En 2019, Angel, quien vive con diabetes, notó que veía borroso. Acostumbrado a usar lentes desde la infancia, se sorprendió por la gran pérdida de nitidez que había tenido en poco tiempo y decidió ir a una revisión.

Le explicó lo que ocurría al médico de primer contacto en su clínica asignada en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), la mayor institución de atención a la salud y protección social del país. Esperaba que lo derivara a una consulta con el área de oftalmología, un proceso que se autoriza tras analizar el caso del paciente; sin embargo, eso no ocurrió.

El médico no le auscultó, dice Angel, y solo le recordó —sin hacer contacto visual— que tenía que controlar su sobrepeso para evitar el avance de lo que, consideró, era evidente: Su visión borrosa podría ser un síntoma de retinopatía diabética, una complicación irreversible de su condición que puede ocasionar ceguera cuando no hay un control riguroso de los niveles de glucosa sanguínea.

Angel, a quien sus amigos y familiares consideran “gordo y grandote” desde que era niño, pensó que no había nada más que hacer. Vivió casi dos años con el temor de perder la vista antes de darse cuenta de que su problema no era el que el médico le había diagnosticado. Además, tras saber de casos similares al suyo en redes sociales, identificó que lo que había experimentado en su consulta médica era discriminación por su sobrepeso.

En México, país que ocupa el segundo lugar en obesidad entre personas adultas a nivel mundial, la Encuesta Nacional sobre Discriminación 2022 reveló que, de la población de 18 años o más que reportó sufrir discriminación al menos una vez en el lapso de un año, 30% de las mujeres y 23% de los hombres manifestaron que el motivo fue su peso o estatura.

Los entornos médicos no escapan de esta práctica, asociada con un sesgo automático conocido como gordofobia. Los pacientes que la experimentan suelen ser responsabilizados de sus problemas de salud y enviados a adelgazar antes de ser examinados apropiadamente, aseguran especialistas en el tema, quienes desde sus espacios plantean alternativas para promover una atención integral que no se centre en el peso de las personas y les permita recibir una atención adecuada.

El estigma del sobrepeso

“Yo toda la vida me supe gorda”, asegura Alejandra Oyosa, investigadora independiente de estudios feministas y de género, así como en estudios del cuerpo y la gordura. Cuenta que ha vivido violencia médica en instituciones públicas y privadas, donde la atención a su salud se ha enfocado en su peso y no en sus padecimientos. “La prioridad era: ‘Vamos a bajarte de peso y luego vamos a ver qué tienes’”, señala.

Ese enfoque de atención incluso puso su vida en riesgo. En una ocasión, cuenta, para atender un problema de falta de sueño y agotamiento, acudió a un consultorio privado anexo a una farmacia. Ahí una doctora le prescribió metformina, medicamento que restaura el azúcar en la sangre a niveles normales, a pesar de que Oyosa no tiene diabetes.

“Tenía las manos súper inflamadas, color morado con puntitos blancos”, recuerda Oyosa, quien desarrolló una reacción alérgica a la metformina.

Tras realizarle una serie de estudios, otra especialista le informó que se trataba de un problema en la tiroides y no requería metformina. Suspendió el primer tratamiento y su salud mejoró, dice.

“[Los profesionales de salud] suelen infringir daños en sus consultantes gordes ya sea pasando menos tiempo con elles, haciéndoles menos preguntas en su historia clínica, pidiéndoles menos exámenes físicos o de laboratorio; diagnosticándoles solo por su peso o incluso insultándoles o humillándoles por sus corporalidades”, dice María de Jesús López, socióloga investigadora en el tema de corporalidades gordas.

Angel recuerda que, en otra ocasión, el médico que le dijo que podía tener retinopatía diabética se negó a revisarlo por un dolor en la rodilla. Solo le comentó que dejara de “comer pan y tomar refresco” antes de remitirlo al área de nutrición.

Instancias como el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México ya han abordado el tema en conversatorios y publicaciones. Sin embargo, explica López, aún no existen protocolos que den cauce a las denuncias por gordofobia.

La mala relación médico-paciente fue la cuarta causa de inconformidad entre las quejas concluidas en 2023 por la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (CONAMED), instancia que recibe y atiende quejas por posibles irregularidades en la atención o negativa en la prestación de servicios de salud. Este motivo engloba aspectos como la comunicación y actualización ética; sin embargo, no reporta información sobre quejas por discriminación. El IMSS, que acumula la mayor cantidad de quejas concluidas ante CONAMED, no estuvo disponible para comentar.

López asegura que a esto se suma un factor social. “Las personas no exponen o comparten ni siquiera a nivel familiar sus experiencias en torno a la salud y el trato médico que han recibido por sus corporalidades”.

Ver más allá del peso

Tradicionalmente, en medicina se mide el índice de masa corporal (IMC), que es la relación entre el peso y la

estatura de una persona que, en muchos casos, previene problemas de salud.

“[Medir el IMC] es muy importante, en primer lugar, para disminuir riesgos cardiovasculares; segundo, para evitar la aparición temprana de enfermedades crónico degenerativas —diabetes, hipertensión, dislipidemia— y, tercero, para disminuir la producción excesiva de hormonas”, dice la médica Claudia García.

En México, 36.9% de las personas adultas viven con obesidad, lo que vuelve a esta condición “el principal problema de salud” en el país, según el Instituto Nacional de Salud Pública, una organización académica dependiente de la Secretaría de Salud.

Sin embargo, García advierte que el peso no es el único factor a considerar. Investigaciones recientes avaladas por la Federación Mundial de Obesidad advierten que, aunque el IMC es ampliamente utilizado, tiene limitaciones formalmente documentadas y no se recomienda su uso aislado para diagnóstico en un entorno clínico.

La Asociación por la Liberación Corporal y Alimentaria para Iberoamérica (ALiCyA), grupo de activistas contra la violencia y discriminación hacia las corporalidades gordas, diversas y no hegemónicas, difundió en 2023 el “Decálogo por el buen trato de las personas gordas en el ámbito de la salud”. Ahí, recomienda apostar por un enfoque de salud integral y pesar a los pacientes solo cuando es indispensable para su tratamiento.

María José Díaz, una médica que utiliza este enfoque de atención a la salud, ha sacado la báscula de su consultorio para crear un espacio donde sus pacientes se sientan más cómodos. Para ella, lo principal es ser conscientes de la diversidad y detenerse a entender mejor a sus pacientes.

A Angel, haber sido atendido por un médico que no vio más allá de su peso, le implicó renunciar a muchas actividades: dejó de manejar porque no lograba ubicarse; le costaba ver la pantalla de su computadora y no podía leer los precios en el supermercado. Recuerda esos días con desesperación. Pero en 2021 lo recibió otro médico familiar, quien lo revisó y canalizó a oftalmología. Lo que le aquejaba no era una condición irreversible, sino otra más alentadora: cataratas.

Tanto la retinopatía diabética como las cataratas pueden ser resultado de la diabetes, según la Academia Americana de Oftalmología, una de las principales asociaciones de médicos y cirujanos de ojos a nivel mundial. Pero, a diferencia de la primera, las cataratas son retiradas con cirugía.

Tras operarse, Angel ve “mejor que nunca” y ha comenzado a hablar con familiares y amigos sobre la gordofobia, para evitar que casos como el suyo se repitan.

“Hay muchas personas como yo, personas con cuerpos grandes que anhelamos ser atendidos como si importáramos, no como si solo estuvieran administrando nuestra vida en lo que morimos”, finaliza.

Recomendaciones para el acceso a la salud integral
El Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México recomienda al personal médico:

Dejar de relacionar los cuerpos con obesidad y sobrepeso con enfermedad

No referirse a las personas con obesidad y sobrepeso con apodos, ni aludir al tamaño de las partes de su cuerpo
No condicionar la atención a las personas con obesidad y sobrepeso a someterse a tratamientos especializados de pérdida de peso

Mantener un trato ético y respetuoso hacia las personas con obesidad y sobrepeso

Las personas que hayan vivido discriminación por causa de su peso en entornos médicos en México pueden presentar su denuncia en: Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México.

Patricia Zavala Gutiérrez es una reportera de Global Press Journal radicada en México.

Este trabajo fue publicado originalmente en Global Press Journal.

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