No parecía posible que desde el centro (desde la Presidencia de la República y el CEN del PRI) pudieran dar al gobernador Javier Duarte de Ochoa la posibilidad de involucrarse en la sucesión y, mucho menos, decidir quién será el candidato de su partido para la minigubernatura.
Asediado por los temas polémicos, que lo pondrían como un político sin mayores activos y cuya influencia abierta haría más daño a quien en enero próximo sea nominado en lugar de darle fortaleza, Javier Duarte de Ochoa ha sabido abrirse camino y le están dando cuerda en las altas esferas nacionales para que sea el fiel de la balanza.
Al menos eso puede colegirse de lo que él mismo dijo a varios columnistas este lunes, originalmente reunidos para entrevistar a Alberto Silva Ramos, dirigente estatal del PRI, y que fuimos sorprendidos con su arribo al sitio en que nos preparábamos para compartir alimentos con un Cisne cuyo vuelo tardó casi 40 minutos para que llegara a la cita.
La intempestiva presencia de Duarte sorprendió a todos. No sólo significaba un respaldo abierto a su principal carta que, en su presencia, perdió el habla y dejó el micrófono a su jefe político; también, mostró el abierto activismo político de un gobernador que, tras ser acusado persistentemente de prohijar la corrupción en su gobierno, por la mañana había dado un golpe político importante con el anuncio de una iniciativa constitucional que abrirá paso al sistema estatal anticorrupción.
Muy temprano de este lunes, en efecto, Duarte anunciaba a somnolientos periodistas la creación de una Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción y un Comité Coordinador Anticorrupción, el fortalecimiento de las funciones del Contralor General del Estado y la desaparición del fuero local para el gobernador (quien solo quedará con el fuero federal), los miembros de su gabinete, alcaldes, síndicos y regidores, dejándolo solo para las figuras del Fiscal General, los magistrados del Poder Judicial, los diputados locales y el presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos.
“No soy suicida”: Javier Duarte
Pero a esta jugada, parecida a las que ha puesto en marcha en ocasiones anteriores (como el anuncio del despido de más de 2 mil ‘aviadores’ de la SEV, horas antes de reunirse con el secretario Aurelio Nuño en Morelos) y que le hacen estar en sintonía con las acciones del gobierno federal, Duarte se centra en lo político, en el candente tema de su sucesión el año que entra.
Justo cuando cumplía su quinto año como gobernador, nos despacha la frase: “En Veracruz, todo el que respira, aspira”, como para poner en contexto el enorme enjambre de aspirantes a la gubernatura y señalar que no hay de dos sopas (Héctor y Pepe Yunes) sino de más, que en enero se convertirán en solo una.
Las encuestas como método de selección del candidato, afirma, son una vacilada (se ha demostrado en otros estados que los punteros en esos ejercicios demoscópicos pierden elecciones), y coincide con Manlio Fabio Beltrones en que lo más importante será el candidato que garantice unidad e inclusión, una frase que Alberto Silva Ramos toma como única señal dejada por el dirigente nacional priista durante la comida en el rancho San Julián del viernes pasado.
Como para evitar que se le acuse de que busca imponer a como dé lugar a uno de los suyos, Javier Duarte ataja: “no soy suicida, no voy a apoyar a alguien que no pueda ganar; apoyaré a la mejor opción que se tenga a la hora de tomar la decisión”. De aquí a esa fecha definitoria, recalca, no importan las encuestas, no tiene sentido invocar preferencias en ellas porque cada semana esos indicadores cambian como las cotizaciones en una bolsa de valores.
Es necesario, señala, tener abiertos los canales de comunicación con todos, y revela que por eso el viernes, antes de la comida en San Julián, se reunió con el senador Héctor Yunes Landa, con quien se abrió una línea de confrontación muy marcada, sobre todo a raíz de que Duarte le entregara una caña de pescar en el acto en que Juan Carlos Molina asumió la dirección de la CNC en la entidad.
“Me reuní con él el viernes por la mañana, platiqué con él, le dije que lo respeto pero que no comparto su estrategia, que no la entiendo. Le dije: demeritas a tu propio proyecto político porque la gente no entiende que es entre Héctor y Javier, sino que es contra el PRI. Le pedí que le bajara dos rayitas a su discurso estridente: ‘le estás haciendo la chamba al de enfrente’”.
Sin ningún rubor, abiertamente, Javier Duarte de Ochoa dice que el tema del candidato del PRI lo va a resolver el propio partido, “pero la opinión del presidente nacional del PRI y del gobernador del estado tienen un peso muy importante”.
¿Tiene influencia en el ánimo presidencial?
A Duarte no parece arredrarle el enorme ruido en su contra, tanto a nivel local como nacional. Habla de triunfos electorales del PRI durante su mandato y de derrotas sufridas por su partido durante el gobierno de su antecesor, Fidel Herrera Beltrán, a quien dice querer pero de quien se ha alejado para evitar que confunda a todos con la idea de que tiene influencia en su gobierno: “el gobernador soy yo”.
Y describe al cónsul de México en Barcelona: “El problema de Fidel Herrera es Fidel Herrera, no Miguel Ángel Yunes Linares; él me orilla a alejarme de él. Y he sido leal, todos los madrazos de la Auditoria Superior de la Federación contra el gobierno veracruzano son por los años de Fidel, el de 2009 y el de 2010”.
La pregunta flota en el ambiente aunque muchos colegas parecen no cobijar la menor duda: ¿Le dejarán mover las piezas en la definición del candidato priista que buscará sucederlo?
Javier Duarte no tiene la menor duda. “Soy el único amigo veracruzano que tiene Enrique Peña Nieto. Fui el primer gobernador que públicamente lo apoyó para la candidatura presidencial”. Recuerda aquel extraño hermanamiento entre Xalapa y Toluca, que atestiguaron en la capital veracruzana los gobernadores de ambas entidades, Duarte y Peña Nieto.
Y comenta que fue justo en el Salón Yanga de Casa Veracruz, donde el entonces gobernador mexiquense dijo por primera vez públicamente que aspiraba a ser candidato presidencial del PRI; en septiembre de 2011, le dio su apoyo total.
Revela que el sábado pasado se reunió en la ciudad de México con el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, para abordar diversos temas políticos, y precisa su buena relación con el Secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray, con quien coincidió siendo ambos secretarios estatales de Finanzas de Veracruz y el Edomex, y como diputados federales en la misma comisión legislativa.
Esto dice Javier Duarte. Me interesó comentarles para que cada quien saque sus conclusiones.
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