Durante años, Veracruz se distinguió como un referente de buenos políticos, magníficos operadores y personajes con oficio en los asuntos públicos.
Uno de ellos es Antonio Vázquez Figueroa, que con una carrera intachable de casi cinco décadas, puso el nombre del estado en alto por todo el país.
Ustedes dirán. Tuvo la confianza de secretarios de Estado como Augusto Gómez Villanueva, Antonio Toledo Corro, Jorge Rojo Lugo, Javier García Paniagua, Gustavo Petricioli, Manuel Camacho Solís y Jesús Reyes Heroles. Por algo será.
Ahora que la CNTE literalmente tuvo secuestrada la capital de la República y que el gobierno federal finalmente le ofreció 800 millones de pesos, hay quien recuerda cuando había oficio y capacidad de negociación.
Corrían los años ochenta cuando Jesús Reyes Heroles, un insigne veracruzano, comenzó el llamado proceso de descentralización educativa, para que los contenidos que se enseñaban en las escuelas presentaran un contexto regional, y los estados tuvieran a su cargo las nóminas magisteriales.
La CNTE, poderosísima desde entonces en Oaxaca, paralizó el estado.
Reyes Heroles echó mano de otro veracruzano, Antonio Vázquez Figueroa, quien era el director general operativo de la descentralización, para que fuera a calmar las aguas.
Allá se fue a vivir Vázquez Figueroa. Meses de negociaciones, hasta que el conflicto se apagó…sin dinero y nunca salió de Oaxaca.
¡Cómo se extrañan políticos así¡
Antes de irse de la Presidencia, Luis Echeverría tuvo la ocurrencia de expropiar miles de hectáreas en el Valle del Yaqui, Sonora.
El sector privado del estado se incendió. Llegó el cambio de gobierno y el nuevo Secretario de Reforma Agraria, Jorge Rojo Lugo, echó mano de uno de los mejores cuadros que encontró para capotear la tempestad y apagar el fuego.
Hasta Sonora se fue a vivir Antonio Vázquez Figueroa. En negociaciones durísimas con tirios y troyanos, fue tejiendo nuevamente la concordia en el estado. No fue fácil. Un grupo campesino lo retuvo —secuestró— en sus oficinas durante largos días.
En algún momento, el propio gobernador del Estado, Alejandro Carrillo, le pidió al secretario de la Reforma Agraria, quien ya era Antonio Toledo Corro:
—No me vayas a quitar a Vázquez Figueroa, que se me incendia el estado.
Y se quedó unos meses más. Todavía hoy lo recuerdan con cariño por aquellas tierras del norte.
En donde hubo fiesta hace unos días fue en la casa de Antonio Vázquez Figueroa por su cumpleaños.
Vázquez Figueroa ha sido ejemplo de eficiencia y honradez en el servicio público; ocupó cargos de gran relevancia que pusieron en alto nombre de Veracruz a nivel nacional.
Fue diputado local, director para la descentralización educativa con Reyes Heroles; Consejero Presidencial Agrario con José López Portillo; subdelegado de Gobierno con Manuel Camacho Solís en la complicada delegación Cuauhtémoc; Administrador de la Aduana de Veracruz con Gustavo Petricioli; y luego Director General de Aduanas con Francisco Gil Díaz.
¡Mucho que celebrar¡
¿En qué momento se jodió Perú? Así empieza la memorable “Conversaciones en la catedral” del recién extinto Mario Vargas Llosa.
¿Y Veracruz?
¿Cuándo se perdieron los políticos profesionales?
Fernando López Arias, por ejemplo, confió en los jóvenes e instruyó a una nueva generación que tuvo grandes contribuciones. Muchos de ellos tuvieron distinguidos encargos municipales. Otros crecieron a la talla nacional y uno de ellos fue Antonio Vázquez Figueroa, quien acaba de celebrar su onomástico. A él le tocó torear toros bravos: a campesinos de Sonora, a la CNTE, a Guillermina Rico y Alejandra Barrios, —feroces lideresas ambulantes— y combatir el contrabando en aduanas.
Por algo fue operador de confianza de presidentes desde Luis Echeverría hasta Vicente Fox.
Pero en Veracruz parece que se dejó de formar servidores públicos.
Políticos con dignidad hay pocos; gente como Reyes Heroles, García Paniagua, Carlos Urzúa; o como el veracruzano Antonio Vázquez Figueroa, quien era muy amigo de Luis Martínez Villicaña.
Cuando éste llegó a la titularidad de la Secretaría de la Reforma Agraria, todos esperaban a Vázquez Figueroa como subsecretario; pasaron los días y nada; por ello, el veracruzano tomó sus cosas, llamó al secretario y le dijo:
—Me voy.
Villicaña lo quiso convencer, pero ya había otro camino. Ignacio Vázquez Torres lo incorporó al equipo de Jesús Reyes Heroles, posiblemente el mejor político en la historia de este país.
A veces perdiendo se gana.
@luisromero85
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