Y resulta lógico entender que en la toma de protesta de Nahle como gobernadora habrá un personaje aún más pequeño de lo que actualmente es: Cuitláhuac García.

El todavía mandatario de Veracruz sabe (porque de verdad lo sabe), que su trabajo ha sido mal evaluado, no sólo por millones de ciudadanos, sino por los propios morenistas. La presidenta Sheinbaum lo incluirá en su equipo porque no le queda de otra.

La inseguridad que caracterizó a García crecerá cuando se vea (y se sienta) sin poder, sin esa victoria que le regaló López Obrador en la urnas. Ya no podrá manotear ni ironizar (u ofender), como lo hizo decenas de veces ante la prensa sabiéndose dueño de la investidura.

Ahí en el Congreso, con Nahle ya como gobernadora, con Sheinbaum atestiguando el proceso y con más de 14 gobernadores presentes, el ingeniero se habrá convertido en el mandatario más gris de la historia reciente de Veracruz, a decir de las mayorías.

Cuitláhuac García se refugiará en un cargo menor que habrá de darle (por mero protocolo), la presidenta Sheinbaum. Algo donde las equivocaciones frecuentes puedan pasarse por alto. Él dirá que se va contento y satisfecho; no será así. Sabe que fracasó a la confianza de los veracruzanos… y a la de AMLO.

X: @aaguirre_g