El papa León XIV inició este domingo oficialmente su mandato con un llamado a superar “un paradigma económico que explota los recursos de la Tierra y margina a los más pobres” y denunció que en Gaza los niños “ pasan hambre”.

Robert Francis Prevost, el primer pontífice estadunidense de la historia, presidió la solemne ceremonia desde el atrio de la basílica de San Pedro y al inicio de la homilía recordó que “en los últimos días” se han vivido “horas difíciles” con la muerte de su predecesor, Francisco y con el cónclave de cardenales que lo eligió a él como su sucesor.

“Fui elegido sin tener ningún mérito y con temor y trepidación, vengo a ustedes como un hermano que quiere hacerse siervo de su fe y de su alegría, caminando con ustedes por el camino del amor de Dios, que nos quiere a todos unidos en una única familia”, dijo ante delegaciones de más de 150 países y unas 200 mil personas reunidas en la plaza, según cálculos de la oficina de prensa del Vaticano.

En primera fila entre los representantes oficiales se encontraban el vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance; la presidenta peruana, Dina Boluarte – recibida previamente en audiencia privada- y los reyes de España, Felipe VI y Letizia, entre otros.

Mientras más atrás, sentado al lado de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, estaba el presidente ucraniano, Volodomir Zelensky, quien más tarde también fue recibido en privado por el nuevo pontífice y en su cuenta en X agradeció a Prevost “por sus palabras especiales” respecto a la situación en su país.

Por México, estuvo presente la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, quien entregó una carta en la que la presidenta Claudia Sheinbaum invitó al nuevo pontífice a visitar el país.

León XIV volvió a hacer un llamado por la paz, como lo hizo el 8 de mayo – día de su elección – desde el balcón central de la basílica de San Pedro, y este domingo, al término de la celebración eucarística y antes de recitar la oración del Regina Coeli, denunció que mientras “en Gaza los niños, las familias y los ancianos supervivientes están pasando hambre”, en Myanmar “nuevas hostilidades han destruido vidas inocentes” y “la atormentada Ucrania espera por fin negociaciones para una paz justa y duradera”.

Previamente, el Papa insistió sobre la necesidad de la unidad, en un mundo en el que hay “aún demasiada discordia, demasiadas heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo a lo diferente” y “por un paradigma económico que explota los recursos de la Tierra y margina a los más pobres”.

“Nosotros queremos ser, dentro de esta masa, una pequeña levadura de unidad, de comunión y de fraternidad. Nosotros queremos decirle al mundo, con humildad y alegría: ¡Miren a Cristo! ¡Acérquense a él! ¡Acojan su palabra que ilumina y consuela!”, dijo.
Esa es, añadió, “la vía que hemos de recorrer juntos, unidos entre nosotros, pero también con las iglesias cristianas hermanas, con quienes transitan otros caminos religiosos, con aquellos que cultivan la inquietud de la búsqueda de Dios, con todas las mujeres y los hombres de buena voluntad, para construir un mundo nuevo donde reine la paz”.

Ese, insistió León XIV, debe ser “el espíritu misionero que debe animarnos, sin encerrarnos en nuestro pequeño grupo, ni sentirnos superiores al mundo”.

También dijo que el jefe de la iglesia católica debe ser “un pastor capaz de custodiar el rico patrimonio de la fe cristiana y, al mismo tiempo, de mirar más allá para responder a los interrogantes, las inquietudes y los desafíos de hoy”.

Presentes en la ceremonia estaban los patriarcas de otras iglesias cristianas, como Bartolomé, arzobispo de Constantinopla; los metropolitanos de Zimbabwe, Angola, Camerun, Libia, Akar, además de los patriarcas de Moscú, Antioquia, Serbia, Rumania, Bulgaria, y Georgia o de Chipre, Grecia y Albania. entre otros.

Al acto también asistieron representantes judíos, como el rabino de Roma, Riccardo De Segni; el de Nueva York, Noam Marans, el de la universidad Georgetown a Washington, Abraham Skorka, el de Berna, Suiza, Yehoshua Ahrens o el representante del Congreso Mundial Judío, Viktor Eichner.

Una vez terminada la ceremonia y durante los saludos a las diferentes delegaciones, el papa rompió el protocolo y abrazó a su hermano Louis Prevost, quien llegó desde Estados Unidos.

Una hora antes del inicio del rito, a las 09:00 horas locales, León XIV se dio un baño de masas y por primera vez usó el papamóvil para dar una vuelta por la plaza de San Pedro y la Vía de la Conciliazione, donde fue aclamado por miles de personas.

Después descendió a la tumba de San Pedro, ubicada bajo el altar de la basílica vaticana y posteriormente recibió los símbolos de su ministerio petrino: el palio, una estola de lana blanca que representa el cordero que el pastor carga en sus espaldas y el anillo del pescador, que evoca su unión con el apóstol Pedro.

La oficina de prensa del Vaticano informó que León XIV podría recibir en audiencia entre el domingo y el lunes al vicepresidente estadunidense, quien estuvo acompañado de su esposa y a primera hora de la tarde visitó la tumba de Francisco en la basílica de Santa Maria la Mayor. De la delegación estadunidense también formó parte el secretario de Estado, Marco Rubio.

El papa, de 69 años de edad y ante un pontificado previsto largo, tomará posesión el próximo domingo de la basílica de San Juan de Letrán en su calidad de también obispo de Roma.

Mienio

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