Eso de que detrás de cada gran hombre siempre ha habido una gran mujer dejó de aplicar como frase notable desde que las feministas a ultranza exigieron que se dijera en lugar de “detrás de” una expresión más acorde con la equidad de género, del tipo de “junto a” o “adelante de”.
Y ese caso aplica para muchas mujeres que se han partido la vida junto con su compañero, lo han sostenido, le han dado ideas y una visión distinta de las cosas. Muchos grandes hombres lo han sido gracias al trabajo otrora invisible o ninguneado de sus esposas, quienes eran víctimas de las costumbres de una sociedad machista.
Bueno, las cosas han cambiado radicalmente, pero persiste la figura de ciertas mujeres que han permanecido atrás de grandes hombres, muchas veces ocultas en la sombra o con presencias discretas.
Me refiero a las secretarias privadas, que son verdaderos dechados de prudencia, de conocimiento, de sentido común y de soluciones con las que hacen posible que los hombres con graves responsabilidades puedan ejercer su función en las mejores condiciones de su cotidianidad.
Son las que resuelven cosas tan importantes como el pago de los servicios del hogar de su jefe, sus cuentas personales con los bancos; son las que le dicen a quién felicitar y las que escogen el regalo más adecuado; son las que recuerdan los onomásticos de la esposa, los padres, los hijos, y también el aniversario de bodas; son las que dan los pretextos exactos cuando no se puede responder a un compromiso.
Entre ellas, descuellan muchas que son o han sido la gente de todas las confianzas de gobernadores veracruzanos.
Recuerdo a Leticia Muñoz, que tenía la varita mágica para entender el carácter tan especial y los desplantes del gobernador Agustín Acosta Lagunes, lo que durante su sexenio fue una verdadera hazaña. Gracias a doña Lety, muchos entuertos se desfacieron en la exigente oficina del político de Paso de Ovejas que gobernó a Veracruz de 1980 a 1986.
Con don Fernando Gutiérrez Barrios, la señora Laura Vargas cumplió excepcionalmente su función durante muchos años, desde antes de que el hombre leyenda fuera Gobernador, y muchos después. Podemos decir que la oficina de don Fernando siempre fue un reloj que caminó muy bien aceitado gracias al trato amable y la eficiencia sin par de Laurita, como la recordamos cariñosamente tantos que tuvimos trato y soluciones con ella.
El licenciado Miguel Alemán tuvo en Veracruz durante su gubernatura a una persona toda prudencia, eficaz y puntual como nadie, honorable y honesta. La licenciada Olivia Domínguez Armengual no tuvo un error de apreciación durante todos los días del sexenio alemanista, que recorrió de forma cumplida y eficiente.
Javier Duarte de Ochoa tiene en Beatriz del Toro Sánchez a quien le evita las molestias del día a día y le resuelve no solamente asuntos personales, sino muchos de mayor peso específico. Betty del Toro -como la conocen muchos que han recibido las bondades de su carácter y de su capacidad para resolver cualquier tipo de problemas- llena la oficina del Gobernador de su sonrisa invicta, con la que no han podido las vicisitudes para muchos otros poco soportables. Es ni más ni menos que la campeona contra el estrés, y eso no tiene precio…
Mujeres que sacrifican su horario y buena parte de su vida, entregadas al trabajo. Mujeres que son causa en muchas ocasiones de tantos logros de su jefe, al que tan bien sirven. Mujeres que hoy recordamos.
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