A finales de 2014, unos meses después del primer Encuentro Nacional de Legisladoras de las Comisiones para la Igualdad de Género y Titulares de los Mecanismos para el Adelanto de Mujeres en las Entidades Federativas que en agosto de ese año fue inaugurado por el secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong en el World Trade Center de Boca del Río, el gobernador Javier Duarte recibió del titular de la SEGOB una atenta sugerencia para que, como jefe nato del priismo en Veracruz, propusiera que la alianza PRI-PVEM considerara la postulación en este proceso electoral federal de las diputadas locales Anilú Ingram Vallines y Mónica Robles Barajas, quienes habían organizado ese exitoso evento.
Pero Duarte sólo apoyó a la ex presidenta de la mesa directiva de la LXIII Legislatura local, quien fue nominada por el distrito urbano del puerto de Veracruz. Por eso la ex alcaldesa porteña Carolina Gudiño fue designada de última hora por Boca del Río, ante la presión del ex gobernador Fidel Herrera Beltrán y porque el joven empresario Sergio Pazos Navarrete, que en 2013 había contendido por la alcaldía boqueña, no crecía en las encuestas.
Sin embargo Gudiño, quien inició mejor posicionada que Pazos en las preferencias electorales, presuntamente no habría podido alcanzar aún al candidato del PAN, Francisco Gutiérrez de Velasco, a quien al parecer no le está haciendo mucha merma la candidatura del ex panista Julio Saldaña, abanderado por el PRD.
A los promotores de la candidatura de Carolina les estaría fallando el cálculo, pues suponían que la ex presidenta municipal era mejor opción porque en el municipio del puerto de Veracruz radica casi el 60 por ciento del electorado de todo el distrito IV de Boca del Río. Pero hace un par de días a la candidata del Partido Verde le empezaron a llover reclamos por los compromisos incumplidos en su gestión municipal.
Durante un recorrido de campaña por la colonia Los Pájaros, colonos antorchistas increparon duramente a la candidata. “Gudiño, acuérdate de cuando buscaste el voto para alcalde, a nosotros nos diste la espalda y hoy vienes de perra a pedir apoyo”, “Basta de comprar el voto con una despensa y verdura de tercera, creen que la gente con eso come todo el año, basta de pisotearnos”, decían algunas de las pancartas de los manifestantes, quienes se quejaron del incumplimiento de sus promesas.
Ante el airado reclamo de los antorchistas, el equipo de seguridad de Carolina intentó disolver la manifestación, lo que derivó en una gresca a golpes pese a la presencia de mujeres y niños.
En esta elección federal se va a poner a prueba la estructura electoral que supuestamente mantiene Gudiño Corro, pues de ello se valió en los comicios locales de 2013 la ex alcaldesa para presionar y chantajear al gobernador Duarte de Ochoa y a su partido, el PRI –aunque ahora cambió la chaqueta roja por la verde del PVEM–, para exigir y obtener un buen racimo de candidaturas para su familia e incondicionales, lo que ningún otro alcalde priista saliente pudo conseguir. En Xalapa, por ejemplo, Elízabeth Morales sólo pudo negociar la sindicatura para la ex directora del DIF, Michelle Servín González. En contraste, Carolina condicionó su apoyo a Anilú Ingram para la diputación local, y a Ramón Poo Gil para la alcaldía, a cambio de las regidurías segunda y quinta para su amiguísima Ángela Perera Gutiérrez y para su esposo Víctor Hugo Vázquez Bretón, además de que a su hermano Gustavo Gudiño Corro y a su padre Manuel Gudiño Rendón los impuso en el número 7 de la lista plurinominal del PRI, como candidatos propietario y suplente, respectivamente, con la pretensión de que ambos compartieran la curul.
A pesar del alto rechazo del electorado jarocho a la administración municipal de Carolina, los candidatos del PRI lograron salir victoriosos. Sin embargo quedó la duda si todo el mérito fue de la estructura electoral de Gudiño, pues en esa ocasión trascendió que era tal el repudio en algunos sectores porteños ligados al partido tricolor y obviamente en los antipriistas, que el abanderado de la alianza “Veracruz para adelante”, Ramón Poo, habría recibido manifestaciones de apoyo a su candidatura pero bajo la condición de que marcara una clara distancia de la alcaldesa fidelista. Pero muy prudentemente, Poo Gil trató de pintar su raya pero cuidando de no llegar a la ruptura, pues sus asesores electorales le habrían hecho ver que quizá la munícipe no lo podía hacer ganar pero sí lo haría perder.
A ese argumento se atribuyó, paradójicamente, que el grupo político y familiar de la ex alcaldesa haya sido de los más beneficiados con la asignación de dos regidurías y una diputación plurinominal, excluyendo a otros aspirantes muy ligados también al régimen de la Fidelidad con los cuales habría supuestas deudas políticas, como el ex secretario de Gobierno, Reynaldo Escobar Pérez, quien tras conocer la lista de candidatos plurinominales tuvo que ser consolado personalmente en su despacho de abogados por el entonces dirigente estatal del PRI, Erick Lagos Hernández, luego de que el ex procurador duartista hizo público su malestar recriminando que lo habían vuelto a agarrar de “pendejo”.
Ahora Carolina tendrá que demostrar que en 2013 no cambió espejitos por oro. Y que tiene con qué seguir apostando en futuros procesos electorales, pese a que su mánager, el ex gobernador Fidel Herrera Beltrán, tiene que operar a distancia luego de su “exilio” simulado como delegado del CEN del PRI en Oaxaca.