No cayó nada bien en Palacio Nacional lo dicho por el embajador de EE. UU. en México, Ken Salazar, sobre la reforma judicial que impulsa el presidente López Obrador. “Ojalá las cosas lleven a Trump de nuevo al triunfo”, dijo uno de ellos.

Y es que en el seno del equipo de Sheinbaum se trabaja mucho pensando en que el magnate repita, aunque nunca han descartado que Kamala Harris pueda dar la sorpresa. De hecho, Marcelo Ebrard y Juan Ramón de la Fuente planean ambos frentes.

La protesta por la reforma al poder judicial creció de manera inesperada para AMLO, algo similar a aquello que pasó cuando Xóchitl Gálvez se fue para arriba de la noche a la mañana. Las inconformidades (si no bajan de intensidad), obligarán a negociar.

Después de que Ken Salazar hablara y desestimara (de manera elegante), la reforma al poder judicial de AMLO (comentando que pondría en riesgo la democracia mexicana), los que rodean a Sheinbaum recomendaron no responder como el mismo presidente lo haría.

Es uno de los momentos en los cuales la electa puede “divorciarse” del tabasqueño, particularmente en la relación con EE. UU. “AMLO será visceral, pero va de salida, mientras que Claudia se quedará con las consecuencias de lo que diga Andrés”, me dijeron en una conversación.

Lo que más está molestando al presidente es contemplar la posibilidad, cosa que no le pasaba por la mente, de negociar o matizar algunos rubros de su reforma al poder judicial, más aún después de la postura gringa.

Veremos qué ocurre, y si de verdad ocurre.

X: @aaguirre_g