“Con la novedad señor presidente que una jueza de Coatzacoalcos que se llama Nancy Juárez, me está ordenando que elimine del Diario Oficial de la Federación el decreto de reforma al Poder Judicial y…”. “Eso ya lo sé”, contestó con fastidio una voz del otro lado de la línea que ordenó: “desacata y punto”.  “Pero señor presidente, la Constitución dice…”. “A mi no me vengas con ese cuento; tu desacata y ya”.

Más o menos en ese tenor debió ser la charla que sostuvieron la Presidenta y un escritor de Macuspana el jueves anterior, de ahí que el viernes por la mañana ahí tienes lector a Claudia Sheinbaum, diciendo que no bajará la reforma del Diario Oficial porque la resolución de la jueza no tiene sustento jurídico.

Pero la resolución SÍ tiene sustento jurídico.

Quizá ella lo ignore ya que es licenciada en física y doctora en Ingeniería Energética. Pero que pretendan ignorarlo su consejera jurídica, Ernestina Godoy y el magistrado Arturo Saldívar (a quienes llevó de paleros a su mañanera) es no tener vergüenza, ya que no esgrimieron un argumento sólido, uno sólo, que le diera la razón a la Presidenta.

En toda democracia este tipo de controversias se dirimen en las instancias correspondientes. Pero apoyada desde el sureste, Claudia Sheinbaum recurrió al totalitarismo: “No acataré la resolución de la jueza porque soy la Presidenta y como soy la Presidenta yo tengo la razón y ella no. Punto”.

La bronca es que no sabe en la que se metió, porque con su actitud le dio un golpe letal al Estado de Derecho y le abrió la puerta a la anarquía, con todo lo que esto significa.

Con su desplante, Claudia nos está invitando a no pagar impuestos, a irnos de una farmacia sin pagar las medicinas o incluso a no pagar en un bar, sólo por mencionar tres casos de los cientos de miles que se pueden presentar.

Y si estos delitos llegan ante un juez que nos ordene solventar los gravámenes, las medicinas y el chupe, podemos mandarlo al diablo o incluso denunciarlo por extralimitarse, porque eso hará Claudia: “Vamos a denunciar a la jueza ante el Consejo de la Judicatura porque queremos que quede el antecedente de que se está extralimitando al actuar por encima de su función”.

Pero a la jueza no le dio frío la amenaza e insiste en que la Presidenta debe acatar la resolución porque así lo mandata la Constitución.

Y esto me lleva a cuestionarme: o Nancy Juárez acaba de nacer o no conoce a Cuitláhuac García.

¿Qué tiene que ver Cuitláhuac en este arguende?

Mucho.

Fue Cuitláhuac quien violando la ley y extralimitándose en sus funciones amenazó, hostigó y envió a prisión a la jueza Angélica Sánchez Hernández, por el pecado de acatar la Constitución y el Código Penal al ordenar la libertad de un individuo al que la Fiscalía no le pudo comprobar un par de asesinatos.

En lugar de reprobar a la Fiscalía por no hacer bien su chamba, Cuitláhuac se fue contra la jueza que vivió un infierno ya que después de ser privada de su libertad en dos ocasiones, estuvo en prisión domiciliaria, con vigilancia las 24 horas y tuvo que pagar una fianza de un millón de pesos.

Si la denuncia de Claudia prospera, Nancy Juárez puede ser multada, reconvenida públicamente y en un caso extremo (e injusto) removida de su cargo. Pero Cuitláhuac no se anda con fregaderas.

Con lo atrabiliario, sectario, dogmático, abusivo y arbitrario que es y con tal de quedar bien con su nueva jefa, es capaz de volverse a pasar la ley por el forro y ordenar la detención de Nancy acusada de ir contra el espíritu de la 4T y por ponérsele al brinco a la señora Presidenta. Y contra esas acusaciones no habrá poder humano que ampare a la togada.

Y es que así se las gasta el señor gobernador que este domingo tuvo una actividad trascendente para la vida cultural de Veracruz. Agarró el Patio Central de Palacio de Gobierno como patio de recreo y se puso a ensayar el baile del Xantolo junto con varios trabajadores.

Futamá… Sea por Dios.

bernardogup@nullhotmail.com