Los ataques con misiles occidentales contra territorio ruso y el uso de un nuevo misil balístico por parte de Moscú no logran alterar por el momento el equilibrio de fuerzas en el campo de batalla, donde Rusia sigue ganando terreno y Ucrania trata de mantener el territorio que controla en la región rusa de Kursk.
“Por ahora es simplemente una decisión política sin consecuencias sobre la situación en el frente”, dice a EFE el analista militar y coronel en la reserva del Ejército ucraniano Serguí Grabski sobre el permiso recibido por Kiev para atacar objetivos militares situados dentro de Rusia con misiles balísticos ATACMS y Storm Shadow.
Grabski advierte de que el salto cualitativo en el apoyo occidental a Ucrania que supone este paso sólo tendrá un impacto significativo en el curso de la guerra si los ataques con ATACMS y Storm Shadows contra blancos de la retaguardia rusa tienen lugar en una cantidad suficiente.
Deben ser ataques masivos y permanentes, para lo que se requieren suficientes medios de ataque; dos o tres decenas de misiles de este tipo no cambiarán la situación sobre el terreno”, explica el coronel en la reserva, que señala que EE.UU. y otros aliados de Kiev aún modulan mediante el volumen de suministro el uso que Kiev hace del permiso recibido para atacar con misiles occidentales dentro de Rusia.
En respuesta a los primeros ataques con misiles ATACMS y Storm Shadow contra su territorio, el presidente ruso, Vladímir Putin, utilizó por primera vez un nuevo misil balístico ruso de alcance intermedio llamado Oréshnik.
Grabski considera este movimiento una demostración de fuerza sin consecuencias sobre el desarrollo de la guerra cuyo objetivo era eminentemente intimidatorio. Tanto EE.UU. como los aliados europeos de Kiev y la propia OTAN han dejado claro que la pretendida escalada de Putin -que planteó la posibilidad de utilizar este misil capaz de portar cargas nucleares contra países de la OTAN- no les hará cambiar sus políticas a la hora de armar a Ucrania.
Distintos tipos de ATACMS
Sobre el recorrido que puedan tener los ataques con ATACMS y Storm Shadow dentro de Rusia se ha pronunciado también el experto militar ucraniano Oleksandr Kovalenko. En un artículo publicado en el diario Obozrevatel, Kovalenko introduce una variable a las planteadas por Grabski: el tipo de misiles ATACMS que EE.UU. le proporcione a partir de ahora a Kiev.
Según explica el analista, Ucrania ha recibido hasta ahora dos tipos de ATACMS. Una de las variantes del misil tiene un alcance de 165 kilómetros. El otro tipo de ATACMS puede alcanzar objetivos situados a 300 kilómetros, aunque con una carga explosiva menor.
“Sabemos que con estos misiles han sido atacados almacenes, aeródromos y sistemas de defensa aérea”, explica Kovalenko, que subraya que Ucrania aún no ha recibido otra versión de los ATACMS con un rango de 300 kilómetros y habilitados para portar explosivos capaces de penetrar estructuras fortificadas.
La especialidad de este misil es destruir centros de toma de decisiones, sótanos fortificados, cuarteles generales bunkerizados”, escribe el experto sobre los efectos que podría tener la llegada de estos misiles.
Kovalenko menciona, por último, otro tipo de ATACMS de ese mismo rango especializado en lanzar munición que explota en el aire y no en el momento de su impacto en el objetivo. Esto le permite provocar daños en una superficie más extensa y lo hace especialmente efectivo para atacar concentraciones de personal y de equipamiento, señala el experto.
El analista militar considera vital para Ucrania desarrollar suficientes misiles propios para golpear todo el territorio ruso sin las limitaciones que a través de las líneas rojas o la cantidad de suministro le imponen sus aliados.
“Pero hasta que podamos permitirnos lanzar ataques masivos contra objetivos militares en Rusia necesitamos una carta blanca temporal, y ya la tenemos parcialmente”, concluye en referencia al permiso occidental recibido para atacar territorio ruso, que afirma que Kiev debe expandir las opciones de golpear tras la frontera enemiga con armamento de sus socios.
López Dóriga
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