Durante este mes de junio, el firmamento se convertirá en el escenario de un evento astronómico fascinante: la lluvia de estrellas Bootidas. Este fenómeno, que capta la atención tanto de aficionados como de astrónomos profesionales, promete momentos de asombro al permitirnos observar cómo pequeñas partículas cósmicas surcan la atmósfera terrestre a gran velocidad, encendiéndose brevemente en un destello de luz.

Las Bootidas se suman al calendario astronómico como uno de los eventos más enigmáticos del año, debido a su variabilidad y origen en cuerpos celestes antiguos. Aunque su tasa de meteoros puede ser baja, su imprevisibilidad y el entorno celeste en el que se presentan las convierten en una experiencia imperdible para quienes disfrutan de la observación del cielo nocturno.

Las lluvias de estrellas como las Bootidas se producen cuando la Tierra atraviesa una corriente de escombros cósmicos que ha sido liberada por un cometa. En este caso, el responsable es el cometa periódico 7P/Pons-Winnecke, un objeto de corto período que orbita el Sol y que, en su trayecto, deja tras de sí una estela de partículas rocosas.

Estas partículas, al entrar en contacto con la atmósfera terrestre, se calientan debido a la fricción, generando el fenómeno luminoso que conocemos como meteoros o estrellas fugaces. Las Bootidas reciben su nombre porque su punto de origen aparente en el cielo, también llamado radiante, se localiza en la constelación de Bootes, una de las formaciones más visibles en el cielo del hemisferio norte.

Este año, la lluvia de meteoros Bootidas será visible desde el 22 de junio hasta el 2 de julio, siendo su pico máximo la madrugada del viernes 27 de junio. Durante este periodo, se recomienda observar en dirección noreste, hacia la constelación de Bootes, especialmente en las primeras horas del día, antes del amanecer.

Aunque en ocasiones se han registrado hasta 100 meteoros por hora, en años recientes su actividad ha sido baja, con apenas una o dos estrellas fugaces por hora. Sin embargo, la fase lunar creciente y delgada de ese día ofrecerá condiciones óptimas para observar incluso los meteoros más tenues, sin interferencia significativa de la luz lunar.

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