Hace 56 años y ocho días, el 10 de julio de 1958, se grababa en Río de Janeiro Chega de Saudade, una pieza de Antonio Carlos Jobim y Vinicuis de Moraes que, en ese momento, estaba siendo interpretada por Joao Gilberto (había sido grabada a principios de ese año por la cantante Elizeth Cardoso, pero esa versión fue intrascendente). Unos meses después salió a la luz, contenida en el disco homónimo, de 78 RPM. Ese disco es el acta de nacimiento de la bossa nova, un movimiento musical y artístico que sacudió no sólo a Brasil, no sólo a América, sino al mundo entero en la segunda mitad del siglo pasado.
Se trataba de una música altamente sofisticada y elegante que se nutría del cool jazz, que en ese momento se encontraba en la cúspide creativa del jazz estadounidense. Músicos como Chet Baker, Miles Davis con Gil Evans, y Stan Getz, penetraban la conciencia estética de un sector de los intelectuales y los artistas brasileños. El movimiento no fue bien recibido; sus detractores afirmaban que se había sacado a la samba de las calles, que se le había despojado de su carácter bailable y popular, que había sido perfumada para trasladarla a los teatros, los auditorios, y los nigh clubs para consumo de los jóvenes urbanos de la clase media.
Joao Gilberto, apoyado en la técnica de respiración del yoga, cantaba casi susurrando y sin vibrato, lo que le valió el mote de “cantante resfriado”.
Cuando el álbum llegó a Sao Pablo, Álvaro Ramos, gerente de una cadena de tiendas de discos, tras escucharlo lo rompió en el borde de una mesa y exclamó: «¿Así que esta es la mierda que nos manda Río?».
No obstante, el movimiento caló hondo en los artistas brasileños de ese momento, y en los de la siguiente generación, que entonces eran niños, como Caetano Veloso. En su libro Verdad Tropical, Veloso anota:
“La Bossa Nova nos arrebató. Mi inteligencia se debilitaba con el seguimiento de aquel proceso radical de cambio en la cultura, que llevó a revisar nuestro gusto, nuestro acervo y -lo que es más importante- nuestras posibilidades. La interpretación de Joao Gilberto, tan personal y penetrante, del espíritu de la samba, se manifestaba en un rasgueo de guitarra mecánicamente simple pero musicalmente difícil, ya que sugería una infinidad de maneras sutiles de hacer que las frases melódicas se balancearan sobre la armonía tonal con fluidez y equilibrio”
Más que una negación, la bossa nova fue parte de una evolución de la samba que ya se venía gestando desde los años treinta y cuarenta, cuando músicos como Noel Rosa, Mário Reis, Ary Barroso y otros, voltearon la mirada al norte y empezaron a nutrirse de la música de Cole Porter, George Gershwin, del cancionero popular estadounidense y de la comedia musical de Broadway.
Chega de Saudade fue compuesta originalmente por Tom Jobim, en 1957, y modificada por las aportaciones de la guitarra de Joao Gilberto y la letra de Vinicius de Moraes. Se dice que el texto nunca gustó a la esposa del poeta, porque la encontraba facilona y de bajo contenido poético; que le incomodaba, especialmente, la rima de pecesitos, con besitos. Vinicius la defendía argumentando que era la letra que más trabajo le había costado escribir. Acaso la mujer tenía algo de razón, pero la letra se ajusta a la definición que, años más tarde, daría el propio de Moraes del estilo musical: «la bossa nova es un poquito de alegría y un poquito de tristeza”:
Ve, tristeza mía
y dile a ella que sin ella no puede ser
Reza para que regrese
porque no puedo sufrir más
Basta de nostalgia, la realidad es que
sin ella no hay paz, no hay belleza
sólo hay tristeza y melancolía
que no sale de mí, no sale de mí, no sale
Pero si ella vuelve, si ella vuelve,
qué cosa linda, qué cosa loca
Pues habrá menos pecesitos nadando en el mar,
que los besitos que daré en su boca
Dentro de mis brazos, los abrazos
han de ser millones de abrazos apretando así,
pegado así, callado así.
Abrazos y besitos y caricias sin fin
Qué es para poner fin a ese asunto
de vivir lejos de mí
No quiero más ese asunto tuyo de vivir así
Vamos a dejar ese asunto tuyo de vivir sin mí.
(Saudade no tiene equivalente en español, Basta de nostalgia es apenas una aproximación, quizá la traducción al inglés, No More Blues, sea un poco más precisa)
La bossa nova es, pues, hija de un poeta, un músico y compositor, y un guitarrista y cantante, y la semana pasada cumplió, oficialmente, 56 años.
En 1980 murió Vinicius de Moraes; en 1994, Tom Jobim; Joao Gilberto, que tiene 83 años, sigue haciendo giras y conciertos por el mundo.
Pese a su más de medio siglo, la bossa nova sigue viva, es una jovencita plena de salud y bien guapa.
https://www.youtube.com/watch?v=guMek3_D6ls
https://www.youtube.com/watch?v=eGyOJ8LWDQc
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