Antes del polémico nombramiento del ex gobernador Fidel Herrera Beltrán como cónsul de carrera en Barcelona –una designación diplomática hecha fast track directamente por el presidente Enrique Peña Nieto, ya que legalmente no estaba obligado a someterla a la aprobación del Senado de la República–, hubo otro caso en el Servicio Exterior Mexicano que en su momento generó también fuertes críticas y protestas en México y en España: el del ex presidente Gustavo Díaz Ordaz como Embajador Extraordinario y Plenipotenciario.
A Díaz Ordaz le tocó reabrir la Embajada de Madrid que durante 37 años había permanecido cerrada. Y es que ante la dictadura del general Francisco Franco y la derrota de la Segunda República Española, el gobierno del presidente Lázaro Cárdenas, en solidaridad con los vencidos, había decidido suprimir esa representación diplomática el 1 de enero de 1940. Fue hasta el 28 de marzo de 1977, más de un año después de la muerte del dictador, cuando México y España restablecieron sus relaciones binacionales.
El ex presidente, cuya administración (1964-1970) quedó históricamente marcada por la matanza estudiantil de Tlatelolco en octubre de 1968, fue acreditado oficialmente como Embajador ante el gobierno del Rey Juan Carlos I el 21 de julio de 1977, pero ante el alud de críticas decidió renunciar el 2 de agosto a la representación diplomática que de 1937 a 1939, antes de que México rompiera relaciones con España, había ocupado un ex gobernador de Veracruz: el general Adalberto Tejeda Olivares, oriundo de Chicontepec.
En cambio ahora Herrera Beltrán, degradado políticamente como Cónsul de Carrera para evitar que su nombramiento fuese vetado por la oposición en el Senado de la República, está decidido a aferrarse al cargo pese a que sigue provocando críticas y rechazo en las redes sociales y en los principales medios de comunicación de México y Madrid así como entre los connacionales radicados en Barcelona, sobre todo en el más duro núcleo de intelectuales y activistas de derechos humanos que han llegado al extremo de especular que el ex mandatario veracruzano, a quien sus detractores han vinculado con el cártel de Los Zetas y lo han estigmatizado como corruptor y represor de la libertad de expresión, habría sido enviado a Cataluña como operador del “narcoestado” mexicano que representa el presidente Peña Nieto.
Ayer, por ejemplo, Arturo Landeros, sociólogo y arquitecto residente desde hace más de una década y nacionalizado español, confesó a una publicación catalana su temor por la llegada de Herrera, pues declaró que “Barcelona siempre ha sido una ciudad refugio para activistas y periodistas amenazados en México”.
Landero, quien encabeza la plataforma de apoyo a los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa desaparecidos en Iguala en septiembre del 2014, aseguró que el nombramiento del ex gobernador priista de Veracruz como cónsul ha provocado seria preocupación entre la comunidad mexicana.
Según Landeros, ya empezaron a brotar los primeros síntomas de miedo pues “muchos” se están negando a participar en la protesta que pretenden realizar ante el consulado mexicano ubicado en el Passeig de la Bonanova. “Temen por la familia que tienen en México”, dijo el activista, quien consideró que no es casualidad el desembarco de un representante del gobierno de Peña Nieto de este perfil en un momento en el que se está trabajando en un proyecto para potenciar esta labor de acogida y refugio de amenazados en Barcelona a través de becas y otros mecanismos.
“El proyecto, con la llegada de Herrera, pierde seguridad”, afirma, pues expuso que cualquier profesional o activista amenazado por el narcoestado mexicano se lo pensará antes de venir una ciudad que tiene como cónsul a “un personaje muy conocido pero por las peores causas”. Y sostiene que “su nombramiento responde a una voluntad de romper esta dinámica de atención a amenazados que prolifera en la ciudad”.
Por su parte, la escritora y activista catalano-mexicana Lolita Bosch, apuntó que el nombramiento de Fidel Herrera “nos hace levantar las antenas a todos” ya que lo definió como “un mensaje ofensivo, impositivo y desafiante”.
Bosch, quien lidera una asociación en México, aseguró que el nombramiento del político veracruzano llega cargado de contenido. “Nos quieren transmitir que allí donde haya activismo contra el narcoestado llegará el gobierno”, alertó la escritora, la cual comentó que trabaja con centenares de familias en México cuyos hijos desaparecieron durante su administración en Veracruz, y que “vieron también cómo su gobierno no movía un dedo para encontrarlos”, por lo que “Fidel Herrera tiene una carga simbólica muy significativa”, afirmó.
Otra entrevistada, Rosi Morales, gestora cultural de 36 años, avaló los argumentos de sus compatriotas y consideró una “burla” y “terrible” el nombramiento de Herrera por ser “un representante del narcoestado”. Morales explicó que precisamente salió de México por miedo y que ahora siente la obligación de luchar desde fuera. “La comunidad mexicana en Cataluña es sólida, crítica y no debemos permitir que este cónsul nos acalle”, aseguró tras reconocer que el nombramiento del priista veracruzano los ha dejado “fuera de combate”.
¿Renunciará Fidel al consulado? Sus correligionarios y ex colaboradores, que lo conocen bien, lo dudan. Aseguran que su ex jefe y compañero de partido no conoce la vergüenza política ni tiene los escrúpulos del ex presidente Díaz Ordaz.