Para gobernar está visto que es bueno el equilibrio: ni gobierno represor ni gobierno en el que cada quien haga lo que quiera.
El anterior, el del peor gobernador que ha tenido Veracruz, por un lado fue omiso y frívolo y por otro, represor.
El actual está más atento a los problemas, pero asuntos de importancia están sueltos, lo que provoca problemas, ahora y en un futuro mediato, a la gobernadora Rocío Nahle.
La seguridad es aún dolor de cabeza para la gobernante y causa de intranquilidad y miedo en amplios sectores de la sociedad. El sector educativo es motivo de señalamientos diversos y la gente observa cómo ni siquiera pueden dar cauce a la inconformidad de unos jovencitos de preparatoria que, en su protesta, bloquean con cadena humana al Palacio de Gobierno.
Salud también es otra preocupación por la falta de medicamentos, hospitales con fallas y también señalamientos en el manejo administrativo.
La Contraloría ve pasar los meses y no inicia ningún procedimiento en contra de funcionarios del pasado y la Fiscalía sigue en manos de alguien que no es «institucional» sino que forma parte de la gente cercana a un enemigo de la Gobernadora.
Y ni se diga del resultado tan negativo que hubo en el proceso electoral en el que Morena retrocedió notoriamente, tanto que ahora nadie es culpable pues todos los de la élite morenista dicen que no pusieron candidatos y que eso no fue su asunto, independientemente de que el OPLE, con la elección judicial, quedó exhibido y fue exhibido con pilón por los que pretenden zafarse de sus responsabilidades.
Además, ningún colaborador puede o quiere hacerle frente al senador Manuel Huerta y nadie previó lo que venía para la Universidad Veracruzana (UV), nuevamente en manos de un grupo no afín a la gobernadora vía el rector Martín Aguilar, tan criticado con justa razón por prolongar su rectorado de manera calificada como ilegal.
Pero bueno, todo lo apuntado ya ha pasado, es decir, ¿qué se está haciendo para mejorar en las diversas áreas y qué se hace para que temas como el electoral y el de la UV no vuelvan a repetirse?, o sea ¿quién está previendo, analizando y buscando soluciones para lo que viene?
Porque, por dar un ejemplo, un grupo de Morena tomó la UV como suya sin que alguien del gobierno actual moviera un dedo, con efectividad, para impedirlo, ¿pero y qué sigue?
¿Dejarán que ese grupo se eternice y tome a la Universidad con todo lo que eso significa (poder, recursos, plazas académicas, foros, contacto con el estudiantado y demás) por los años de los años?
Por si la gente de la Gobernadora no se ha dado cuenta, no solo se trata de que Martín Aguilar estará otros cuatro años (2029) manejando a la UV, sino que tiene el control férreo sobre los integrantes de la Junta de Gobierno, quienes deciden el nombramiento del rector.
Los manejan ahora y manejarán a los sustitutos, pues el Rector propondrá a los nuevos cada vez que alguno, por razones de fin de su periodo, deba salir de la Junta.
Así que si, en las semanas por venir la “prórroga» rectoral no es frenada en los tribunales o después nadie en el gobierno toma cartas en asunto de manera efectiva, dentro de cuatro años, en el 2029, el grupo que está atrás de Aguilar y éste, impondrán sin despeinarse al siguiente rector, el que al menos controlará a la UV hasta 2033 y si se reelige hasta 2037 y…
Y cuando sea la sucesión, a este paso, con esto y otros movimientos de piezas, los tendrán acorralados.
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