A su arribo a Xalapa en 1992 don Juan Hernández tomó la pluma, y una crisálida que lo habitaba desde la infancia completó su metamorfosis; desde entonces, la mariposa de la poesía vuela junto a él
Juantsin totomej intos (Juan el de voz de pájaros)
Ueyatl ojtipaj
kiauitl kiuauatatsa
tlen tiotlak tlasoli.
Lonkejtok kuatinij onkaj
kampa eli tlitl ineljuayo.
Teipaj tlauelotl
inepapan kalsosolmej pankisa tlauili.
iuan tlalchiuilotl
ejekatipaj kitemoua
tlen mopolojtok atitlaj neskayotl.
Tlali onkaj
ipan nekaulistli iue yixkaj,
ipaj uajkapaeuaj tlatiochiualisjuitl
kipiasej inintekij
ipan tetl tlaixpaj.
Rumbo al mar,
la lluvia arrastra
la basura de la tarde.
Hay árboles arrancados
desde su raíz de fuego.
Después de la tormenta
emerge la luz entre las ruinas,
y la paloma del suelo
busca en el viento
las señales perdidas en el agua.
Hay tierra
en la bastedad del silencio,
en ella los rituales antiguos
tendrán su oficio
en el altar de piedra.
(Juan Hernández Ramírez)
Cuando llegué a Xalapa, en 1992, traía muchas heridas y estaba muy decepcionado porque cuando fui Jefe de Zonas de Supervisión llegaban muchas plazas a mis manos, muchos me hicieron compadre, me pidieron muchos servicios y yo a todo mundo atendía y, cuando tuve el problema, muchos de los compadres y amigos más cercanos fueron los que me traicionaron pero todavía, hasta la fecha, conservo muchos, muchos, muchos compañeros que me visitan y los visito. Por todo este dolor y para demostrarles a los que me atacaron que no estaba yo derrotado, empecé a escribir; en esa época escribí un libro de poemas que se llama Eternidad de las hojas, está escrito solamente en español, hace poco hice una edición de 200 ejemplares y los repartí todos.
Empecé a publicar entrevistas y empecé a salir pero tenía el problema de la educación de mi hija; viviendo en Xalapa, rentando, a veces sin tener ni qué comer, teníamos ese problema y entonces dije a ver si Conaculta me da una beca; empecé a escribir en náhuatl, mandé mi trabajo y mi proyecto y me dieron una beca de un año, con eso escribí Encinos y estrellas (Auatl iuan sitlalimes). Al otro año metí otro proyecto, me volvieron a dar la beca pero, para esto, estaba yo escribiendo, simultáneamente, otro libro en náhuatl que se llama La lengua de los pájaros (Totome intlajtol). En ese entonces iniciaba el Premio Netzahualcóyotl, envié ese libro y no quedó, luego envié otros y tampoco y dije quiere decir que ando mal pero, aunque Totome intlajtol no ganó el premio, lo publicó Rincones de lectura y se distribuyó en todas las escuelas secundarias del país, creo que fueron 30,000 ejemplares.
También estaba pensando en jubilarme, yo trabajé en la educación indígena 41 años y me jubilé hace seis. Estas becas que me dio Conaculta me ayudaron mucho y, en la medida de mis posibilidades, he tratado de ir escribiendo un poco mejor.
En el año 2007 obtuve el Premio Nacional de Cuento Náhuatl con un cuento se llama Miauaxochitl y Makuilxochitl, está en el libro inédito Tealtepetl (Ciudad de piedra).
Con la otra beca que me dieron escribí Chikome xochitl (Siete flor); con este libro hay una cosa que me gusta mucho porque mi hija estudiaba comunicación en la Universidad de Xalapa y yo tenía que pagar colegiaturas y la beca me ayudó muchísimo, y porque ese libro, aparte de que nació con una beca, obtuvo el Premio Nezahualcóyotl y este premio me sacó del anonimato; empezaron las entrevistas y las presentaciones del libro.
Inicialmente quise escribir ese libro porque al maíz se le conoce como chikome xochitl y es una deidad para nosotros, es el Dios Maíz. Chikome xochitl es el maíz que sirve para nuestro sustento, nos da la carne, el hueso, la sangre para estar de pie aquí en la tierra. Chikome xochitl quiere decir siete flores nada más que se traduce como siete flor. Son siete alimentos los que componen la dieta del indígena: el maíz, el chile, el jitomate, el frijol, la calabaza, el ajonjolí y el amaranto, son los siete elementos que alimentan al hombre por eso se le llama chikome xochitl; son siete pero a la vez es uno que viene a conformar el cuerpo del individuo. Yo había pensado escribir eso pero después dije mejor voy a recuperar el nombre de siete flores mexicanas e hice ese poemario. En ese tiempo yo leía La filosofía de la composición, de Edgar Allan Poe y ahí vi que no se escribe sin ton ni son, sino que en la escritura también en una estructura matemática y que siempre que se escribe hay que elaborar un plan y sobre eso construir y dije nosotros, los náhuatl, tenemos muchos números mágicos, uno de ellos es el siete entonces voy a escoger siete flores mexicanas, cada flor va a tener siete poemas y cada poema va a tener siete versos.
El primer poema es Miauaxochitl (Espiga de maíz), ¿por qué la espiga del maíz?, porque el campesino se alegra cuando ve florecer su milpa, hasta los pájaros ven que la flor nos va a traer el fruto y el fruto es el maíz que es la vida para los campesinos, pueden no tener otras cosas, pero sí tienen maíz son ricos porque tienen alimento entonces dije esta es la primera flor, la flor de la vida. El segundo poema es Tlatokxochitl (Flor de siembra) así la nombré yo, normalmente se le llama cacloxochitl (flor de cuervo), se utiliza para ofrendar; cuando se escoge la semilla para sembrar se le ponen ramos de esas flores encima, se le pone copal y sirve para ofrendar a Chikomexochitl. El tercer poema es Tlixochitl (Flor de vainilla) porque es una orquídea muy importante para los totonacos. El cuarto es Kamojxochitl (Dalia) porque esa flor es la representación de México, le llaman la flor nacional. El quinto poema es Kuetlaxochitl Nochebuena) porque es una flor que colorea al mundo; en náhualtl es cuetlaxochitl (flor de cuero o flor de piel) y para mí es una flor muy simbólica porque es la que se utiliza en navidad. El sexto es Toloaxochitl (Toloache), Castaneda la llama la flor del diablo, es una campanita que utilizan para que regrese el amado o la amada y concluyo con Sempoalxochitl (Flor de muerto). Comienzo con una flor de vida y voy trabajando en círculos hasta cerrar con la flor de muerto. Con ese poemario obtuve el Premio Netzahualcóyotl.
Después obtuve el premio de lenguas indígenas Canto de América que da la ELIAC (Escritores en Lenguas Indígenas, AC) con el poema Tlatlatok tek (Piedra incendiada); es una asociación mexicana pero el concurso a nivel internacional.
Actualmente está en prensa el libro Tlalxinktli (Ombligo de la tierra), lo va a publicar el IVEC.
Y esa ha sido, a grandes rasgos, mi trayectoria.
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