Aparte de ser mujeres y ex candidatas perdedoras, ¿qué tienen en común Anilú Ingram, Elizabeth Morales y Carolina Gudiño? Pues que las tres, de diferente manera pero con el apoyo de influyentes padrinazgos políticos, terminaron por ser nominadas forzando al jefe nato del priismo veracruzano a retirar candidaturas que inclusive ya tenía apalabradas.
El caso más emblemático fue el del IV distrito electoral federal (Veracruz rural), en el que además hubo de modificarse el convenio de coalición con el Partido Verde para meter a Gudiño, quien de última hora fue impuesta por el ex gobernador Fidel Herrera en lugar del joven empresario Sergio Pazos Navarrete, que ya había sido impulsado por el gobernador Javier Duarte desde la contienda municipal de Boca del Río en la elección local de 2013.
La nominación de Carolina debió tener el mismo efecto de un golpe al hígado para Duarte de Ochoa sabida la mala relación política y personal que la soberbia ex alcaldesa porteña mantuvo durante casi toda su administración municipal con el jefe del Ejecutivo del estado, quien optó por marcar una sana distancia con la protegida de su antecesor Herrera Beltrán.
Pero la “caída” de Gudiño habría arrastrado también a la candidata del distrito urbano, Anilú Ingram, según la versión de algunos estrategas electorales priistas que niegan que se haya operado en contra de la diputada local con licencia. Y es que argumentan que en el municipio de Veracruz se ubica el 60 por ciento del electorado del distrito rural. Sin embargo, las supuestas estructuras paralelas de aspirantes del tricolor a la alcaldía porteña, como la del ex subsecretario de Gobierno, Marlon Ramírez, inexplicablemente fallaron. ¿Acaso habrá sido porque Ingram Vallines era candidata muy identificada con el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, quien además habría hecho otra sugerencia para el distrito de Coatzacoalcos que en Palacio de Gobierno no acataron?
Ramírez Marín terminó por renunciar al cargo tal como él mismo, en una reunión de gabinete, lo había ofrecido si perdía la elección en el distrito que su jefe le había encomendado. Pero, pese a ello, acaba de ser enviado a la Secretaría de Organización del CDE del PRI, donde se especula que habría sido perfilado para asumir interinamente la dirigencia en cuanto se dé la salida del presidente Alfredo Ferrari Saavedra.
Y, en Xalapa, la crónica de la derrota anunciada se habría escrito desde diciembre de 2014, cuando en una comilona en Casa Veracruz que se prolongó hasta la madrugada del día siguiente, la ex alcaldesa Elízabeth Morales, a la sazón presidenta del CDE del PRI, fue llamada para tratar de convencerla de que aceptara una posición en el gabinete estatal a cambio de la candidatura que ya había amarrado con influyentes padrinos políticos en la ciudad de México. No lograron convencerla para que dejara pasar al diputado local David Velasco Chedraui o a su suplente Corintia Cruz Oregón, actual secretaria general priista.
El golpe fue brutal para Elízabeth: la avasalló el candidato de Morena que le sacó una ventaja de dos a uno. Quedó en tercer lugar, debajo del PAN. La misma historia del ex procurador Reynaldo Escobar, quien acusó que en los comicios federales de 2012 dos operadores electorales duartistas maniobraron en su contra: Gabriel Deantes, a quien también se menciona para presidir el CDE del PRI, y su incondicional Víctor Moctezuma, el cual maniobra desde la Secretaría Ejecutiva del Instituto Electoral Veracruzano.
¿Se volverá a repetir la misma historia en la sucesión estatal de 2016? Seguramente dependerá del candidato que mayor impunidad le garantice a la camarilla en el poder.
Veracruzano brillante
Ponente en la VII Cumbre de Comunicación Política efectuada en República Dominicana, el abogado y asesor político-electoral Fernando Vázquez Rigada expuso que los resultados de las recientes campañas electorales deben poner a reflexionar a los dirigentes de los partidos políticos, ya que es evidente el debilitamiento de las estructuras partidistas.
Vázquez Rigada, quien fue felicitado por especialistas y expertos en materia electoral como Roy Campos, Yago de Marta y Antonio Solá por sus triunfos obtenidos como estratega electoral en las campañas a gobernador de Baja California Sur y Querétaro, afirmó que por primera vez en la historia las estructuras partidarias parecen no ser imprescindibles para ganar una elección.
El veracruzano, quien cursó una maestría en la Universidad de Harvard, apuntó también que es evidente el descontento entre los electores con la política, lo que ha orillado incluso a votar por candidatos sin aparente conocimiento o arraigo. Estamos, dice, ante el desprestigio de la política y el surgimiento de un debate que se alimenta las 24 horas a través de las redes sociales, por lo que cada vez más las campañas requerirán de ingenio e innovación para atraer a los electores.
Vázquez Rigada ha colaborado en 115 campañas electorales, teniendo un récord de triunfos de 87 por ciento y ha colaborado en dos campañas presidenciales en el extranjero.