En menos de dos meses empezarán los verdaderos problemas para Rocío Nahle. Tendrá un gran número de asuntos por resolver y poco dinero.

El número de pendientes que le dejan y lo que representan en recursos es apabullante. Además, si bien el gobierno federal ya no succionará tanto dinero a los estados, también tiene sus grandes necesidades y no está para respaldos especiales.

Parte de la problemática que enfrenta Veracruz y sus municipios, por falta de obras y malos servicios públicos, deriva de la obligación que durante el sexenio de López Obrador tuvieron los gobernadores y alcaldes de regresar dinero a la Federación y no reclamar por lo no enviado.

Xalapa, en su administración pasada que encabezó alguien que ya hasta se le olvidó el nombre a los xalapeños, pero creo se llama Hipólito, fue ejemplo de cómo algunos funcionarios decidieron que no ejercer una buena parte del presupuesto, para que el gobierno de AMLO pudiera recogerlo y ejercerlo a discreción, fuera casi su principal actividad.

El Gobierno del Estado también contribuyó y nunca gestionó los recursos que Veracruz merecía ni todos los que por ley le correspondían.

Ahí está el problema de las carreteras federales convertidas en un escándalo. Nadie del gobierno de Veracruz y ni un diputado local ni un diputado federal, hicieron el más leve reclamo.

Todos supieron que la bolsa de este año de 10 mil millones de pesos para el mantenimiento de las carreteras del país y que una parte correspondía a Veracruz se destinó (¿cuánto en realidad?, quién sabe, porque el manejo ha sido muy opaco) al Tren Maya, prioridad sobre el resto de las vías.

El resultado es el pésimo estado de las carreteras. Si López Obrador en vez de supuestamente encerrarse en su rancho tuviera que pasar continuamente, ida y vuelta, por la Xalapa-Veracruz, en sus tramos de Tamarindo a Dos Ríos, tal vez en su interior terminaría aceptando uno de los daños que causó o al menos sabría del peligro que se siente.

¿Qué podrá hacer la Gobernadora a partir de diciembre para mejorar el estado de las carreteras federales y estatales que son causa de indignación entre los veracruzanos? Ya se verá.

Otro asunto por resolver, o por lo menos empezar a tener proyectos reales de solución, es el del agua.

Si lo de las carreteras provoca miedo y enojo, la falta de agua genera una gran indignación entre los cientos de miles que ya la padecen por todo el estado.

En Xalapa el aún alcalde Ricardo Ahued dice que son necesarios dos mil 500 millones de pesos para surtir correctamente a los habitantes de esta zona.

Pues que se inviertan porque cada año la escasez es peor. Ya veremos en 2025 cómo están las protestas porque pasan semanas sin agua.

Está el problema de la inseguridad que requiere, independientemente de mejores estrategias, policías más capacitados, mejor pagados y bien equipados. Todo eso cuesta y mucho (y si hay corrupción en las compras, peor).

Y el problema de los hospitales mal equipados y la falta de medicamentos también demanda mucho dinero.

Para qué seguirle, con eso Nahle tiene para sus primeros dolores de cabeza.