Veracruz tendrá en el 2016 los comicios más significativos entre los 14 que se desarrollarán en el país. Y no sólo por el tamaño y el peso económico de este estado sino porque lo que ocurra allí dará luces sobre lo que pueda suceder a nivel nacional en 2018, cuando se renueve la Presidencia de la República.

A no dudarlo: el futuro de PRI, PAN, PRD y Morena pasa por lo que ocurra en la elección de gobernador en Veracruz, que se llevará a cabo dentro de seis meses y medio, el domingo 5 de junio.

Es verdad que, en razón de los cambios a la Constitución estatal en materia política, se elegirá gobernador para un periodo de solamente dos años —con el fin de empatar los siguientes comicios para mandatario estatal con los presidenciales de 2018— pero, aun así, los partidos estarán afinando sus estrategias con tal de llevarse la posición.

Ganar Veracruz es dar un paso importante hacia ganar Los Pinos en 2018.

El PRI hará lo estrictamente necesario para retener el estado, uno de los nueve donde nunca ha habido alternancia en la gubernatura desde 1929.

Sus mayores escollos son, justamente, su larga duración en el poder, que ha desgastado paulatinamente al partido en la preferencia del electorado, así como las divisiones internas que enfrenta, que ya se han vuelto visibles en el escenario nacional, y la persistente inseguridad que azota al estado desde hace años y la terrible corrupción que se instaló en la administración pública desde la época de Fidel Herrera agudizada en la presente.

Por su parte, PAN y PRD han apostado por una alianza electoral para tratar de conquistar el Palacio de Gobierno de Xalapa.

Si en alguno de los 13 estados con elección de gobernador parece competitiva esa alianza es precisamente en Veracruz, donde la suma de los votos obtenidos por uno y otro partido ha sido tanta o mayor que la del PRI en comicios federales y locales celebrados en años recientes.

A su vez, Morena participará por primera vez en una elección local en el estado, donde dio la gran sorpresa ganando las diputaciones federales de mayoría correspondientes a Xalapa y Coatzacoalcos en junio de este año, rebasando al PRD como la tercera fuerza estatal.

Los priistas locales saben que la división de la izquierda le da un margen de maniobra importante. Al separarse del PRD, Morena se llevó la mitad de los votos que solía concentrar la izquierda en el estado. Es por eso que, a diferencia de 2010 y 2013, cuando el PRI maniobró para impedir una alianza del PAN y el PRD, esa posibilidad hoy no le quita el sueño, pues sabe que la presencia de Morena impedirá que haya un solo polo opositor.