La semana pasada quedó integrada la LXVII Legislatura del Estado, con lo que se abre una nueva oportunidad de recuperar el respeto y la productividad del Congreso.
No podemos repetir el vergonzante desempeño de las dos legislaturas pasadas -también con mayoría cuatroteísta- las que, cegadas por la ignorancia y la soberbia, tuvieron que ser reconvenidas por la SCJN, en más de una docena de ocasiones.
Tampoco debemos continuar con el tortuguismo parlamentario de la Legislatura anterior, el que provocó que más de 300 iniciativas se quedaran en la congeladora y que sólo se aprobaran 73 de ellas, la mayoría por instrucción del gobernador.
Nuestra legislatura no debe privilegiar una agenda de partidos, sino la de los problemas del estado, que son grandes y son muchos. Veracruz demanda una mayoría sensible y una oposición responsable.
No podemos aceptar que se pervierta el sistema democrático, se niegue el pluralismo, y se siga fomentando la ruptura y el encono entre los veracruzanos. Ese no debe ser nuestro papel. Tampoco es nuestra encomienda.
La próxima distribución de las comisiones legislativas es la oportunidad de reivindicar un Congreso plural e incluyente, donde se reconozca la experiencia y el conocimiento de cada diputado en sus áreas de especialidad, antes que su pertenencia partidista.
Es también una oportunidad de demostrar que la falta de acuerdos y la exclusión de los partidos de oposición en la integración de la Mesa Directiva del Congreso, no será síntoma de un renovado sectarismo parlamentario y la alineación política con el próximo gobierno del Estado.
He tenido la experiencia de coordinar una mayoría legislativa absoluta, de presidir la Junta de Coordinación Política, así como la Mesa Directiva del Congreso de Veracruz.
Y durante los quince años de vida parlamentaria, jamás había participado en una elección de los órganos de gobierno, sustentada en el principio del “toma todo”. Sin duda, ello rompió el consenso, lo que provocó que sólo alcanzaran 36 de los 50 votos posibles para elegir la Mesa Directiva.
Es normal en cualquier Parlamento que el grupo mayoritario decida la integración de los órganos de gobierno. Lo que no es normal, es que se excluya a la oposición, de manera sistemática y deliberada, de cualquier espacio. Eso no sucedía ni en los tiempos del PRI y el carro completo.
Al final, el Congreso es la representación de todos los ciudadanos. La apertura y pluralidad, le sirve más a Veracruz que a los partidos de oposición.
El resultado del 2 de junio no concedió al bloque mayoritario la verdad absoluta. Tampoco el monopolio de la razón, el derecho a destruir nuestras instituciones, ni a cancelar la legítima representación opositora.
Edmund Burke escribió: una elección popular no convierte al ignorante en sabio, ni al patán en virtuoso.
No podemos correr el riesgo, como sucedió en el pasado reciente, de que una mayoría legislativa soberbia e irreflexiva, abra la puerta a la dictadura parlamentaria. Eso implicaría callar la voz y las demandas de muchos veracruzanos.
Extendemos un voto de confianza para que la integración de las comisiones legislativas cancele el presagio de tres años de intolerancia y cerrazón.
La puntita
La red carretera en el estado de Veracruz mide 3,187 kilómetros, lo que representa el 6.4% de la red carretera del país. Con el ‘bachetón’, Morena se ufana que bacheará sólo ¡16 kilómetros! Otra herencia maldita de Cuitláhuac.
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