Los casos importantes se le caen, Derechos Humanos la critica, los colectivos la acusan de no hacer nada y es herencia de quien la Gobernadora exilió, pero la Fiscala sigue en su cargo.
¿Hasta cuándo Verónica Hernández Giadáns seguirá a cargo de la Fiscalía General del Estado?, hasta que la gobernadora Rocío Nahle quiera.
Puede ser que, ahora sí, se vaya pronto o será hasta que Nahle lo considere oportuno.
La cuestión es que no vaya a resultar peor el remedio que la enfermedad, es decir, que a la Fiscalía llegue alguien que sea más represor y respete menos las leyes.
La Fiscalía General del Estado, operando como tal hace alrededor de una década, supuestamente independiente al Poder Ejecutivo, ha resultado más dependiente que cuando era Procuraduría General del Estado.
Ahí está el caso de Jorge Winckler, marcado por una fea subordinación desde que fue captado de rodillas tomando una fotografía a su jefe.
Y ahí está el caso de la actual fiscala, subordinada más a quien la llevó al cargo, el entonces secretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros, que a Cuitláhuac García hasta que éste, un día, acordándose que era el gobernador, le hizo ver, seco, que no era independiente, según cuentan morenistas presentes en una reunión privada de trabajo.
Decíamos que cuando la Gobernadora decida hacer el cambio -¿ya muy pronto?- ojalá no resulte peor el remedio que la enfermedad y sea nombrado fiscal alguien que dé peores resultados.
Antes los gobernadores se quebraban más la cabeza para nombrar a procuradores con prestigio en el ámbito jurídico o abogados con carrera política que tenían sensibilidad para resolver casos difíciles y controlar a los agentes del Ministerio Público y de la Policía Ministerial.
¿Qué en Veracruz no hay excelentes abogados que, con decoro e inteligencia, sin perder la dignidad, puedan prestar sus servicios al frente de la Fiscalía para que el Ejecutivo no haga el ridículo como en el pasado reciente?
Por la Procuraduría pasaron juristas como Pericles Namorado, Othoniel Rodríguez Bazarte y Lorenzo Cazarín.
Hubo procuradores como Amador Toca Cangas, Fernando García Barna.y Eduardo Andrade, conocedores del Derecho.
También fueron nombrados políticos de amplia trayectoria como Amadeo Flores, Reynaldo Escobar -combinó ahí lo político con sus conocimientos de las leyes- y Jorge Uscanga.
Rafael Hernández Ochoa nombró al que ha sido el procurador más joven, Francisco Portilla, en ese entonces un jovencito recién salido de la Facultad de Derecho de la UV, pero con la inteligencia para no quedar mal con su jefe ni con la sociedad.
Otros veracruzanos expertos en Derecho fueron procuradores generales de la República: Ignacio Morales Lechuga y Fernando López Arias, este último incluso llegó a ser gobernador.
Talento y sensibilidad política así como conocimiento del Derecho lo tienen muchos veracruzanos, entonces no tiene por qué ser una mancha la Fiscalía ni caer en un bache peor cuando se decida el cambio.
En fin, ahora hemos llegado al señalamiento, por parte del coordinador de la Unidad Leal y de Análisis de la Oficina del Alto Comisionado en México de la ONU, Alan García, de que Veracruz es un caso complejo en el tema de desaparición de personas debido a que la criminalidad ha penetrado aparatos e instituciones, lo que ha generado una situación crítica y dolorosa.
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