente estatal del PRI no es su vocero ni está calificado para hacer declaraciones en su nombre.

Por cierto, la declaración del senador sobre la mesa puesta, el bufet que no cambia por la comida de fonda –en alusión a una postulación por otro partido por la vía independiente–, más que a valentonada muy al estilo del de Soledad de Doblado, fue interpretada como la confianza y la certeza de que la convención de delegados le será favorable en unas semanas.

En el PRI está a punto de salir la fumata blanca que precede al anuncio del cardenal protodiácono que está a punto de salir del balcón para gritar habemus candidato. @luisromero85