A mediados de 2013, cuando la H. Junta de Gobierno de la Universidad Veracruzana estaba por elegir al nuevo Rector, el gobernador Javier Duarte de Ochoa, en una reunión privada con periodistas, comentó que era muy respetuoso de la autonomía universitaria y que no se entrometería en el proceso interno de la máxima casa de estudios pero que, en lo personal, a él le gustaría contar en la UV con un aliado que desde esa institución académica colaborara con su administración tal como en su momento lo había tenido el exgobernador Miguel Alemán Velasco (1998-2004).
El comentario de Duarte se interpretó como un espaldarazo al ex rector Víctor Arredondo Álvarez, quien buscaba ser reelecto otra vez. Sin embargo, la alusión del gobernante fue una especie de “beso del diablo” para el ex director de Educación Superior de la SEP, pues el doctor José Sarukhán Kermez, el influyente ex rector de la UNAM, terminó por vetar al académico de origen cordobés al persuadir a los demás miembros de la Junta de Gobierno de la UV que debía elegirse a quien garantizara total independencia del poder político.
El doctor Arredondo fue el primer rector electo de la era autónoma de la UV a finales del sexenio del gobernador Patricio Chirinos, en 1997, y luego continuó al frente de la casa de estudios durante toda la administración alemanista, hasta diciembre de 2004, cuando Fidel Herrera Beltrán, al asumir la gubernatura, lo designó secretario de Educación de Veracruz.
Pero lo cierto es que, sin exponer la autonomía universitaria, Arredondo fue un gran colaborador de Alemán desde la Rectoría de la UV ya que no representó ninguna carga financiera extraordinaria para el gobierno del estado, pues su administración se distinguió por la eficaz gestión de patrocinios privados y de fondos públicos federales que le permitió realizar proyectos de infraestructura y equipamiento, como las USBI, y hasta para subsidiar el campeonísimo equipo de baloncesto profesional “Halcones de Xalapa”.
A ello parecía referirse el gobernador Duarte sobre el perfil del nuevo rector que estaba por ser electo en la UV. Y es que ante la abultada deuda pública que heredó de la pasada administración, la cual le ha generado un fuerte conflicto con la rectora Sara Ladrón de Guevara y la comunidad universitaria por el subsidio que el gobierno estatal debe aportar a esta casa de estudios, el mandatario veracruzano esperaba contar con alguien que con sus relaciones institucionales y empresariales de alto nivel, así como por sus buenos oficios políticos, le ayudara a gestionar recursos extragubernamentales para relajar esta presión financiera.
Ahora, en cambio, el mandatario estatal ha tenido fuertes diferendos con Ladrón de Guevara por un supuesto adeudo del gobierno estatal por más de dos mil millones de pesos. El 7 de septiembre pasado, al rendir su segundo informe de actividades, la rectora se refirió a la falta de liquidez financiera de la UV. “Es importante mencionar que la presente administración recibió una institución que ya enfrentaba problemas financieros. En agosto de 2013 las cuentas por cobrar de la Universidad se acercaban a los novecientos millones de pesos, cantidad derivada de la falta de pago de los subsidios aprobados en favor de la institución. Al mes de agosto, esta cifra se ha incrementado más del cien por ciento”.
Y le expresó al secretario de Gobierno: “Dé usted este mensaje a nuestro gobernador, doctor Flavino Ríos, pues estos subsidios constituyen el presupuesto de las instituciones de educación superior públicas en todo el país. Estos subsidios son los recursos que la sociedad, en su conjunto, destina a través de nuestros gobiernos para asegurar la educación universitaria de calidad a nuestros jóvenes veracruzanos, mexicanos”. Luego puntualizó: “Insistimos, como lo hicimos el año pasado, en nuestra demanda: requerimos la puesta al día de nuestros pendientes, así como el flujo oportuno de los recursos. Lo que ofrezco son datos duros, no opiniones ni posiciones críticas”.
Tres semanas después, en respuesta al mismo reclamo de los miembros de la H. Junta de Gobierno, el gobernador respondió que de enero del 2010 a septiembre del 2015 la UV había recibido y ejercido un presupuesto total de 20 mil 322 millones 600 mil pesos, de los cuales el gobierno del estado ha aportado 10 mil 164 millones 900 mil pesos y la Federación 10 mil 157 millones 700 mil pesos, “montos destinados a la educación superior que no tienen antecedente en la historia del estado”. Y añadía que en el presupuesto 2015 se establecen 4 mil 677 millones 430 mil 73 pesos, de los cuales el 52.71% corresponde al gobierno del estado vía subsidio, y el 47.29 por ciento, proviene de la Federación.
Esta inédita confrontación pública entre las autoridades de la UV y del gobierno del estado ha hecho recordar la exitosa gestión del rector Carlos Manuel Aguirre Gutiérrez (1983-1986), quien ante el regateo del apoyo financiero del gobernador Agustín Acosta Lagunes, el cual le habría llegado a proponer inclusive desaparecer los institutos de investigación dizque para ahorrar recursos, tomó la iniciativa de convocar a respetables personalidades de la sociedad xalapeña, como el empresario Antonio Chedraui Caram, los doctores Pedro Coronel Pérez y Leonardo Kats Bercovitz, y los abogados José Luis Adame Von Knop y Francisco Javier Escalera Navarrete, para constituir el Fondo para el Fomento de las Actividades de la Universidad Veracruzana, una Asociación Civil que al final de su gestión, en diciembre de 1986, dejó en caja 1,243 millones 427 mil 656 pesos con 37 centavos, más aparte un superávit financiero de 1,363, 561 millones de pesos, que respaldaba también la homologación del tabulador académico de la UV con el de la UNAM. Y no sólo eso, sino que Aguirre Gutiérrez dejó además, como patrimonio adicional, tres autobuses de pasajeros valuados en 120 millones de pesos; una editora (Graphos) con todos sus accesorios, y una farmacia universitaria ubicada en el Hospital de Ginecología y Obstetricia.