Ya no aguantaba las interferencias del ex y planteó al poder central que a su exjefe, el que lo hizo político y gobernador, lo mandaran al extranjero.

Tras insistir, a Fidel no lo hicieron embajador pero sí cónsul en Barcelona, para evitarle los cuestionamientos en el Senado.

Duarte respiró un tiempo. Fidel, su hacedor, le había dejado sembrados alcaldes, diputados y funcionarios en su gobierno. El tío seguía teniendo poder y está comprobado que el poder no se comparte.

Lógicamente a Duarte le enojaba esa situación, pero estaba semiatado.

Algo parecido sucede actualmente con la presidenta Claudia Sheinbaum y decimos que parecido porque la situación de ahora es más fuerte política y socialmente.

Aunque la Presidenta lo niega y argumenta que son comentarios machistas, es obvio que está más atada que cuando Duarte fue gobernador de Veracruz y tenía la sombra de Fidel.

Lo sucedido el domingo, cuando el morenismo se reunió en el zócalo de la CDMX para mostrar el respaldo a la Presidenta ante los embates del presidente de EU, Donald Trump, le dio la vuelta a todo México y ha sido motivo de críticas, burlas y pena ajena.

Solo faltaba eso para mostrarle a todo México en donde está el poder real y quién representa, en lo público, ese poder.

Lo tiene el expresidente López Obrador y su hijo, a quien le dicen Andy, lo representa con un proyecto inocultable, ser el candidato de Morena a la presidencia en 2030 y por lo tanto socava a Sheinbaum.

LO QUE SE VE NO SE JUZGA… ¿Y CUÁL SERÁ LA REACCIÓN?

Sabiendo cómo está la situación política que la envuelve con EU y que iba a dar un mensaje para proyectar unidad y fortaleza ¿quién diablos fue quien no cuidó los detalles para evitar lo que todo México vio, una presidenta sola a quien la cúpula de Morena le da la espalda?

El video ampliamente difundido muestra a una Presidenta avanzando sola que cuando llega al grupo que le da la espalda y no está atento a su presencia, solo se desvía un poco y medio se detiene para saludar precisamente al hijo de quien la impuso como presidenta.

De ahí ya no le importa que la saluden la dirigente formal de Morena, Luisa María Alcalde, ni los coordinadores del Senado y de la Cámara de Diputados, Adán Augusto López y Ricardo Monreal, ni quien dirige al Partido Verde, Manuel Velasco.

Y la Presidenta sigue su camino… sola.

Horas después, Monreal, Adán Augusto, Velasco y Luisa María se disculpan y coinciden en argumentar, con frases melosas, que la desatención fue por la emoción provocada por el acto al que asistían.

Evidentemente la emoción era porque estaban con Andy, quien representa el poder de su padre y el que les garantiza, si les sirven, seguir en la cúpula.

La disculpa fue mera formalidad. El comentario sobre este hecho, en el que la forma es fondo, es que el daño ya estaba hecho.

¿Y ahora qué sigue?

La Presidenta, no lo dude estimado lector, quiere mandar… pero no puede. Tiene sus ideas, sus planes para resolver los problemas, su concepción de lo que se puede hacer por México y la responsabilidad histórica que implica ser la primera mujer presidenta.

¿Qué pasará por su mente ahora que fue exhibida? Una cosa es que minimice lo sucedido y otra lo que realmente sienta, partiendo de la base que el poder no se comparte y menos el poder presidencial en México.

Le escatiman ese poder, solo le prestaron la escenografía presidencial.

¿Hará algo por tenerlo en realidad? Yo creo sí, temprano o tarde, por varias razones, incluida una sencilla:

Dicen viejos políticos, muy corridos en esto de la función pública, que los celos por el poder son más fuertes que los celos por el amor.

La cuestión estará en si podrá romper el cerco impuesto por su hacedor y si está dispuesta a pagar los costos que implicaría un intento fallido.