Desde hace unos días, entre los siete millones de spots propagandísticos que el Instituto Nacional Electoral (INE) comenzó a difundir por los comicios federales de este año, en los transmitidos por televisión se ve al joven dirigente nacional del PAN, Ricardo Anaya, llamar a la ciudadanía a que “cambiemos el rumbo con nuevas ideas”, pues asegura que México no va por el camino correcto porque se encuentra “herido por la violencia, manchado por la corrupción, detenido por la economía…”.
El spot grabado por Anaya realmente suena cínico ya que su partido gobernó los dos últimos sexenios, cuando se despilfarró la fortuna petrolera, se generó una camada albiazul de corruptos y se avivó la violencia. El presidente del CEN del PAN pareciera no haberse percatado del hartazgo ciudadano y el malestar social por tanta impunidad.
El mejor ejemplo de este juego de simulación y demagogia la acaba de dar precisamente este lunes el partido blanquiazul, cuya Comisión Permanente definió a los tres primeros candidatos de representación proporcional por cada una de las cinco circunscripciones plurinominales del país. El veracruzano Miguel Ángel Yunes Linares encabeza la lista de estos diputados virtualmente amarrados por la tercera circunscripción.
¿Anaya y demás miembros de la Comisión Permanente del PAN desconocen el negro historial de Yunes Linares? ¿No saben que ha sido implicado en la inexplicable fuga de Joaquín “El Chapo” Guzmán, el poderoso capo del cártel de Sinaloa que recién iniciado el sexenio del presidente Vicente Fox, en enero de 2001, sorpresivamente escapó del penal de alta seguridad de Puente Grande, Jalisco, el cual se mantuvo prófugo también durante el sexenio del presidente Felipe Calderón hasta que en febrero del año pasado fue recapturado en la presente administración priista?
Precisamente el 22 de febrero de 2014, tras la recaptura de Guzmán Loera, el periodista Jacobo Zabludovsky escribió en su cuenta de twitter @JcbZabludovsky: “Piden EU investigar a Miguel Ángel Yunes Linares por nexo con la fuga del #Chapo en 2001”, pues el narcotraficante habría escapado con la presunta colaboración de los ujieres de Yunes en la Secretaría de Seguridad Pública, específicamente en la Subsecretaría de Prevención y Participación Ciudadana que encabezaba el ex priista en la administración de Fox.
Y es que existen versiones de que un trimestre antes de la fuga del “Chapo” Guzmán, las autoridades federales fueron advertidas sobre el plan que preparaba el narcotraficante; sin embargo no se tomó ningún tipo de previsión. El 22 de octubre del 2000, un interno del penal llamó a la Dirección de Prevención y Readaptación Social para denunciar el plan de fuga de Guzmán, Héctor “El Güero” Palma, y Arturo Martínez, “El Texas”; el telefonema, según la UEDO, fue recibido por una funcionaria de ese lugar, de nombre Sandra Ortega Rivas, a quien en el sexenio calderonista Yunes designó titular de la delegación regional norte del ISSSTE en el Distrito Federal.
El asunto se archivó. Jorge Tello Peón, en ese momento titular del CISEN, y Enrique Pérez Rodríguez, a la sazón director de Prevención y Readaptación Social y actualmente secretario de Ayuntamiento de Boca del Río que preside Miguel Ángel Yunes Márquez, conocían el caos que prevalecía en ese CEFERESO. Según versiones periodísticas, Pérez Rodríguez, ex secretario particular de Yunes en la Secretaría de Gobierno del estado (1992-1997), permitió personalmente irregularidades y se opuso a la reubicación de Joaquín Guzmán. En esa ocasión, Enrique Pérez fue acusado directamente por el entonces subdirector de Seguridad y Custodia del penal, Antonio Aguilar Garzón, versión que cuadra con las ofrecidas por otros custodios.
La fuga de “El Chapo” Guzmán se realizó cuando el director del penal era Leonardo Beltrán Santana (sentenciado a 18 años de cárcel), amigo también de Yunes. Asimismo, cuando se dio el intento de fuga de “El Güero” Palma, de ese penal en diciembre de 2002, el director del mismo era Alfredo Lara Guerrero, otro cercano al ex titular del ISSSTE.
En la página 33 de su libro “Máxima seguridad: Almoloya y Puente Grande”, Julio Scherer García, fundador de la revista “Proceso”, cita la entrevista que tuvo con Evaristo Nucamendi Barradas, quien señaló a Enrique Pérez como artífice de la fuga de Guzmán.
Otro de los implicados y sentenciados por el escape de “El Chapo” fue Luis Francisco Fernández Ruiz, (a) “El Celaya”, en ese momento comandante de custodios en Puente Grande; gente cercana del equipo de Yunes Linares –básicamente auxiliar de Juan Herrera Marín cuando éste fue titular de la DGSPE– en su época como secretario general de Gobierno en Veracruz e incrustado posteriormente en el área de prevención federal. A Fernández Ruiz se le acusó de ser el principal protector del jefe del cártel sinaloense. Según archivos hemerográficos, esta persona habría recibido 10 mil dólares mensuales de cada uno de los tres capos (“El Chapo”, “El Güero” y “El Texas”).
Una versión apunta que la fuga de Guzmán Loera habría sido concertada con el equipo de Yunes a través de Albino Quintero Meraz, a quien el neopanista habría conocido desde 1992. Quintero era amigo y operador del “Chapo”, y habría “comprado” la plaza de Veracruz en 15 millones de dólares, según quedó registrado en un popular corrido de “Los Tucanes” de Tijuana. “Don Beto” fue detenido por el Ejército hasta mayo de 2002 y, tras cumplir la sentencia de 12 años de prisión, recién obtuvo su libertad en 2014.