“Yo no sé qué tanto nos vaya a beneficiar o afectar esta reforma», dice con una sonrisa nerviosa Ernesto, un hombre cercano a la tercera edad que trabaja como repartidor de aplicaciones en la zona de Veracruz – Boca del Río desde el 2020.

La reforma de la que habla Ernesto fue anunciada por el secretario del Trabajo a nivel federal, Marath Baruch Bolaños, el pasado 16 de octubre, durante la conferencia “mañanera del pueblo”; misma que se enviará a la Cámara de Diputados para su análisis y discusión.

Según los puntos expuestos por Marath Baruch, la reforma laboral crearía un nuevo artículo en la Ley Federal del Trabajo para otorgar seguridad social, seguro contra accidentes y derechos laborales a trabajadores de plataformas digitales como Uber, DiDi y Rappi.

Aunque choferes y repartidores son alcanzados por esta propuesta, fueron repartidores quienes comenzaron a externar su preocupación ante la incertidumbre de qué tan beneficioso o perjudicial resultaría la reforma propuesta por la presidenta Claudia Sheinbaum desde su campaña electoral.

Para Ernesto -quien solicito mantener el anonimato-, las dudas que invaden su mente desde el 16 de octubre son: “¿podré conservar mi libertad laboral? ¿Quién pagará ese acceso al IMSS?, ¿Uber –la aplicación para la que trabaja– o yo, a costa de recibir menor ingreso económico?”.

De otra forma piensa Daniel, un migrante refugiado en México y residido en Veracruz desde el 2019 que también es repartidor en la ciudad de Boca del Río quien opina que la reforma puede enfocarse en que repartidores tengan un mejor sueldo.

Subordinación flexible: propuesta del gobierno federal

«Ya existe una subordinación, muy velada o muy escondida, pero sí existe en todos los aspectos”, explica Ernesto con su experiencia en DiDi, Rappi y Uber desde que renunció por la pandemia a su empleo asalariado.

Con sus botas, mangas para cubrirse del sol y cejas inquietas, cuenta que él trabaja alrededor de 12 horas diarias seis o siete días a la semana en la entrega de pedidos para Uber: “Así es como puedo generar mayor ingreso (…) Nosotros ganamos un aproximado de 15 mil pesos al mes”.

Ernesto, que inicia su jornada laboral a las 8 de la mañana y la termina a las 8 de la noche, explica que, como repartidores de Uber, están obligados a darle su ubicación en tiempo real a la aplicación mientras la usan. Sumado a ello, menciona la poca –o nula– libertad que tienen para escoger qué entregas realizar sin una repercusión.

En su moto, que gasta un litro de gasolina cada 25 kilómetros, se mueve desde la ciudad de Boca del Río hasta la zona norte de la ciudad de Veracruz, lugar que no le gusta visitar; primero, por la lejanía de su hogar y región de trabajo, y segundo, por la inseguridad que experimenta al entrar a lugares “que son inhóspitos incluso para las motos” donde se siente acorralado por la falta de calles e iluminación.

Aspectos que, puntualiza, deberían ser considerados por las aplicaciones y autoridades para realizar su trabajo de forma segura en Veracruz ya que para él “no son las mismas necesidades de Veracruz que las de México. Si nos quisieran ayudar (los gobernantes), estarían haciendo las mesas de diálogos en todos los estados para escuchar las necesidades de cada uno”.

Menciona que, a pesar de que los repartidores determinan su horario y días de trabajo, no gozan de la misma libertad cuando de aceptar pedidos se trata. Cada vez que no toman un pedido que Uber les envía, su porcentaje de aceptación disminuye, lo que a su vez los limita de recibir más pedidos.

“Todas estas situaciones nos van a repercutir, porque si nos meten a una situación en donde somos obreros de ellos; empleados, o sea, ¿me vas a mandar a un viaje de 20 kilómetros para darme 40 pesos?, ¿cuál sería mi ganancia?”, dice al pensar que, al estar en la llamada subordinación flexible, estaría obligado a tomar todo pedido que le envíe Uber.

Por esto, Ernesto cuenta que se han hecho de «mañas» para rechazar pedidos sin que les afecte su porcentaje de aceptación porque «yo puedo ser buen repartidor y no aceptar un pedido, una cosa no tiene que ver con la otra».

“Todos queremos beneficios, pero ¿cuál va a ser el costo para nosotros de esos beneficios?”, cuestiona. Para él, esta reforma laboral en lugar de beneficiar y regularizar un trabajo al que se dedican 658 mil personas, según cifras del SAT, parece un mecanismo para que el gobierno federal aumente sus afiliados al IMSS.

Según datos de Uber, hasta el 2023 contaban con poco más de 250 mil socios repartidores y conductores en todo México; dato revelado en la celebración de sus 10 años de operaciones en el país.

Sobre tener derecho al IMSS, Ernesto menciona que prefiere pagar 1,200 pesos mensuales a un seguro privado de gastos mayores a que le descuenten determinada cantidad de dinero para asegurarse ante el Instituto Mexicano de la Seguridad Social.

Para él, una mejor reforma sería la transparencia de las plataformas digitales en sus tarifas de pago y en las razones del bloqueo (veto definitivo) de la aplicación, ya que dice, se dan de forma injustificada.

Sin embargo, a pesar de todo las observaciones que tiene sobre Uber por su falta de transparencia y cuidado hacia sus repartidores, menciona que “es la menos peor” entre InDriver, Rappi y DiDi, porque “si Uber tiene todo mal, estas lo tienen peor”. Además, agrega: “a mi edad no podría encontrar un trabajo igual, similar o mejor en cuanto a horarios y salarios”.

Plan B: adquirir el propio seguro médico

Según aproximaciones de Ernesto, deben existir de 1,000 a 1,200 repartidores de plataformas digitales en la zona de Veracruz – Boca del Río, número que basa en los grupos de Facebook de repartidores, ya que no tienen una asociación o sindicato que los represente.

Dentro de estos “socios” se encuentra Daniel, un repartidor cubano de 35 años que reside en Veracruz desde el 2019; y que, a diferencia de Ernesto, trabaja 3 o 4 días a la semana por un sueldo de, aproximadamente, 10,000 pesos mensuales.

“Comencé a repartir como complemento a mi trabajo principal, donde era ayudante en un restaurante, pero ahora es mi trabajo principal. A Veracruz me trajo el trabajar con un poquito más de libertad y sin presiones”, explica.

Su jornada laboral, que inicia a la 1 de la tarde y termina a las 10 de la noche, con descansos intermedios, no puede compararse al trabajo que tenía antes, donde ganaba 6,800 pesos mensuales y que, a pesar de contar con hora de comida, sentía culpa de tomarla si sus compañeros no comían debido a su carga laboral.

Tímido ante las cámaras, pero de palabras firmes, cuenta que él trabaja para DiDi, Uber y Rappi, razón por la que le parece que “la forma y la manera en que pretenden hacerlo no es muy eficiente a mi gusto”.

“Tampoco hay un plan claro de cómo pretenden hacerlo porque, si trabajamos para diferentes plataformas y en un mes no trabajamos para alguna de las que sí nos ofrecen seguro, igual nos estamos exponiendo”.

Por lo que, en su opinión, “la mejor forma de hacerlo sería bajar un poco los impuestos que son del 10 por ciento (…), como en las plataformas que les cobran un 2.5 por ciento, eso podrían hacer por nosotros y, entonces, el estado podría obligar a las plataformas a que les exijan a los repartidores que paguen su propio seguro”.

Para que esto funcione, opina, se deberían crear planes de seguro con diferentes coberturas en el IMSS, para que, entonces, paguen la que mejor les convenga de acuerdo con sus necesidades para que nadie salga perjudicado.

“Muchos tienen temor en que la responsabilidad recaiga en el cliente o que, en caso de que para alguna empresa no sea rentable ofrecer el seguro de la forma en que el gobierno quiere, se vaya de México, o que las plataformas nos paguen menos a nosotros”, explica.

lasillarota.com

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