En un reconocimiento que se agradece y nos honra, los colegas reporteros de Coatepec agrupados en la asociación Periodistas Unidos de Coatepec -que encabeza con entusiasmo, valentía y mucha idea Alfonso Mora Chama- nos entregarán sendos pergaminos a Manuel Rosete Chávez, a Raymundo Jiménez y a mí.
La verdad es que yo siempre he sido reacio a los premios de periodismo. Y no por otra cosa, sino porque me forjé como periodista al lado de quien considero el mejor reportero y columnista que ha habido en Veracruz, Froylán Flores Cancela, quien recibió el más distinguido premio nacional que haya obtenido algún veracruzano, en el área de Comentario Político, por su legendaria columna “Glosario del momento”, que concibió e hizo la más leída durante las décadas en que fue el alma de Diario de Xalapa, al lado de don Rubén Pabello Acosta.
Ese Premio condujo a que Froylán saliera del Diario a fundar el semanario Punto y Aparte, y a mí a participar con él como jefe de redacción, con lo que me volví periodista para siempre. En mi alma mater periodística estuve de planta durante siete años magníficos, y de ahí salí a fundar El Sol Veracruzano, pero ésa es otra historia que algún día relataré, si cuento con la benevolencia de la atinada lectora y el -espero- desatinado lector.
Fue de tal tamaño el premio que en 1978 recibió Flores Cancela -el primero que se otorgaba a nivel nacional a un reportero de provincia y concedido por un jurado impecable que encabezaba don Francisco Martínez de la Vega-, que todos quienes nos formamos con él nos dimos cuenta de que nunca podríamos obtener uno en las mismas condiciones, así que optamos por hacer nuestro trabajo y esperar mejor el reconocimiento de los lectores.
Por eso usted verá que también han sido siempre reacios a los premios -aunque a veces hayan recibido alguno- Arturo Reyes Isidoro, Benjamín Domínguez Olmos, Carlos Velasco Jara, Miguel Molina, Manuel Antonio Santiago Escobar, Homero Guerrero, Pedro Noé Valdés, Odila Romero, Miguel Valera y muchos otros que recibimos la enseñanza y la influencia de Froylán, el maestro de maestros.
Y ahora que lo pienso, lo que recibiremos este viernes 12 de junio Manuel, Raymundo y su servidor no es un “premio” sino un “reconocimiento” (tal vez podemos decir que es un honroso Premio Municipal de Periodismo).
Esa distinción la consideramos sumamente valiosa porque proviene de colegas que están en activo y andan en la brega, y porque surge de la voluntad de periodistas verdaderos, que conocen, sufren y gozan el galano arte de la reporteada diaria; que se han manchado las manos, pero de tinta; que conocen lo que es una columna y qué es lo que mide un cuadratín, y que viven modestamente del fruto de su labor cotidiana.
Ante ello, no tenemos palabras con qué agradecer.
A partir de la una de la tarde del viernes 12, entonces, estaré con gusto junto con Manuel Rosete Chávez y Raymundo Jiménez en el restaurante Tachula de Coatepec, para recibir un reconocimiento de nuestros pares, que insisto, nos honra y se agradece.
Así que en adelante -y hablo sin sarcasmos- podré blasonar orgullosamente que soy Premio Municipal de Periodismo, gracias a los entrañables colegas coatepecanos.
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