La Iglesia católica parece estar dispuesta a movilizar a su feligresía para llamar la atención en torno a temas de debate nacional que han logrado base jurídica firme para transformar, en el orden civil, formas de convivencia diferentes a las que la misma ley reconoce y la institución clerical considera como únicas y excluyentes.
Los temas del matrimonio entre personas del mismo sexo, las parejas homoparentales y el aborto constituyen los objetivos contra los que han levantado la voz y que, este domingo, darán razón a una manifestación política convocada por las jerarquías confesionales, al menos en Xalapa.
A contracorriente de una tendencia que ya ha ganado importantes avances en el mundo, incluso en aquellos países que, como los Estados Unidos, siempre se habían caracterizado por un férreo conservadurismo, la Iglesia católica mexicana y, en particular, la veracruzana, está buscando medir las fuerzas que puede movilizar para mantener su influencia entre los partidos políticos, a los que podría chantajear con golpear en los procesos electorales próximos, si promueven o votan a favor iniciativas encaminadas a implantar la tolerancia, la igualdad y el respeto a las diferentes preferencias sexuales.
Hasta hace poco, las parejas gay debían tramitar su matrimonio civil en el Distrito Federal, que marcha a la cabeza en materia de reconocimiento de los derechos de una comunidad que cada vez agrega más letras a sus siglas, la LGBTTI, pero gracias a una jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), en cualquier entidad podrán celebrarse este tipo de uniones aunque no haya leyes locales que lo consideren, siempre que se tramite un juicio de amparo.
Lo peligroso para esta comunidad puede estar proviniendo de los jerarcas católicos. Las recientes expresiones homofóbicas hechas por Luis Felipe Gallardo Martín del Campo, Obispo de la diócesis de Veracruz, demuestran que no solo tiene largo el nombre sino también la lengua. Señaló que hay “mucha gente gay” en los medios periodístico, político y artístico que, para su pesar, no salen del closet, no aceptan que tienen preferencias hacia personas de su mismo sexo.
Al hablar de la marcha que organiza para este sábado contra la resolución de la SCJN para reconocer el matrimonio entre personas del mismo sexo, lo que abre el camino no a la destrucción del matrimonio tradicional sino al reconocimiento de derechos que la ley otorga a los cónyuges (en materia laboral y civil, principalmente), el prelado se enfrascó en una serie de frases hechas sobre que los homosexuales tienen derecho a tener sus preferencias pero no a ejercerlas y, menos, convertirlas en razón para una unión matrimonial y, ¡válgame Dios!, mucho menos para adoptar y criar hijos.
Para él, los gay son pecadores que han optado serlo y no porque hayan nacido con esa orientación. Con esa obstinación seudocientífica, el obispo jarocho cree tener en sus manos la solución al problema mediante una pastoral encargada de atender a los ‘adictos’ al mismo sexo. “Lo que pasa es que no quieren aceptarlo aunque lo saben, los de los medios, empezando por ahí, hay mucha gente gay en los medios; los gobernantes, hay mucha gente gay; los artistas, toda esta vida pública les interesa a ellos que no, que así nacieron y no nacieron así”, pontificó el prelado.
La reacción de la comunidad LGBTTI, muy fuerte en el Puerto, no se hizo esperar. Además de pedir una disculpa pública que nunca recibirán, están acusando con razón a la Iglesia católica de promover actitudes homofóbicas que pueden tener graves manifestaciones de violencia.
Medios de comunicación, clase política y artistas, dijo el prelado, pero en ningún momento se refirió a los curas pederastas que su Iglesia ha protegido por siglos y que han hecho un daño permanente a miles de personas en el mundo, aunque según su lógica, tienen cabida en la Iglesia porque también son pecadores y a eso vino, como dijo él, el hijo de Dios.
La respuesta vino del activista Leonardo Ruiz quien señaló que, antes de hablar de valores, los líderes religiosos deben aclarar y denunciar a quienes han cometido abusos contra menores dentro de sus instituciones, y añadió que la comunidad LGBTTI ha sido duramente criticada sin razón, al acusarlos de ser una aberración cuando la única aberración son los actos de pederastia y prejuicio que se dan al interior de las asociaciones religiosas.
Por su parte, Dulce Arenas puso el dedo en la llaga al señalar que los constantes mensajes de repudio emitidos por eclesiásticos han incrementado los ataques contra gais y lesbianas. Precisó que en lo que va del año han ocurrido 28 homicidios por homofobia, una cifra que puede incrementarse por mensajes como el del obispo Luis Felipe Gallardo.
La activista llamó a los líderes religiosos y asociaciones civiles que se han manifestado en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo a que permitan el debate público de ideas, a fin de desmitificar los señalamientos en contra de este derecho humano, y precisó que no buscan la aprobación de la Iglesia o que ésta permita las bodas religiosas entre personas del mismo sexo, pero sí respeto hacia una lucha legítima.
Por cierto, los legisladores veracruzanos se han negado sistemáticamente a abordar este tema. Aunque existe en comisiones la iniciativa presentada por el diputado de Movimiento Ciudadano, Cuauhtémoc Pola Estrada, para crear una ley que reconozca una figura tan débil como la de las sociedades de convivencia (lo que no plantea el matrimonio), la actitud de sus compañeros ha sido de indiferencia.
Pola Estrada señaló que este sector se encuentra legalmente vulnerable y desprotegido ante cualquier eventualidad, por la falta de una regulación para sus efectos personales y patrimoniales (seguridad social, sucesiones, etc.), y señaló que los diputados deben plantearse la necesidad de regular los vínculos y derechos que se generen de las uniones de personas del mismo sexo.
Pese a que la propuesta ha sido considerada como light por la comunidad LGBTTI, pues la demanda es que se establezca legalmente el matrimonio, no ha habido una respuesta positiva entre las fracciones camerales, cuyos partidos temen recibir el chicotazo político de las diversas feligresías y las jerarquías religiosas en los próximos comicios estatales.
Haremos una pausa
En consonancia con el periodo vacacional de verano, la columna Hora Libre no aparecerá la próxima semana, por lo que le invito a seguirnos leyendo a partir del lunes 3 de agosto (o desde el domingo 2, en portales informativos en internet). Agradezco su comprensión.
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