El próximo presidente de Estados Unidos ya eligió a su embajador en México. Donald Trump anunció este martes al excoronel Ronald Johnson como su propuesta para la Embajada en Ciudad de México. El republicano se decantó por un halcón, con más de una década de experiencia en las Fuerzas Armadas y 20 años en la Agencia Central de Inteligencia (CIA), para poner cara al giro de su Administración hacia políticas de mano dura frente a la crisis migratoria y el combate al tráfico de fentanilo. Johnson fue representante de Washington en El Salvador durante el primer mandato del magnate, con la encomienda explícita de reducir el impacto de la delincuencia organizada y los flujos migratorios.
“Juntos, vamos a poner fin a los crímenes de los migrantes, detener los flujos ilegales de fentanilo y otras drogas peligrosas a nuestro país, y hacer a Estados Unidos seguro otra vez”, señaló el presidente electo en una publicación en Truth Social, su red social. Trump afirmó que Johnson trabajará junto a Marco Rubio, su próximo secretario de Estado, para impulsar políticas que defiendan los intereses nacionales de Estados Unidos en México. El nombramiento aún tiene que ser ratificado por el Senado estadounidense, controlado por una mayoría del Partido Republicano. El exmilitar llega como sustituto de Ken Salazar, nombrado por la Administración demócrata de Joe Biden, que concluye su mandato en enero próximo.
Graduado de la Universidad Estatal de Nueva York y maestro por la Universidad Nacional de Inteligencia, Johnson ha vivido seis años en Latinoamérica y habla español, de acuerdo con su perfil oficial. Tiene una trayectoria de más de cuatro décadas en el servicio público estadounidense. Estuvo de 1984 a 1998 en el Ejército de Estados Unidos. Trump destacó su amplia experiencia como “boina verde” y su paso por la CIA, donde estuvo involucrado en tareas de inteligencia para combatir el narcotráfico y el terrorismo, incluso con misiones en Irak y Afganistán. También fue asesor sénior del Comando Sur, una institución clave del Pentágono para coordinar la política militar de Washington para América Latina, con excepción de México.
La nominación de Johnson se produjo de forma sorpresiva. En la baraja de posibles representantes diplomáticos estaban también Kari Lake, una política ultraconservadora de Arizona, y Christopher Landau, que ya había sido embajador en México durante la primera presidencia de Trump. Landau fue nombrado el fin de semana como subsecretario de Estado, sólo por debajo de Rubio. Trump completa así un equipo de funcionarios dedicados a endurecer la política migratoria y las acciones de Estados Unidos en la guerra contra las drogas. El republicano también nombró a Tom Homan como “zar de la frontera” y a la gobernadora de Dakota del Sur, Kristi Noem, como secretaria de Seguridad Nacional.
El nombramiento es clave para México. Trump amenazó con deportaciones masivas y el cierre de la frontera, si el Gobierno de Claudia Sheinbaum no da muestras de contener los flujos migratorios y el tráfico de drogas. El republicano también anunció que planea designar a los carteles del narcotráfico como grupos terroristas, lo que puede abrir la puerta a intervenciones militares de Estados Unidos en territorio mexicano, de acuerdo con las leyes de ese país. Todas son áreas en las que Johnson tiene experiencia.
El funcionario, sin embargo, no tiene credenciales en temas de comercio, otro de los pilares de la relación bilateral. La renegociación del tratado de libre comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC), prevista formalmente hasta 2026, será uno de los asuntos que marcarán el pulso diplomático. El próximo presidente estadounidense parece mandar la señal de que delegará las negociaciones principalmente en Jamieson Greer, su propuesta para ser el próximo representante comercial de Estados Unidos. Greer fue jefe de oficina de Bob Lighthizer, negociador en jefe de Estados Unidos para el TMEC, y será una figura crucial para otro frente abierto por Trump: la amenaza de imponer aranceles del 25% a las exportaciones mexicanas, si el Gobierno de Sheinbaum no cede en cuanto a la crisis migratoria y el narcotráfico.
Es probable que, dado el interés y la experiencia de Rubio en Latinoamérica, Trump deje a su cargo el grueso de las relaciones con el continente. La gran excepción será México, el país que más interesa en la región al presidente estadounidense entrante. En opinión del analista Phil Gunson, de Crisis Group, “a Trump le preocupa México, porque México es la línea de batalla en la cuestión migratroria, y porque México es tan importante en lo que respecta a la llamada guerra contra las drogas, y otros asuntos, incluida la economía”.
m.
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