El cohete Starship, desarrollado por SpaceX, la empresa aeroespacial del empresario Elon Musk, sufrió una falla técnica este martes durante su noveno vuelo de prueba, lo que provocó la pérdida de control y su posterior explosión sobre el océano Índico.
La compañía, al confirmar el hecho, habló de un “rápido desmontaje imprevisto” del cohete sobre el mar, luego que la etapa superior de la nave presentó fugas de combustible que afectaron el sistema de propulsión y navegación, obligando al equipo de control a asumir que la nave no podría mantener su trayectoria.
El cohete, que se desintegró sin tripulación a bordo, fue la tercera pérdida consecutiva de un Starship y un nuevo revés para el multimillonario Elon Musk.
En vista de que la misión de control ya no puede mantener el rumbo, lo más probable es que la nave arda en llamas antes de amerizar en el océano Índico, había aseverado previamente Dan Huot, de SpaceX.
Esta era la novena misión de la nave con la que Musk y la NASA -como parte de su misión Artemis- pretenden llevar astronautas a la Luna y a Marte.
Las explosiones de las dos misiones anteriores, en enero y en marzo de este año, dejaron una lluvia de chatarra espacial que obligó a las autoridades a desviar el tráfico aéreo en la zona.
Esta vez, el megacohete aguantó mucho más en el aire, y eso puede considerarse como un avance, pero el éxito no fue total para SpaceX.
“En un test como este, el éxito se basa en lo que aprendemos, y la prueba de hoy nos ayudará a mejorar la fiabilidad de Starship mientras SpaceX busca hacer que la vida sea multiplanetaria”, comunicó la compañía en X, red social que es también propiedad del hombre más rico del mundo.
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