Señalados de proteger a cárteles del narcotráfico, de enriquecerse brutalmente o de ser peleles del poder en turno, un buen número de gobernadores han terminado de hundir a sus estados en violencia o pobreza.
Jóvenes o viejos; del norte, centro o sur del país; del PRI, PAN o Morena; actuales o del pasado reciente, han resultado un fiasco para sus pueblos.
El presidente que los impuso, los dirigentes de los partidos que los postularon o los gobernadores que manejaron la sucesión como herencia tienen su gran parte de culpa en esta catástrofe en México.
Y son muy pocos los que han pagado por sus fechorías, más por venganza de quienes luego tienen el poder que por una verdadera justicia.
El principal azote de los mexicanos es la inseguridad y ¿qué tanto tienen que ver en su criminal crecimiento los gobernadores? Unos, acaso la mayoría, han sido cómplices, incluso financiados en sus campañas por la delincuencia organizada, y otros han preferido voltear la cara hacia otro lado para no tener problemas, viviendo tranquilamente, bien custodiados y con lujos en tanto sus pueblos sufren extorsiones, secuestros, asaltos y asesinatos.
¿Podrá Alejandro Moreno, ahora dirigente eterno (hasta que lo entierre) del PRI, pasearse por el centro histórico de Campeche saludando a los campechanos? Sus mansiones hablan de lo que fue como gobernante.
¿Cuauhtémoc Blanco siquiera regresará a Morelos una vez que deje la gubernatura, tras su tormentoso paso como gobernador dejando a ese estado a merced de los grupos criminales?
¿Rubén Rocha se quitará la sombra, que oscurece a su gobierno, del Cártel de Sinaloa? ¿Está limpio del vínculo con esos criminales?, lo estará porque así lo dice (le conviene decirlo) López Obrador, pero pregúntenle a los sinaloenses cómo viven y qué hace su gobernador para que estén mejor.
¿A Rutilio Escandón, gobernador de Chiapas, le importará cómo le hacen para sobrevivir los chiapanecos sometidos por los cárteles? ¿Tendrá insomnio al pensar qué comerán y cómo dormirán sus paisanos que han huido de Chiapas ante las amenazas de los criminales?
¿El gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla está al lado de los productores de limón que, hartos de las extorsiones, decidieron parar sus actividades? ¿Realmente ha involucrado a su gobierno en la lucha contra los delincuentes?
¿David Monreal pasará los días inquieto pensando en una estrategia efectiva para terminar con los grupos criminales que ya le han matado a familiares y son los que, en los hechos, mandan en Zacatecas?
¿Javier Corral, según él muy honesto, está limpio o se salvará de la acción legal de las actuales autoridades de Chihuahua solo porque lo defiende López Obrador? En unos días más ya tendrá fuero y no necesitará quien lo defienda. Su caso, al compararlo con los Yunes azules, marca la diferencia a la hora de aplicar la justicia.
¿Cuitláhuac García qué hizo para mejorar la seguridad? Si hablamos de su seguridad, hizo muchísimo, solo basta ver cómo es custodiado, pero si nos referimos a la seguridad de los veracruzanos pues hizo poco. ¿Cómo le iría si hiciera una gira de despedida por colonias de Xalapa? ¿Una vez que ya no sea gobernador y regrese de vez en cuando a esta capital podrá ir tranquilamente a un restaurante o caminar por transitadas calles? Eso yo creo sí, porque para muchos es un desconocido, no lo identifican, solo saben de sus yerros, incumplimientos y cómo dejó hacer y deshacer a sus colaboradores.
Estos son solo algunos casos de cómo los gobernadores actuales y del pasado reciente han contribuido a que México esté como esté.
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