En el desorden un gobierno poco hará, lo vemos desde hace seis años en Veracruz, en donde el orden es lo menos que ha existido.

Los principales colaboradores del gobernador Cuitláhuac García se sintieron con derecho de hacer lo que quisieran, de mandar sobre los demás y nadie les puso un límite.

Ese desorden fue acompañado por las intrigas y los golpes por debajo y encima de la mesa, dando por resultado que no hubiera resultados positivos en las acciones gubernamentales.

Y en tanto se daban sus manotazos y patadas, en el río revuelto que causaron también aprovecharon para ver asuntos económicos.

Durante la mayor parte de este sexenio Patrocinio Cisneros, como secretario de Gobierno, quiso mandar a todos. Respaldado por la entonces secretaria de Energía, Rocío Nahle, y con la anuencia del Gobernador para prácticamente todo lo que decidiera, arrasó a la mayoría de los funcionarios y cuando no pudo se generaron pleitos de proporciones mayúsculas.

Queda para el anecdotario negro de Veracruz la vez en que en una reunión de las mesas de seguridad los guardaespaldas de Patrocinio y los del entonces secretario de Seguridad Pública, Hugo Gutiérrez Maldonado, terminaron apuntándose con sus armas por un pleito iniciado entre ambos funcionarios, ante la mirada de los representantes del Ejército y la Marina.

Pasado un tiempo Gutiérrez Maldonado renunció –ese fue el motivo de su salida, su pleitazo con el secretario de Gobierno- y asumió el cargo de titular en la SSP Cuauhtémoc Zúñiga, a quien no le quedó otra que someterse a las órdenes de quien ya para ese entonces estaba firmemente convencido que sería el próximo gobernador.

El Poder Judicial igualmente fue víctima de los enfrentamientos. Patrocinio, quien inicialmente apoyó a Juan Javier Gómez Cazarín para fortalecerlo como presidente de la Junta de Coordinación Política en la Legislatura, terminó peleado con el diputado y disputándose el control del Tribunal Superior de Justicia. Hay que ver cómo quedó la reputación del Poder Judicial.

Gómez Cazarín y Zenzayen Escobar, titular de la Secretaría de Educción por un buen tiempo, también tuvieron sus diferencias, ya ni se diga los enfrentamientos que hubo entre Patrocinio y Eleazar Guerrero, quien desde la subsecretaría de Administración y Finanzas manejó los dineros de casi todas las dependencias, lo que generó una guerra con el secretario de Gobierno.

Así, peleándose por el poder y el control de los recursos públicos, sin que nadie pusiera orden, transcurrió este gobierno que, para fortuna de los veracruzanos, está por terminar.

Y un ejemplo de cómo termina este gobierno lo podemos ver con el derrumbe de la obra de ampliación del Acuario de Veracruz tras los vientos de un ligero norte o cómo la gente de Coatzacoalcos sufre por las inundaciones en tanto en Palacio de Gobierno están ocupados en coreografías.

EN PALACIO NACIONAL últimamente ha sido visto, entrando y saliendo continuamente, el xalapeño Cuauhtémoc Velázquez.

Hábil y con preparación lo más probable es que dentro de un tiempo sea visto en tareas de importancia.