Parece que el senador Gerardo Fernández Noroña no solo tuvo una visita productiva por Sonora, sino también una aventura inesperada en las alturas. No fue un aterrizaje de emergencia, ni mucho menos una turbulencia la que lo sacudió, sino algo mucho más terrenal: el clásico robo de la cartera. La noticia fue compartida por el propio senador en sus redes sociales, con el inconfundible toque de indignación y sorpresa que uno esperaría: «Pues todo indica que nos dieron baje con una cartera de carne en el vuelo de Hermosillo a la Ciudad de México».

De acuerdo con la versión de Fernández Noroña, la «cartera de carne» que compartía con su acompañante, el politólogo Horacio Flores, fue depositada en el compartimento superior de los asientos 4E y 4F, donde seguramente pensaron que nadie se atrevería a tocarla. Sin embargo, al llegar a la Ciudad de México, el senador descubrió que su valiosa compañera de viaje había desaparecido, sin dejar ni rastro ni una pista.

Al parecer, la gira de trabajo por Sonora no solo estuvo llena de compromisos con el gobernador Alfonso Durazo y eventos públicos acompañado de los senadores Lorena Valles y Heriberto Aguilar, sino también de uno que otro «experto en desapariciones» que quiso llevarse un recuerdo del vuelo. El senador, siempre transparente, compartió su descontento, quizá esperando la solución inmediata de este caso digno de Sherlock Holmes… o al menos de un buen supervisor de aeropuerto.

Vale la pena recordar que esta no es la primera vez que Fernández Noroña enfrenta situaciones dignas de una serie de acción. Hace apenas unos días, el 9 de noviembre, un vehículo en el que viajaba se incendió en Tamaulipas, aparentemente por un corto circuito en el cableado de la puerta del copiloto. Todo esto, claro está, sin daños mayores más allá de la inevitable foto para redes sociales y el susto.

Pero que no cunda el pánico. El senador, decidido como siempre, no dejó que la sustracción de la misteriosa cartera afectara su agenda. Tras su llegada a la capital, se dirigió a Tepoztlán, Morelos, donde continuó con sus asambleas informativas. Quién sabe, tal vez allí encontró a alguien que sepa algo del paradero de su «cartera de carne». O quizá, como en otras ocasiones, esta historia simplemente se sume al anecdotario de las aventuras políticas del senador.

Eso sí, hasta el momento, ni la aerolínea ni las autoridades competentes parecen haber mostrado demasiado interés en el incidente. Tal vez el misterio de la cartera de Fernández Noroña se quede sin resolver, o tal vez el verdadero ladrón solo quería un suvenir con historia. Al final, la vida política es, muchas veces, igual de impredecible que un vuelo lleno de sorpresas.

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