Solo para la élite del actual gobierno Veracruz no está mal en cuestiones de inseguridad.
Las cantaletas de que los medios de comunicación exageran o mienten o que son hechos aislados no se las creen ni los que las declaran ni los que hacen coro.
Y ahora que la gobernadora electa Rocío Nahle afirmó ayer que el tema de seguridad «es prioritario, urgente y hay que atenderlo» ¿qué dirán los que se la pasan tratando de justificar lo injustificable?
La respuesta que dio ayer la gobernadora electa, al ser cuestionada sobre la inseguridad que se vive en Poza Rica, donde en las últimas semanas han sido secuestrados funcionarios y exfuncionarios municipales, no deja duda de que está al tanto sobre lo que sucede.
Lo de que el tema de la seguridad «es prioritario, urgente y hay que atenderlo» lo dijo precisando que eso no solo es para Poza Rica sino para todo el Estado.
Y sí, efectivamente, si bien la región de Poza Rica se la pasa entre secuestros, extorsiones y asesinatos y requiere atención para combatir esas acciones criminales, por todo el territorio jarocho sucede lo mismo.
Eso de las declaraciones sobre exageraciones y mentiras por la inseguridad lastima doblemente a los numerosos automovilistas que han sido asaltados masivamente en las Cumbres de Maltrata.
Lastima doblemente a todos los comerciantes extorsionados que, en Coatzacoalcos, han tenido que pagar o cerrar sus negocios porque si no les incendian sus locales, los golpean, los secuestran o los matan.
Lastima doblemente a los cientos que, como pasajeros de autobuses o en sus automóviles, han sido asaltados en la autopista La Tinaja-Coatzacoalcos y han sentido la muerte rondar cerca.
Lastima doblemente a todas las víctimas de los crímenes cometidos por la delincuencia organizada en Córdoba, Orizaba, Minatitlán, Jáltipan, Oluta, Acayucan, Las Choapas, Agua Dulce, Sayula, San Juan Evangelista, Isla, Playa Vicente, Cosamaloapan, Tierra Blanca, Alvarado, Veracruz y Boca del Río.
Y también en Xalapa, Emiliano Zapata, Coatepec, Cardel, Gutiérrez Zamora, Vega de Alatorre, Papantla, Martínez de la Torre, Tihuatlán, Pánuco y un largo etcétera.
Lastima doblemente a los familiares de desaparecidos y de los asesinados.
Lo que se vive en Veracruz no se puede ocultar. Tal vez quieran que estemos igual que en Sinaloa, Guerrero, Chiapas, Colima, Tamaulipas, Zacatecas o Michoacán para que entonces no se diga que la prensa exagera o miente.
En fin, la gobernadora electa reconoce ya el problema, le da el carácter de prioritario para atenderlo y ahora a esperar programas de combate a la delincuencia y sobre todo resultados.
Mientras tanto, las exageraciones y mentiras sobre la inseguridad las dicen quienes, solo con palabras, tratan de ocultar la inseguridad que se padece en Veracruz.
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