Antes del arranque de las campañas, Tantoyuca y Córdoba eran dos distritos que al interior del PRI se daban por perdidos; el de la Huasteca, por ser considerado como una parcela de Acción Nacional y feudo del diputado local Joaquín Rosendo Guzmán Avilés; y el del centro veracruzano, por formar parte del llamado corredor azul.
Con características diferentes, esos dos distritos eran considerados como el mayor reto para el Revolucionario Institucional, porque las encuestas señalaban una desventaja tan fuerte que una remontada se veía como algo poco más que difícil.
En Tantoyuca, el tricolor optó por la postulación de María del Carmen Pinete Vargas, quien ya había sido legisladora federal en el periodo de 2006 a 2009 pero que no contaba con la ventaja que ofrece un cargo público reciente.
En esa región, el cacicazgo que ejerce Guzmán Avilés nublaba el panorama para el PRI y su abanderada; sin embargo, una mala selección de candidato en Acción Nacional, donde el grupo hegemónico local impuso a Víctor Marín del Ángel, terminó por fracturar al blanquiazul y dividir su posible votación. La inclusión en el escenario del candidato perredista Manuel Francisco Martínez, antes panista, convirtió la elección en una contienda de tres tercios; ahí es donde se abrió una ventana que supo aprovechar Pinete Vargas.
De no haberse presentado esa circunstancia, el resultado hubiera sido totalmente diferente porque la suma de PAN y PRD arroja más de 82 mil 500 sufragios, casi el doble de los alcanzados por PRI y Verde, que lograron 46 mil 800.
En ese distrito, tanto PRI como PRD pueden presumir logros: el primero, por la victoria y la curul; y el segundo, por la presencia y el indiscutible avance en un punto donde generalmente no aparece. El mayor fracaso fue para Acción Nacional, que se fue al tercer lugar.
En Córdoba, el escenario fue totalmente diferente; ahí no hubo división ni fractura panista; el PRI hubiera alcanzado todavía un mejor resultado de no ser por un gris candidato.
Al arrancar campaña, Marco Antonio Aguilar Yunes se ubicaba 8 puntos porcentuales abajo del abanderado de Acción Nacional, Juan Gerardo Perdomo Abella; sin embargo, más que el candidato, el equipo que se encargó de la estrategia y la operación política logró sacar el resultado.
Por otro lado, fue evidente el trabajo de investigación sobre la circunstancia electoral, planeación, análisis, estrategia y operación política en Córdoba; sin duda, en una contienda todo se reduce a números y porcentajes.
Tantoyuca y Córdoba estaban perdidos para el PRI, partido que logró superar la condición adversa y remontar las tendencias, utilizando para ello encuestas y marketing político; son dos ejemplos que nos indican que las viejas formas de hacer política y ganar elecciones han quedado en el pasado; hoy, quienes no entiendan la importancia de esos factores, poco pueden hacer en una campaña porque caminan a ciegas. Finalmente, utilizar esas herramientas puede ser hoy la diferencia entre ganar y perder una elección.
Por cierto, la estrategia política de esos y otros distritos igualmente complicados para el PRI fue encomendada a Gerardo Buganza Salmerón, el secretario de gobierno, que se ha convertido en el más confiable operador que tiene el gobernador veracruzano en casos que, en otras circunstancias, parecerían perdidos. @luisromero85