Prefacio.
Si alguien mantenía alguna esperanza de que la veracruzana Lorena Piñón fuera una verdadera contendiente por la dirigencia nacional del PRI, los resultados de este domingo servirán para desvanecerla. *** El anuncio fue -por decir lo menos- apabullante: “Con una abrumadora mayoría de 440 votos, por sólo ocho de su oponente Lorena Piñón, Alejandro Moreno Cárdenas logró la reelección en la Presidencia Nacional del PRI”. *** Nada que la militancia priista no anticipara. Minutos antes de las 4 de la tarde el presidente de la Comisión de Procesos Internos del PRI, Pablo Angulo, declaró electa a la fórmula integrada por Moreno Cárdenas y Carolina Viggiano Austria. *** ¿Servirá esto para una eventual “recomposición” del PRI? Difícilmente, aunque quienes se oponían a que Alejandro Moreno se eternizara tampoco fueron capaces de presentar una propuesta disruptiva, que sacudiera a esa organización política que por décadas decidió el rumbo de nuestro país. *** La opción para los inconformes es buscar nuevas rutas políticas, o disciplinarse a las reglas del juego, con las que ellos transitaron durante muchos años.
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En todo el país salieron los ciudadanos este domingo a manifestarse en contra de la sobrerrepresentación de Morena y sus partidos aliados en la Cámara de Diputados. Le exigieron al Instituto Nacional Electoral (INE) defender la democracia.
“Así como los defendimos, queremos que hoy defiendan a la democracia”, coincidieron líderes de diversas organizaciones al manifestarse frente a las oficinas del INE en ciudades relevantes de esta entidad, como Coatzacoalcos, Orizaba, Córdoba, Veracruz y Xalapa.
La gente salió vistiendo playeras en color rosa y dejó en claro que su objetivo es frenar la intención de la mayoría de Morena de aprobar enmiendas a la Constitución con la imposición de una mayoría artificial.
En realidad, es un debate sobre si lo que establece la Carta Magna debe ser aplicado de manera literal, o debe ser objeto de una interpretación.
El doctor Ricardo Ortega, Director del Departamento de Derecho de la Universidad Iberoamericana analiza tres posibles lecturas al artículo 54 constitucional:
La primera opción está orientada a establecer que no es posible variar el sentido literal de la Constitución –la cual hace referencia a una sobrerrepresentación de partidos políticos y no de coaliciones—; la segunda está vinculada a establecer límites para que una coalición, con su representación en el Congreso, no invalide a las demás opciones. “Esa lectura de la Constitución implica una interpretación conjunta del artículo 54, con la perspectiva que introdujo el Cofipe (Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales) en la reforma de 1996 y que hacía referencia a coaliciones”, explica el especialista.
“Bajo esta segunda lectura de la Constitución, se podría pensar que el espíritu atendería a evitar que las coaliciones carecieran de un límite que exceda al 8% en términos de sobrerrepresentación”, acotó el especialista.
Sin embargo, advirtió que existiría una tercera opción que reconocería que, si bien es posible definir el límite de sobrerrepresentación teniendo presente la existencia de coaliciones, debería tenerse en cuenta también que la ley electoral permite que los votos se puedan computar ya sea a la coalición o bien, de forma separada, a los partidos políticos de manera independiente (incluso las boletas electorales contemplan los logotipos de los partidos políticos de manera separada).
Este criterio de interpretación establecería que, no obstante que existen coaliciones, existiría la posibilidad de realizar el cómputo de forma independiente a los partidos políticos que la conforman.
Los reproches entre el gobierno federal (que asumió la defensa de los votos para su coalición Morena-Verde-PT) y las organizaciones ciudadanas, en las que participan exfuncionarios del órgano electoral, chocan en la misma lógica: ¿por qué aquellos que defendieron la sobrerrepresentación en el pasado, ahora la atacan?, y ¿por qué aquellos que la combatieron antes, ahora pretenden utilizarla a su favor?
El argumento más sólido es que la Constitución de nuestro país debe estar sostenido en mecanismos de contrapeso democrático y al dar a una sola fuerza política la posibilidad de reformar nuestra Carta Magna, sin la necesidad de convencer o debatir con la oposición, estaremos a un paso del totalitarismo.
¿Es eso lo que queremos para México?
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Epílogo.
Cuitláhuac García ya guardó sus bártulos. Este fin de semana llamó a quienes integran su gabinete para pedirles un último informe de las labores que realizan (informe que, por cierto, todos debieron entregar a la jefatura del programa de gobierno para la redacción del informe anual). *** Aunque no hizo una declaración formal, se sabe que les dejó ver que esa sería la última reunión de trabajo en la que fueran convocados todos y surgieron, de manera extraoficial, las probables opciones que tendría el aún gobernador de Veracruz para integrarse al gobierno federal. *** La Comisión Federal de Electricidad (CFE) es, sin duda, la versión más atractiva, pero casi con la misma intensidad con la que se maneja ese destino han surgido versiones que aseguran que Manuel Bartlett seguirá al frente de ese organismo. *** Se habla también de la Comisión para el Uso de Energías Limpias y la Comisión Nacional Forestal. *** Algo habrán de darle, de eso están seguros. El caso es: ¿será suficiente para albergar a toda “su gente”?
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